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La policía empática

Ya me molestaban bastante los policías de la moda, esos que iban diciéndote lo que tenías que ponerte y lo que estaba pasado de fecha, el color que se llevaría este año y si era mejor afeitarse o no las patillas.

Luego vinieron los policías de la corrección política, un grupo de gente cuya mayor aspiración es mandar callara los demás, por activa, por pasiva, de manera expresa o tácita, siempre que lo que dices no coincida con su programa político, su visión del mundo, o su software cerebral.

Y ahora, como siguiente (que no última) vuelta de tuerca, nos encontramos a la policía empática, esa gente que te dice con quién tienes que empatizar, por quien tienes que compadecerte y a quien tienes que apoyar para no ser un desalmado.

Y me jode.

Porque igual que visto como quiero y me expreso como mejor creo, reservo mi empatía para quien buenamente me parece, sin sentirme obligado a la lagrimita fácil, la compasión forzada ni la solidaridad por cojones.

A las palabras obligatorias, se suman los sentimientos obligatorios. Es repugnante. Hemos llegado al triunfo del ternurismo de Marco y su mamá, pero para adultos: puñetera pornografía de los sentimientos en la que, como en cualquier pornografía, se abusa de la exhibición de pulsiones primarias para obtener efectos forzosos.

Empatizo o no con el perro al que asustan los petardos, si quiero, y con el urogallo fantasma que anida en un parque eólico. Empatizo o no, si quiero, con el obrero al que le metieron un ERE, mientras a a los de mi entorno les recomiendan dar conciertos. Empatizo o no, según me parezca, con el magrebí que salta una verja y cree que ese es mérito suficiente para tener premio. Empatizo o no, según vea, con el divorciado al que no le permiten ver a sus hijos y con la mujer a la que no le llega en tiempo y hora la pensión. Empatizo o no, según me dé, con el treintaañero que aún vive en casa de sus padres, con la pareja que insiste en vivir en Madrid aunque el sueldo sólo les permita pagarse el alquiler de una carbonera. Empatizo o no, a mi buen entender, con el que boicotea los productos de una región, con el policía que cobra menos que un colega regional, y con los que exigen o se oponen a un trasvase.

Y si no empatizo con alguno de estos casos, los traficantes de abrazos tiene tanto derecho a llamarme desalmado como tengo yo a llamarles a ellos gilipollas.

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El águila y la oveja

Un águila que había descendido de su nido en lo alto de la montaña buscando alimento, se encontró a una oveja muy peculiar. Apenas quedaba lana en su cuerpo casi desnudo, pero en su rostro había un inexplicable gesto de vanidad y superioridad. Asombrada por tan incomprensible escena, el águila se acercó a preguntarle.

-Buena te han dejado los hombres, hermana oveja. Te han usado a gusto...lo que no puedo entender es la razón de tu orgullo.

-Todos los hombres me desean. Se mueren por mi lana, me buscan, se desviven para que esté quieta y tranquila mientras me esquilan haciéndome todo tipo de caricias y halagos...¿Cómo no voy a estar orgullosa siendo tan valiosa, especial y deseada?

El águila se echó a reír y le dijo:

-Te desean y valoran igual que yo deseo y valoro a las liebres que devoro. Pobre infeliz...en primer lugar no eres especial. El patán que te esquila, esquilaría exactamente igual, con la misma ambición, deseo y malicia a cualquiera de tu especie...porque la lana que quiere, cualquier oveja puede dársela. En segundo lugar, tú no les importas un carajo...mira el caso que te hacen en cuanto no te queda lana. Hasta que no vuelve a hacerles falta y tú puedes proporcionársela de nuevo, les eres indiferente, y si a veces fingen con desgana algún buen gesto es porque temen que puedas enfurruñarte y huir de ellos cuando vayan a esquilarte.

Para ellos no eres más que una cosa, un objeto al que utilizar para satisfacerse, un objeto sustituible por cualquier otro de su misma especie. Me apena que seas tan estúpida como para jactarte de ser una vulgar fábrica de lana, como tantos millones que hay en la tierra. Es triste que consideres un mérito que cualquier pueblerino emplee tu cuerpo, un objeto más de tantos, para beneficiarse...al menos mis liebres saben lo que son.

-Te valorarán más a ti, siempre arisca y aislada en tu montaña.

.Cometes dos grandes errores. Primero, guiarte por el juicio de los demás. Tú eres dueña y juez suprema de tu vida. En tu fidelidad a ti misma encontrarás la paz y la felicidad. Mientras no hagas lo que sientes, sino lo que deciden otros, mientras no juzgues la bondad de tus actos por cómo los acoge tu corazón...serás desgraciada y esclava.

Y además, ese temor a la soledad te condenará a la soledad más terrible. Porque estarás rodeada de quienes aceptan al sujeto que finges ser para agradarles, pero te rechazan a ti como realmente eres ¿O es que deseas realmente ser esquilada y morirte de frío? Por el contrario, aquellas personas que te amarían y apoyarían si conocieran tu rostro sin máscara, aquellas con las que verdaderamente podrías ser feliz... se alejarán de tu lado. Porque no hay nada más penoso que una oveja que desea ser esquilada de cara al invierno.

Tu segundo error es no saber distinguir entre lo que es valorar a alguien y querer aprovecharse de él. Hay dos tipos de hombres, los idiotas e insensibles y los que pueden ver más allá de sus narices. Ninguno de los dos te valorará por tu lana, aunque a los segundos les dará pena aprovecharse de ti. Para ambos, tu lana es algo que les da un beneficio que pueden hallar en cualquier oveja. Para ambos, por consiguiente, eres una oveja más, y cualquier hermana tuya les vale lo mismo que tú. La diferencia está en que los segundos sí son capaces de valorar a un ser...pero obviamente nunca lo harán por algo tan superficial, sino por lo que ese ser guarda en su interior... por lo que lo hace único. Y cada vez que te arrodillas para ser esquilada, ese algo muere un poco más. Recuerda esto antes de que la muñeca termine por romperse.

Y el águila alzó el vuelo rumbo a su montaña.

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Excisión: una pequeña joya entre las vísceras

Una adolescente norteamericana de notable inteligencia y gran curiosidad, tiene sueños donde se mezclan la necrofilia, las amputaciones y su pasión por ser cirujana. Aparte de ello, en su vida cotidiana viste, habla y actúa como le nace de dentro, siendo vista por el resto de sus compañeros como alguien sumamente excéntrico, con la consiguiente marginación. No obstante, un día decide perder la virginidad y le plantea al novio de la chica más popular de su clase que le sirva de instrumento para ello. Él acepta y, en plena vorágine sexual, le pide que le haga sexo oral. En ese momento tenía la menstruación (cosa que él no sabía) lo que provoca que, a los pocos segundos, saque la cara de su vagina totalmente ensangrentada. Él está muerto de asco, pero ha satisfecho una de las principales fantasías de la chica.

