Había una vez un bibliotecario que utilizaba su puesto para mejorar su vida erótica. Revisaba las fichas de las mujeres que le gustaban comprobando qué libros habían pedido en préstamo y, con ese dato, se consideraba capaz de saber cómo abordarlas y cómo conseguirlas. Porque las preferencias a la hora de elegir lecturas son una confesión de primer nivel. Revelarlas e spoco menos que desnudarse.
Y no le fue mal.
El club Dante. Dragan Velikic
Comentarios
Si pudiese, contaría algo más sobre esto.
Pero doy fe de que funciona.
#6 Quien tuvo, retuvo.
#5 Bueh! Un peu mutin... (in illo tempore remota)
#1 Un caballero nunca habla de sus experiencias amatorias, rima versos.
Ahora el bibliotecario se llama Amazon y no es que quiera ligarte, quiere joderte... pero bien...
#4 O sea que eres un (oops a lo mejor eres mujer y la cago oooppss) hombre "interesante" para otras... jejejeje (risa con tonito malvado.)
Juro que a la inversa he conocido algunas que lo hacían (no exactamente bibliotecarias, pero me lo aplicaron).
Es más efectivo estudiar cuál es su bebida alcohólica preferida.