El fenómeno no había estallado aún en España aunque sí en medio mundo. De hecho, aquí ya se habían publicado algunos artículos. Yo había leído uno que hablaba del porno para mamás, así que cuando recibí un mail contándome que E. L. James, la autora de Cincuenta sombras de Grey venía de promoción, se lo comenté a una de mis jefas y mi jefa dijo sí, adelante, ponte con ello.
El fist fucking, por supuesto, no se incluía en la primera parte de Cincuenta sombras de Grey. Se nombraba, eso sí, y los personajes lo discutían al negociar el contrato en el que figuraban las cosas que iban a hacer y las que no. Él quería y ella lo descartaba sin darle la menor opción. La frontera no llegaba a cruzarse. Las lectoras, o los lectores, de Cincuenta sombras de Grey podían sentirse seguros y a salvo: nadie les iba a meter el puño por alguno de sus agujeritos
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El fist fucking, por supuesto, no se incluía en la primera parte de Cincuenta sombras de Grey. Se nombraba, eso sí, y los personajes lo discutían al negociar el contrato en el que figuraban las cosas que iban a hacer y las que no. Él quería y ella lo descartaba sin darle la menor opción. La frontera no llegaba a cruzarse. Las lectoras, o los lectores, de Cincuenta sombras de Grey podían sentirse seguros y a salvo: nadie les iba a meter el puño por alguno de sus agujeritos