La chica tiene una madre sumamente religiosa que le reprime y hostiga a cada instante para que no sea diferente a los demás, consiguiendo exactamente el efecto contrario. Su madre, a diferencia de ella, también niega un hecho determinante: la chica padece trastorno límite de personalidad. Pese a que le pide reiteradamente ir a un psiquiatra, la madre se niega y le envía a visitar a su párroco, que no tiene ni idea de medicina y solamente le provoca un empeoramiento paulatino.

Después de vomitar en clase encima de una de sus compañeras más convencionales y repelentes, las cosas se van complicando hasta alcanzar un desenlace fatal donde se mezclan su locura (ya desatada) y el amor que siente por su hermana (que necesita un trasplante pulmonar).

La chica sufre un trastorno mental, pero a la vez tiene una personalidad más atractiva que la del resto de gente que le rodea. Es inteligente, libre, despierta y lo suficientemente clarividente como para autodiagnosticarse la patología que sus padres niegan...y pedir ayuda. En su mente existe una parte maravillosa, que le lleva a leer, estimular su curiosidad, perseguir su sueño de ser cirujana, conocerse y actuar como siente aunque se salga de la norma. Y otra parte oscura que le lleva a desear la sangre y soñar con amputaciones.

El problema es que su entorno le presenta todo lo que hay en ella (lo bueno y lo malo) como negativo, provocándole un sentimiento de rechazo y una falta de apoyo que disparan su enfermedad y le llevan a la tragedia. El impulso atávico de reprimir y ocultar para evitar la vergüenza de ser distinto, en lugar de asumir con naturalidad la infinidad de personalidades que, por nuestra propia naturaleza diversa, deben poblar cualquier comunidad.

Después de ver esta película, cada vez que tenga noticia de un tiroteo mortal en un instituto norteamericano, no podré evitar pensar en el tiempo durante el que se dejó pudrir y degenerar la mente de su autor para que alcanzase ese extremo de locura (sin perjuicio de que haya casos donde el grueso de la culpa sea suya). Y de todas las veces en las que una larva se convierte en serpiente venenosa y no en mariposa, simplemente porque no se le ha dejado un espacio donde construir su capullo.

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De malnutrición infantil, populismo y prision permanente

El populismo va de captar mentes con mensajes simplistas y símbolos que cautiven al ciudadano, haciéndole creer que está en el mismo bando del dirigente populista aunque el viva como Dios y los demás no lleguemos a fin de mes.

El populismo usa cebos tan dispares como una paella popular, un partido de fútbol, enemigos inventados y maximizacion de unos problemas para ocultar otros. El dirigente populista se fotografiará con un plato de paella o una bufanda del Madrid junto al currela de turno para transmitirle el mensaje de "soy uno de los tuyos porque a los dos nos gusta el fútbol". Acto seguido le abandonará para legislar y gobernar conforme a sus intereses bastardos, y llenará sus bolsillos gracias a la confianza robada con artimañas.

Igualmente, el dirigente populista que controla los medios de comunicación, repetirá hasta la saciedad la noticia del secuestro de un niño (una indudable tragedia) pero ocultará que en España dos millones de niños pasan hambre www.lasexta.com/programas/mas-vale-tarde/noticias/cerca-dos-millones-n También ocultará el maltrato e incluso la muerte que cada año sufren tantos niños porque no existen unos servicios sociales lo bastante potentes como para detectar el infierno que viven en sus casas y acabar con el.

La guinda del pastel será aprovechar ese secuestro (y alguna tragedia similar reciente) para sostener que el principal problema del país son los desgraciados aislados que siegan una sola vida, y que todos los hombres de bien debemos perseguir que se pudran para siempre en la carcel.

El populismo es enemigo del análisis racional de los problemas. El populismo nunca reconocerá que los dos millones de niños que pasan hambre en España son víctimas atrapadas en una tragedia cotidiana que, muy probablemente, les marcará de por vida perpetuando su pobreza generación tras generación. Nunca admitirá que no tiene sentido abrir todos los telediarios con el secuestro de un niño mientras se invisibiliza a otros dos millones de víctimas infantiles.

Habiendo una investigación policial en curso, ya se está haciendo todo lo posible por solucionar ese problema. Pero las autoridades no hacen nada por acabar con el hambre infantil en España. Implicaría tocar el bolsillo de sus patrocinadores. Por eso se actúa como si no existieran. Porque si se analizara el problema a fondo, descubriríamos a sus verdugos.

Y es mucho más fácil proyectar la atención sobre un asesino aislado, repitiendo machaconamente que el principal problema de España es garantizar que no salga jamás de la carcel. Mientras tanto, no pensaremos en los responsables de las millones de tragedias cotidianas que provoca el subdesarrollo al que nos están condenando. No pensaremos en los miles de millones de euros que cada año quedan en los bolsillos de las grandes fortunas debido al fraude fiscal y a los exiguos impuestos que les establece el Gobierno. Y no pensaremos en que ese fraude fiscal es culpa exclusiva del Gobierno que se niega a combatirlo implementando las medidas que los técnicos de Hacienda le reclaman una y otra vez www.gestha.es/index.php?seccion=actualidad&num=464

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Lista aede/ami actualizada 26/09/2018

Visto lo complicado que es verificar si algún medio pertenece a AMI; Aquí dejo la lista actualizada y ordenada alfabéticamente:

