Me estiro perezosamente y bajo a la cocina donde mi madre ya tiene el café hecho. Cojo una tostada con mantequilla y mermelada mientras hojeo el periódico que mi padre ha dejado abierto en la sección de deportes. El plan es quedar con los colegas en la plaza a eso de las once. Seguramente acabemos en los recreativos echando unas partidas al Street Fighter II o al futbolín del bar de Paco. Llevo suelto en el bolsillo, algunas pesetas que he ido guardando de la paga. Por la tarde había pensado pasarme por la tienda de discos del centro. Tengo …