Hace 8 años | Por Ripio a elespectador.com
Publicado hace 8 años por Ripio a elespectador.com

Todos los días al salir de casa, Manuel García se topa en su puerta con el mismo paisaje tétrico: un panal de nichos, tumbas profanadas y moscas alrededor de un entierro fresco. El camposanto, que funciona irregularmente desde hace más de un siglo, se ubica entre dos asentamientos y está mimetizado con las precarias casas y edificios del lugar. Allí viven 2.000 familias que tienen a este cementerio de 27.000 m2 compartiendo espacios con un colegio y un parque donde juegan los niños en las tardes.

Comentarios

D

Lectura recomendada: Pedro Páramo. De Rulfo.

arolasecas

#1 Me acordé justo de eso

tusitala

Y los muertos conmueren con los vivos