ABC

Agencia EFE

Ara.cat

AS

Canarias7

Cinco Días

Córdoba

Deia

Diari de Girona

Diari de Tarragona

Diari de Terrassa

Diario de Almería

Diario de Ávila

Diario de Burgos

Diario de Cádiz

Diario de Ibiza

Diario de Jerez

Diario de León

Diario de Mallorca

Diario de Navarra

Diario de Noticias

Diario de Pontevedra

Diario de Sevilla

Diario del Alto Aragón

Diario Jaen

Diario Noticias de Álava

Diario Palentino

DKISS

El Comercio

El Correo

El Correo de Andalucía

El Día de Córdoba

El Diario Montañés

El Diario Vasco

El Economista

El Mundo

El Mundo Deportivo

El Norte de Castilla

El País

El Periódico

El Periódico de Aragón

El Periódico de Extremadura

El Progreso

Europa Press

Europa Sur

Expansión

Faro de Vigo

Forbes

Granada Hoy

Heraldo de Aragón

Heraldo de Soria

Hit FM

Hoy

Huelva Información

Ideal

Información

Kiss FM

L’Officiel

La Gaceta de Salamanca

La Nueva España

La Opinión A Coruña

La Opinión de Málaga

La Opinión de Murcia

La Opinión de Tenerife

La Opinión de Zamora

La Provincia

La Razón

La Rioja

La Tribuna de Albacete

La Tribuna de Ciudad Real

La Tribuna de Toledo

La Vanguardia

La Verdad

La Voz de Almería

La Voz de Galicia

Las Provincias

Levante – EVC

Majorca Daily Bulletin

Málaga Hoy

Man on the Moon

Marca

Mediterráneo

Menorca

Noticias de Gipuzkoa

Regió7

Robb Report

Sport

Super Deporte

Sur

T Magazine Spain

Tapas

Última Hora

Espero que os sea de utilidad, yo cada vez que voy a la pagina ami.info me vuelvo loco buscando.

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Propuesta simple de rediseño

Una particularidad muy interesante de menéame es la imposibilidad de cambiar el sentido de voto. Esta característica junto con el algoritmo del karma son los pilares sobre los que se sustenta el sitio.

Creo que se debe y se puede aprovechar aún más esta característica y usarla para mejorar la calidad de la portada.

Con el modelo actual se da pie a que un pequeño conjunto de votos pueda manipular o tumbar noticias con relativa facilidad. Lo que aquí propongo son dos pequeños cambios tanto a nivel estético como de algoritmo, cuya implementación puede ayudar a diluir la influencia de posibles intereses particulares en la publicación de noticias.

1- Ocultar los votos antes de votar

La manera más intuitiva para evitar condicionar el sentido del voto es imperdir ver la dirección que están tomando los votos de una noticia antes de votar.

Por supuesto esto implicaría eliminar el banner de advertencia sobre los negativos, que básicamente decide el destino de la noticia en base a los 4 ó 5 primeros negativos. Lo que no resulta muy proporcional, teniendo en cuenta que una noticia en portada puede recibir entre 500 y 5000 clicks y más de 100 meneos.

Una vez votada, la información de los votos, negativos y karma se muestra al usuario.

Esta medida evita que un usuario se vea influenciado a votar negativo una noticia a sabiendas de que será tumbada por los negativos que lleva, ya que el karma recompensa por ello.

En la imagen se ve un ejemplo del antes y el después.

2 - Ponderación de los negativos.

Este aspecto implica modificar ligeramente el cálculo del karma, así que entiendo que puede generar más recelo, pero aquí dejo la sugerencia.

Si vemos una noticia con 4 votos de spam, 4 votos de cansina o 4 votos de duplicada, podemos asegurar al 90% que esa noticia es spam, cansina o duplicada. Pero si vemos una noticia con un irrelevante, un spam, un errónea y un sensacionalista, podemos asegurar al 90% de seguridad que trata un tema controvertido. Para evitar una suerte de censura, los negativos que responden a un criterio personal (como en este caso) deberían pesar la mitad. A medida que los negativos se repitan, van ganando peso a la hora de calcular el karma. Esto es, 3 negativos iguales restarían más que 5 o 6 negativos variados.

De esta manera se evita que el voto negativo poco razonado tenga un impacto decisivo en la publicación de una noticia. La idea es concentrar el debate únicamente en la sección de comentarios y que el usuario no se beneficie del uso de los negativos para remarcar una tendencia propia.

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No me parecen cambios muy arriesgados y creo que sería interesante darles una oportunidad para ver como responde el sitio.

Un saludo.

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Corazones como bolsos cerrados

Y ahora que he vuelto de fiesta, y me he quitado el sombrero que sólo me pongo una vez al año, me da por reflexionar y busco un camino menos trillado que el balance anual.

Mi pensamiento va hoy hacia toda esa gente que tiene mi misma edad, o una poca menos, y que ha ido capeando el temporal de estas crisis a fuerza de pequeñas o grandes renuncias. Ya no hablo de los que tuvieron que marcharse al extranjero, o los que tuvieron que cambiar de profesión, sino de los que se sienten relativamente bien con su vida y su trabajo. Y hasta de mí mismo, si no me pongo muy exquisito en las delimitaciones.

Y el caso es que creo que en nuestra generación, o en nuestra generaciones, porque son varias, hay demasiadas personas con corazones como bolsos cerrados, gente que en vez de gastar la vida la lleva usureramente hasta la muerte, y allí la entrega toda de un golpe.

¿Desvarío? No creo. ¿He bebido? No tanto como para perder el tiento de lo que escribo.

Lo que pretendo decir es que cada día conozco más personas que se preocupan más por su salud que por su vida, que corren para estar sanos pero son incapaces de estar alegres, que el principal fin de sus fines es vivir más años, pero no disfrutan de nada, no se arriesgan a nada, no miran de frente ningún deseo, ni reconocen otra aspiración que estar más seguros, vivir más años y cobrar mejor jubilación.

Y así, de año en año, empujan su vida, trasvasándola de un calendario a otro como el que todos los días cambia de garrafa el vino que no se bebe, como el avaro que entierra las monedas y las desentierra por el placer de contarlas, pero sin intención de convertirlas nunca en un caballo, una mujer o una juerga.

Así, de año en año, siguen a nuestro lado haciéndolo todo un poco más borroso, como si fuesen ellos, más que el tiempo, los que nos hacen envejecer. Y quizás sea así. vete a saber...

Ojalá sepamos gastar hasta el último céntimo de este año nuevo que nos regalan.

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Las cuentas de la pirámide (y el coche eléctrico)

Sobre la Gran Pirámide de Keops dice la Wikipedia:

"Se estima que fue construida con unos 2,3 millones de bloques de piedra,​cuyo peso medio es de dos toneladas y media por bloque, aunque hay algunos de ellos que llegan a pesar hasta sesenta toneladas. Originalmente estaba recubierta por unos 27 000 bloques de piedra caliza blanca, pulidos, de varias toneladas cada uno."

Luego, citando a Herodoto, afirma:

"En cuanto a la pirámide, se gastaron en su construcción veinte años"

De momento, parece una cosa enorme que se hace en mucho tiempo. Correcto.

Pero espera... Veinte años son 60 minutos X 24 Horas X 365 días X 20 años= 10.512.000 minutos.

Pero la mitad de ese tiempo, son horas nocturnas. Nos quedan 5.256.000 minutos diurnos.

El 2% de los días, llueve. Lo uso para dejarlo en 5.000.000. Trabajando doce horas diarias. Sin descanso para el bocata.

