Es considerado como un hecho que el hombre de los castros astures era el resultado racial de un proceso de absorción, o cruce, de unos nativos, posiblemente de raza ligur, con otras gentes invasoras, muy probablemente célticas. De todos modos, este celtismo de nuestros costros es muy discutible, puesto que muchas manifestaciones de los habitantes de estos poblados fortificados astures no se ajustan, en absoluto, a las normas de los celtas del resto de la Península. Eso indica, al menos, que el sustrato celta asturiano debió de ser muy débil.