El 10% de los días, no se trabaja. Festivos. Boda del faraón. Ceremonia de Apis. Yo qué sé. En todas las civilizaciones es más o menos lo mismo. Nos quedan 4.500.000 minutos.

Así que tenemos 2,3 millones de piedras de dos toneladas, y 4,5 millones de minutos... ¿Y nos creemos, así, por las buenas, que ponían una piedra cada dos minutos? Sin hacer las cuentas no hay problema, pero una vez hecha, ni de coña.

Y no es que la pirámide la hicieran los marcianos, pero lo mismo hay que pensar que Herodoto, o el sacerdote que se lo contó, se le deslizó un cero y tardaron doscientos años en hacerla...

Pues con el coche eléctrico, la fabricación de baterías, la energía que consumen y el modo de implementar la infraestructura necesaria, me temo que pasa lo mismo: que si se hacen las cuentas, se puede hacer, pero no en los plazos que dicen. No de aquí al 2030. Ni al 2040.

Tenemos motor de combustión para mucho, muchísimo rato.

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El urólogo [minirelato]

Su gran error fue elegir esa especialidad.

Hace tiempo que lo sabe. Tantos años, que ya ni siquiera recuerda por qué tomó esa decisión. Y, ahora, simplemente se deja llevar.

―Me ha salido una mancha en el escroto ―le dice un paciente.

―Ajá... ―dice él, sin que se le escape una mueca.

―Es una mancha roja bastante grande ―insiste.

―Esas cosas pueden pasar ―contesta él, sin inmutarse. En un tono tan apático que parece que no ha dicho nada.

Porque, ahora, él siempre habla así. Y se comporta siempre con esa apatía y languidez. Como si la vida fuera un mero trámite. Y eso que, de joven, fue una persona muy activa. Tenía otro espíritu, otra vitalidad. Aún conservaba intactas todas sus ilusiones. Pero de eso ya hace muchos años.

―La verdad es que estoy bastante asustado ―le dice el paciente.

―Bueno. Lo más normal es que se trate de algo dérmico. De la piel...

―¿Se lo enseño?

Pero él sabe que no puede ceder. Y no le hace caso.

―Es por culpa del calor ―le responde―. Le recetaré una crema hidratante.

―Pero es que sólo me ha salido en un huevo ―protesta el paciente.

Silencio.

―Y tiene una forma muy rara ―vuelve a insistir―. No sé cómo describírsela sin enseñársela.

Y el pobre doctor baja la cabeza resignado, consciente de que lo han derrotado otra vez.

Coge unos guantes, se los coloca lentamente y se levanta de su asiento con toda la desgana del universo.

―Veamos... ―dice.

Y el otro se baja los pantalones para mostrarle los genitales. Y él tiene que tocarle el escroto para apartarle los huevos y poder observar la marca roja que le ha provocado la rozadura. Antes de regresar cabizbajo a su mesa para anotarle el nombre de la crema hidratante que le iba a recetar.

Y así transcurre toda la jornada. Entre escrotos y penes. Mirándolos, tocándolos, palpándolos. O, peor aún, introduciendo su dedo en anos ajenos.

Y, cuando acaba la consulta, recoge pausadamente sus cosas y sale de vuelta a su casa. Caminando también cabizbajo. También, lánguidamente. Como si la vida fuera un mero trámite. Intentando recordar por qué eligió esa especialidad.

(Francisco Tedick)

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La Ley y los senderos en el césped

Algunos arquitectos de los buenos creen que antes de trazar los caminos y viales de una urbanización o de un conjunto, cono un Campus Universitario o un parque recreativo, se debe dejar un tiempo para que la gente trace con sus pasos sus propios senderos. Curiosamente, estos casi nunca son rectos y, curiosamente, generan una red muy difícil de superar en eficiencia.

Nosotros no siempre sabemos por qué la gente va por dónde va, pero ellos sí lo saben. E incluso cuando tampoco lo saben, tienen en realidad sus motivos. Nosotros creemos haber estudiado la eficiencia y la conveniencia de todos, pero basamos nuestras conclusiones, demasiado a menudo, en nuestros propios intereses y prejuicios. Por eso la libertad se fundamenta en la observación, o debería basarse.

Este método, a la postre tan eficiente, debería extender, en mi opinión, a la generación de leyes. Podemos hacer todos los juicios de valor que estimemos oportunos, pero si de veras creemos en una sociedad más abierta, deberíamos hacer que las leyes siguieran los senderos trazados por lo que la población ya hace, lo que desea hacer, y lo que considera aceptable.

Claro está que hay que grabar las externalidades (esa manía tan liberal de privatizar los beneficios y socializar los costes), pero fijar caminos rectos porque sí, determinar puntos de paso obligatorios y levantar barreras innecesarias porque nuestra religión política, nuestra ética, o nuestras creencias nos lo exigen, no es construir un parque mejor ni una sociedad mejor.

Os pongo dos ejemplos enfrentados. ¿La gente fuma marihuana? ¿Conoce sus efectos? ¿No convierte a los demás en fumadores pasivos ni en ahumados involuntarios? Pues no debe estar prohibidos ni su venta ni su consumo. ¿La gente va de putas? ¿es un intercambio entre personas adultas y sin coacciones? pues que cada cual venda su mente, sus manos, su pene o su vagina como mejor entiendan.

El problema está siempre en las coacciones. Y en aprovechar el poder, cualquier poder, para imponer sus valores morales al resto. Y es tan sencillo como aprender de quienes observan los senderos que espontáneamente se forman en el césped.

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Si VOX fuese fascista...

Si VOX fuese fascista, amigos, sería un partido mucho más peligroso.

Esa es mi convicción después de dos campañas electorales y de ver lo que ha sucedido al final en todo los ámbitos.

Si VOX fuese un partido fascista, creo que no bajaría, en la España de hoy, del 15% de voto, y eso sería para echarse a temblar. Pero VOX no va por ahí predicando justicia social, ni promete hacer un millón de viviendas, ni propone un empleo público para todo el que no lo tenga, ni propone nacionalizaciones de sectores estratégicos, ni un enorme plan de infraestructuras que reanime la economía, ni hacer llegar de nuevo el tren hasta el último rincón de España.

Esa es la clase de cosas que proponen los fascistas clásicos, unidas, desde luego a sus mierdas autoritarias, racistas, xenófobas y totalitarias. Pero ojo: unidas se manera inseparable.

Pero VOX no es un partido fascista: es ultraderecha liberal, esa ultraderecha del ahí te jodas si eres pobre, del segregar a los críos en las escuelas según su renta mientras un fascista los segregaría según sus notas, del bajar impuestos a los ricos, poner peajes en las carreteras y dar por culo a los trabajadores (en vez de aprobar un Fuero del Trabajo que nos hace babear hoy de envidia)

Si VOX fuera un partido fascista, nos comeríamos sus porquerías antes mencionadas y algunos hasta las darían por buenas a cambio del fortísimo sesgo social del fascismo clásico.

Pero no lo son, porque el fascismo es militarista y estos no tienen alma de soldados, sino de mercenarios.

Pero no lo son, porque el fascismo es cosa de matones y estos tienen alma de carteristas.

Ni con los chalados tenemos suerte.

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Ecofeminismo. Próxima parada

Lo bueno que tiene la agenda de las reivindicaciones es que resulta totalmente previsible. Cuando un movimiento se agota, o empieza a resultar aburrido, se le pone un palo (método español) o se mezcla con otro de los antiguos en busca de un nuevo caladero de "me gusta", retwits, y subvenciones.

Aunque en las redacciones de los periódicos circula ya una porra sobre cual será el nuevo mantra, y las opciones son muchas, yo apuesto por el ecofeminismo. Si eso es algo o nada, si se ajusta a alguna definición o habrá que inventar una narrativa completa, es lo de menos. Lo que importa es contar con una temática en torno a la que poder reunir a la tropa propia para hacerla aparecer en las bases de las próximas convocatorias de fondos públicos.

El ecofeminismo, creo yo, irá de atacar a la figura masculina que demanda coches de alta potencia, al conductor de quads, mayoritariamente masculino, al futbolero (aún no sé por qué, pero me enteraré), y al viajero irredento que nos atiborra de CO2 para poder alcanzar puntos remotos del planeta. El análisis pasará por enterarse primero de qué es lo que les gusta a los hombres, qué hay de masculino en la conducta capitalista, y demonizarlo. Unas veces con razón, otras sin ella, y otras sin pensarlo mucho, porque la cosa no va de argumentos, sino de facciones. No se trata de ideas, sino de cuñas.

Si a todo esto se puede unir, y se puede, algún tipo de aderezo anticapitalista, entonces tendremos articulado un movimiento, y poco después, porque también se puede, se articulará algún tipo de reacción por parte de sus detractores, que los calificarán como partido del coño verde, o similar.

Porque lo que importa es que siga la fiesta en torno a chorradas, alejando del debate los temas importantes.

El problema de esta idea, y que puede arruinarme la apuesta, es que son preferentemente mujeres las que exigen la calefacción bien alta. Me muero de curiosidad por saber cómo van a combinar ecofeminismo y calefacción.

Pero algo se les ocurrirá...

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Historia de una alternativa al suicidio

Hablábamos hoy en otro hilo de que el suicidio es a día de hoy la principal causa de muerte no natural, muy por encima de accidentes, homicidios, etc, y discutíamos si la raíz de este mal se encuentra en enfermedades mentales, soledad o problemas sociales y económicos.

Cada cual, según su opinión y su experiencia, opinaba que una causa estaba por delante de las otras, pero muchos coincidían en señalar el abandono social,y los problemas económicos como causa más habitual: gente que lo pierde todo, se ve en la miseria, y prefiere acabar con su propia vida antes de pasear por la vergüenza y el sufrimiento de la mendicidad y la miseria.

Para los problemas psicológicos y la soledad no conozco soluciones, pero para los problemas socioeconómicos, conocía hace años una solución que, por extraña y anacrónica, no deja de ser funcional.

Sé que os sonará a chiste a unos cuantos, pero quiero contarla por si ayuda a alguien. Y lo cierto es que, con que ayude a una sola persona a evitar el suicidio, daré por amortizado, de un golpe, mi paso por Menéame.

El caso que conozco fue el de un hombre, hace menos de diez años. No diré ni fecha, ni lugar, ni detallaré mas circunstancias que el hecho de que primero quebró su empresa, luego su mujer lo dejó y, por distintas razones, acabó en la calle. En la puta calle.

Tras un corto recorrido por albergues y demás entidades de caridad, un día intentó suicidarse y lo salvaron por poco. Tampoco merecen aquí la pena los detalles.

Y luego alguien le habló de un monasterio donde sólo quedaban cinco frailes y estaban desesperados pro salvar su comunidad. Un sitio en el quinto pino, con su huerta, sus pequeñas artesanías, sus maitines, vísperas y completas. Una comunidad monástica agonizante, pero viva aún.

Y esta persona lo pensó, habló con alguien de la orden, y se mostró interesado a unirse a la comunidad en calidad de novicio, si tenían a bien aceptarlo. Ofrecía sus manos, la voluntad de empezar otra vida y la determinación de cumplir con los tres votos. El de pobreza no le iba a costar una mierda cumplirlo. El de castidad, tampoco y el de obediencia lo estaba aprendiendo al dedillo en las instituciones de benficencia. No tenía antecedentes y hubo incluso quién habló a su favor.

¿Y sabéis qué pasó? Que se hizo fraile. Que existen aún sitios donde quien quiere vivir con una azada , retirado del mundo, tiene un sitio. da igual si es hombre o mujer, si sabe hacer muchas cosas pocas: los conventos aún existen y necesitan gente para no desaparecer.

No son, desde luego, el sitio más animado del mundo, pero no estamos hablando de una solución maravillosa, sino de una salida para alguien que está pensando en quitarse la vida. Y esa salida, funciona.

La persona de la que hablo estuvo allí varios años y luego, por razones diversas, dio otra orientación a su vida. Una ayuda, una pequeña herencia, una reconciliación con los hijos... Lo que fuese.

El caso es que a día de hoy sigue pendiente de si hay que retejar el portal del monasterio, porque si no lo hago yo quién lo va a hacer, de si hay que comprar semillas para el huerto o de si hay que hacer esto o lo otro. Ha rehecho, mal que bien, su vida pero no pierde hilo de lo que pasa intramuros. Porque allí está su gente.

Trabajó mucho, encontró sosiego, se vio a sí mismo, incrédulo, cantado en latín y capeó el temporal.

Si tiene feo es ateo, ni se lo he preguntado. Y algo me dice que los frailes tampoco insistieron mucho en el tema.

Parece una salida absurda, pero es real. Conviene tenerla en cuenta.

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Sobrerreación o cinísmo, el dilema cultural ante el coronavirus

La pandemia del coronavirus no se va a limitar a una conmoción sanitaria. Va a exhumar las vigas maestras de la ética subterránea en cada sociedad, sus rasgos culturales profundos. 

En el huracán informativo sobre el asunto me parece curiosa la poca atención prestada a la poiítica que ha decidido adoptar Boris Johnson, quien rechaza medidas drásticas que lesionen gravemente la economia y asume estoicamente que “muchos vamos a perder en las próximas semanas y meses a nuestros seres queridos”. Citando a La Vanguardia, “El plan, según los especialistas, responde a la resignación de que el gobierno en el fondo no va a poder hacer nada para frenar el coronavirus, que un número muy considerable de muertes (incluso decenas de miles) es inevitable, y que por tanto es mejor intentar proteger la economía de cara a quienes sobrevivan. Desde el punto de vista médico, la teoría es que cuantas más personas se contaminen ahora, un mayor porcentaje del país desarrollará inmunidad para una potencial segunda oleada de la epidemia en el otoño o invierno próximos.”(1)

Sea cierto o no el vaticinio de la inmunidad de la segunda oleada, la elección es clara entre la economía y la vida de los más enfermos, pobres, viejos.

A los educados en la cultura de raices católicas en la que toda vida es sagrada, este pragmatismo anglosajón, empapado de darwinismo social nos resulta repelente, pero no hay sorpresa, es un fondo que comparten tanto Gran Bretaña como en cierta extensión , Estados Unidos. 

Para Trump, el coronavirus va a suponer un desafio mucho mayor que cualquier guerra comercial o de ocupación. EEUU es un pais empapado de darwinismo social , en el que la virtud personal se mide en exito económico y los losers, los perdedores tienen lo que se han buscado. Las grandes dificultades de Obama para implantar una sanidad universal no solo tienen que ver con las presiones del poderoso lobby de las empresas que comercian con la salud, se apoyan en la extendida mentalidad de que cada uno tiene lo que se merece segun su esfuerzo personal, y que el estado no tiene por qué regalar nada a quien no se ha ayudado a sí mismo con una profesión ( lo más importante en la cultura americana) que le permita pagarse su seguro sanitario propio.

una sociedad de estas caracteristicas es, lo sabemos, tremendamente competitiva en condiciones normales. De hecho , su tasa de crecimiento económico es consistentemente mayor que la de paises con mayor gasto social, pero está inerme ante crisis que implican respuestas comunitarias globales, democraticas, universales.

De hecho la primera reacción de Trump fué triunfalista “ somos el mejor pais del mundo, no vamos a tener problemas”. Proyectó el mal hacia fuera, calificó el virus de “enfermedad extranjera” y cerró los vuelos a Europa...menos a Gran Bretaña. Como si la enfermedad no estuviera ya extendiéndose en las islas. El mensaje sin embargo se atiene su marco ideológico: la Europa comunitaria es extraña a nosotros, y hay que seguir desgajando el Reino Unido de su órbita. La política geoestratégica trumpiana aplicada al coronavirus. Porque esta crisis plantea para todos la difícil elección entre economía y vida humanas, y para Johnson y Trump si les fuera posible elegir sin grandes costes, lo harían sin dudar por lo primero. La tradición cultural de sus sociedades les da cierto margen de maniobra. Será preciso algo más, ocultación , manipulación, busqueda de chivos expiatorios extranjeros, todo el despliegue de músculo ficcional que ya han demostrado ser capaces de desplegar en los medios y redes. ¿será suficiente? veremos. Quizá todo dependa de un dato frío y simple. La mortalidad real de la infección, ¿se puede permitir el Reino Unido 100.000 muertes más esta primavera? ¿se puede permitir EEUU cientos de miles de muertos de los más pobres, enfermos , desvalidos? Quizá sean , como sociedad, capaces de soportarlo. O no, pronto lo sabremos. El pragmatismo darwinista de las élites políticas se enfrentará al impacto de la lucha política y a la pluralidad cultural de la sociedad americana, Si el capitalismo neoliberal americano fracasa, los cambios políticos y culturales que se desencadenarán pueden dar son mucho más profundos de lo que se puede pensar ahora. Y Trump se está jugando la reelección en ello.

Nosotros, por nuestra parte, también hemos elegido. Tarde, seguramente, porque nuestros dirigentes eran perfectamente conscientes de que la elección por las vidas de muchos sacrificaba la reina del tablero, la economía, por un periodo indefinido e incognoscible. Las preguntas, sin embargo , se amontonan ¿qué habría pasado si esta epidemia hubiera sucedido hace 20 o 30 años? ¿se habria detectado?¿ o habria sido interpretada más allá de una campaña de gripe particularmente dura? ¿tenia el gobierno alternativa ante una oposición política dispuesta a utilizar esto, como cualquier otro suceso, sin escrúpulos ni frenos? ¿es la sociedad española una dispuesta a asumir 20, 30 50 mil muertos más este año por encima de las tasas de mortalidad habitual, como parece asumir Boris Johnson para los británicos? el cálculo del gobierno, seguramente acertado, es que la respuesta es no. La sociedad español , atada profundamente a sus raices católicas y de comunidad, tiene un fuerte sentido familiar que no toleraria cualquier respuesta darwinista, cínica. 

Pero el medidor , el dato crucial , insisto es el de la tasa de mortalidad. Es el que nos pondría los pies en el suelo en terreno más firme, menos imaginario, cultural, el que nos permitiría aquilatar si estamos ante un fenómeno que justifica la alarma o está habiendo una sobrerreación digna de libros de historia futuros. 

Y entre el 0,25 de tasa de mortalidad en Alemania y un 6 por ciento en Italia, el margen es tan brutal que nos desconcierta. ¿hay algo que hace Alemania que no sepamos hacer nosotros? Es una cuestión de recursos, de detección temprana, de capacidad de reacción, es evidente. Pero también seguramente nuestro sistema sanitario estragado por recortes y privatizaciones encubiertas no estaba en situación de soportar sorpresas de estas dimensiones, tan explosivas.  

Al final, mas allá de los hechos fisicos, de los muertos contables, de la capacidad de duplicación del coronavirus, las consecuencias de esta crisis serán politicas, y graves. Si la letalidad es tal que pone contra las cuerdas el neoliberalismo cultural anglosajón esta crisis acelerará la incipiente decadencia americana, y moverá los cimientos de su cultura inconsciente. Si ellos tienen éxito con su laisse faire sanitario , la Europa comunitaria habrá dado un paso más hacia su fracaso, y muy posiblemente hacia la disolución de la Unión Europea. La sociedad española, ( equivocada o no, sobrerreacionando por razones políticas y culturales o no en su respuesta al virus ) y posiblemente la italiana no soportarán que el norte nuevamente les deje en la estacada ante la grave crisis económica que se barrunta. 

Malditos sean los tiempos interesantes.

  1. La Vanguardia, 13/3/2020, artículo de Rafael Ramos.
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Cantos de sirena de un coche patrulla (3)

De aquella época inicial quizás lo más importante fue el modo en que eligió estilo para nosotros. A mí me dijo que sería un perfecto cantante de country si aprendía a tocar unos cuantos acordes en la guitarra. A Salcedo la puso a cantar música romántica, un poco a medio camino entre Luz Casal y Remedios Amaya, y a Justel lo asignó al pop y empezó a buscarle un grupo.

Lo más gracioso de todo, o donde mejor lo pasamos, fue eligiendo nombre artístico. A mí me hubiese gustado llamarme “Entre Raíles”,o algo parecido, con referencia al ferrocarril, pero acabé siendo Tío Ted. A Salcedo la rebautizó Hardford como Cristina Tomé y la idea de llamarle Diego-Go a Justel surgió en su coche, mientras volvíamos a comisaría. No sé decirle a ciencia cierta a quién se le ocurrió, pero salió de las tonterías que nos decíamos entre nosotros al terminar los ensayos. En aquella época había muy ambiente, y aunque no llegásemos a hacernos íntimos amigos, los tres disfrutábamos con aquel trabajo aunque llevase más tiempo y más horas de las que hubiésemos imaginado ninguno. Nosotros, y el comisario.

Del repertorio, los ensayos y todo eso no le voy a hablar para no aburrirle, porque supongo que no es eso lo que quiere saber. Al comisario le apretaban sus superiores de vez en cuando, pero nosotros seguíamos sin conseguir ninguna prueba concluyente. El comisario empezó a sopesar la posibilidad de detenerlo de todos modos, al menos para que los de arriba pudiesen aparecer en la prensa con el supuesto logro del arresto. Luego el juez lo soltaría de nuevo, pero eso ya no contaba. 

Justo entonces, Hardford nos consiguió a Salcedo y a mí un directo en un pub de Huertas y el comisario decidió esperar. Era un jueves por la noche y no se podía decir que fuese un debut espectacular, pero hay que reconocer que el tío se lo curró: los carteles los pagamos nosotros, pero él pegó personalmente más de quinientos por toda la zona de copas y unos cuantos locales de ese ambiente. 

A pesar de que el comisario Martínez había exigido la máxima discreción, nadie pudo impedir que a nuestro primer directo acudiese media comisaría. Nosotros teníamos que haber sido los primeros en callar, lo reconozco, pero se lo contamos a algunos amigos de confianza, estos se lo contaron a otros, y la bola rodó hasta que lo supieron cuarenta o cincuenta personas.

Yo no sé si allí empezaron a torcerse las cosas porque Hardford se dio cuenta, o qué, pero hubo un cambio. A partir de ese concierto, se acabaron las solicitudes de dinero, se acabaron las clases y se acabaron los gastos, que íbamos anotando cuidadosamente para poder empapelarlo en su momento.

Algo debió pasar también arriba, entre los jefazos, porque decidieron que esta vez no valía una detención para que se pudiera en la calle al acusado a los diez minutos. El comisario se cabreó, peor yo creo que tenían razón: si liberan a tres terroristas por falta de pruebas después de la detención no se entera nadie, pero si la operación contra las estafas de las carreras musicales resultaba un fiasco íbamos a tener a los programas del famoseo y similares encima durante un mes. Precisamente por eso era importante la operación: porque estaba de moda y tendría repercusión, y si la cagábamos tendría más repercusión aún. Eso fijo.

Así las cosas, seguimos adelante, como le decía.

Al comisario le preguntaban de vez en cuándo desde arriba cómo iba el tema y él nos trasladaba la pregunta, pero desde aquel concierto de huertas nuestro manager dejó de anunciarse en el periódico, dejó de recibir visitas y se dedicó casi exclusivamente a nosotros aunque tenía otros diez o doce representados, la mayoría malísimos, la verdad, porque vinieron alguna vez a ensayar con nosotros y daban pena. 

Y así fue como se estancó la operación. El comisario empezó a desesperarse y nos fue asignando otros casos, porque lo de la música lo podíamos llevar a ratos libres. Se refería, sin mencionarlo, a nuestro tiempo libre, pero nadie protestó. El momento culminante, por lo que sabíamos, sería cuando nos ofreciera grabar un disco y nos pidiese cinco o seis mil euros, para el tema de la promoción y la distribución. En el contrato aparecerían ocho o diez mil copias del disco más una serie de condiciones y promesas que no llegarían a cumplirse nunca y ahí era donde teníamos que echarle mano, porque hasta aquel momento no había más que pequeñas cantidades y trapicheos sin importancia. Nada que le valiese a un juez, sobre todo a uno de esos que piensan que quitar el dinero al que lo tiene no es delito, sino ley de vida.

Recuerdo que aquella fue una época curiosa: compatibilizar los ensayos con el trabajo de campo de un policía tenía su gracia. Como no podíamos ir de uniforme a los ensayos, acabábamos a veces haciendo el otro trabajo con el vestuario de cantar. Hay un chorizo por ahí que seguramente seguirá contando a sus compinches que a él una vez lo detuvo una chica vestida de lentejuelas y un tío con sombrero vaquero.

De aquella época fue también el puto caso del violador clonado. Prefiero no identificarlo de otra manera, ni por las víctimas ni por ningún otro apelativo de los muchos que se le dieron. La prensa, gracias a Dios, estuvo comedida en ese tema, porque si le da por meternos caña nos jode bien jodidos. Pero las víctimas eran auténticas y defender la inocencia de un tío al que tres pobres chavalas acusan de violación es una cosa que vende muy poco y da muy mal fario, así que casi todos los periódicos y televisiones se olvidaron de él o hicieron reportajes en plan escéptico. Aquello sí que fue un marrón. Al final, unido a la operación Wonder, hizo que acabase todo como acabó. Porque hay que tener en cuenta también cómo se combinan las cosas y los efectos que producen en el ánimo de la gente. Los casos de los que te ocupas son algo así como lo que comes, que por separado puede resultar inofensivo pero junto formar una especie de bomba en el estómago.

Preferiría no hablar de ellos, pero como no sé si los demás le dirán algo, se lo cuento muy por encima. 

En cosa de medio año hubo tres violaciones en una zona. Las víctimas describieron al tío de una manera más o menos coincidente, y al final, lo trincamos. La detención la practicamos Justel, otro compañero y yo. Salcedo , al ser mujer, se ocupó más del trato con las víctimas. No es sexismo, ni nada de eso, sino una simple cuestión operativa y si quiere hasta humanitaria, porque a las víctimas les resulta mucho menos violento hablar de según qué cosas con otra mujer y como ya sabrá los jueces exigen que se sea muy preciso en la descripción de la violación, de manera que si por pudor se callan algunas cosas el hijoputa puede quedar libre. 

La detención fue complicada, con arma blanca de por medio, y no se imagina lo que me alegré al verle sacar el cuchillo, porque la mano de hostias que le cayó para reducirlo y quitarle el arma fue de ovación y vuelta al ruedo.

El verdadero show empezó varios meses después, justo en lo más importante de la operación Wonder, cuando se cometieron otras dos violaciones en dos semanas y el ADN del semen coincidía don el del tío que habíamos detenido. Como él no podía ser, porque estaba en prisión a la espera de juicio, saltaron todas las alarmas. Por un lado teníamos a un tío que no podía alegar nada, porque las víctimas lo reconocían, y los análisis de ADN lo señalaban como culpable de tres violaciones, y por otro, el mismo ADN seguía fuera atacando a otras dos mujeres. Se armó la de Cristo. Pero eso ya es adelantar acontecimientos y meterme en otra historia, así que vuelvo a lo que estábamos, porque si no le voy a contar toda mi vida y no acabamos ni en dos años.

Le decía que después de aquel primer concierto al que vino media comisaría, Hardford dejó de pedirnos dineros y la cosa se eternizó en ensayos, conciertos, y más ensayos.

La que peor iba era Salcedo, que no acababa de calar en el público. Y no es que cantase mal la chica, que lo hacía bastante bien, pero no le gustaban las canciones, o eso decía, y no conseguía concentrarse. Decía que se sentía artificial y hasta ridícula con aquellas letras empalagosas y que por eso no conseguía sacar lo mejor de sí misma.

Un día oyó a Lynn Anderson cantando Rose Garden y dijo que algo semejante era lo que quería cantar ella. En principio aquellas canciones le iban bien a su voz, y hay que reconocer que también tenían un cierto parecido físico. 

Yo no es que quiera dármelas de castigador, ni mucho menos, pero siempre sospeché que Salcedo se pasó al country para que pudiésemos cantar juntos. A Hardford le pareció buena idea y empezó a buscarnos actuaciones conjuntas. Yo tocaba la guitarra en mis canciones y también en las suyas, y algunas las cantábamos a dúo, como The wings taht fly us home, el tema que más nos aplaudieron siempre. La verdad es que nos quedaba como Dios. Y es una canción acojonate: cuando me acuerdo de ella me sigue corriendo un escalofrío por la espalda.

Cristina Tomé pasó a ser Chris Hope y se compró un sombrero vaquero y hasta una estrella de sheriff para el chaleco, en el colmo del cachondeo. A veces tenía esos ramalazos de ironía.

Fue bonito.

Todo. Cantar con Cristina. Cantar aquella canción. Cantar juntos aquello de “There is many ways of being in this circle we call life... ”  

Aquella canción tenía algo. Le gustaba a la gente y nos decía algo también a nosotros. Una joya es sólo un guijarro que ha encontrado un camino para brillar, decía la letra, y te hacía sentir distinto. No sé si mejor o peor, pero distinto. Cuando te subías al escenario a cantarla no te sentías policía, y la interpretabas lo mejor que podías, como si te fuese la vida en ello.

Y algo de eso había, porque en aquella canción estaba más nuestra vida que ninguna orden del comisario. ¿Pero dónde están ahora las alas que nos llevan volando a casa? Las mías por lo menos, ni puta idea. Yo hace tiempo que vuelvo a casa arrastrándome.

Perdone que me ponga así, pero es que son muchas cosas las que se juntan. Recuerdos, nostalgias, cabreos: todo.

Un día, ensayándola juntos, Cristina y yo acabamos abrazados, y todo fue distinto desde entonces. Soñé que te arrodillabas y me tocabas con una flor, y me desperté con una flor entre las manos. Así decía una jodida estrofa y eso sucedió.

Pero era un sueño, ¡qué cojones! Un puto sueño. ¿Y sabe qué le digo? Que eso fue lo peor, porque los sueños tienen una puntería de mil demonios. Como te enfilen, ¡date por jodido!

Hay una canción por ahí que no habrá oído nunca, pero que ecxplica mejor que yo esta cara de idiota que me queda cuando lo cuento. No la he cantado nunca en público, peor tiene música, letra y partitura. Porque no tengo aquí la guitarra, que si no,s e la cantaba. 

En algún lugar del alma, he ido enterrando amores. En arena los de un día, los más bellos entre flores des esplendorosos colores y retoños de jazmín; Y aunque nunca llevo luto por aquello que dio fruto antes de secarse al fin, ese cementerio esquivo, porque sé que entre sus muros hay uno enterrado vivo.

La letra la escribió un compañero de asuntos internos y la música la compuse yo mismo, ya ve. Hay de todo por aquí, hasta poetas rancios. Los únicos que sirven para escribir canciones, por cierto, porque a ver qué carajo de música le pones a la poesía que se escribe ahora.

Duró poco, pero estuvo bien lo de Salcedo. Ella acababa de divorciarse y la pillé en un mal momento, quizás con la guardia baja, pero fue bonito. Estuvo bien. No hablaría de estas cosas si no estuviese seguro de que ya se lo han contado, y además no tengo nada de qué avergonzarme. O a lo mejor sí. A lo mejor se me tendría que caer la cara de vergüenza por reconocer que a mis cuarenta y tantos tacos me ilusioné y me porté como un chaval de quince. Y un tío como yo, además, que me salen ya percebes en los cojones de todo lo que he visto. 

“Take my hand now to remember when you find yourself alone”, “You are never alone” contestaba ella. Puta canción. Joder.

Pero las cosas son como son, y así hay que tomarlas. ¡Qué le vamos a hacer!

Algo se torció. Ella, yo, o el mundo entero. Cristina necesitaba conocer gente para salir de su crisis personal y utilizó esta operación Wonder como un trampolín de relaciones públicas, para moverse por ambientes que antes sólo había visto de lejos. Lo de Justel era distinto: a Justel no le hacían ni puto caso las mujeres, y convertirse en cantante le abrió los ojos a lo que se había estado perdiendo. Por eso se volcó en la música, trabajó como un animal y acabó como acabó.

Justel se metió en la policía porque necesitaba que el Estado le diese, en un placa, la autoridad y el respeto que no consiguió jamás por su propia cuenta. Esa es la verdad. A Justel le gustaban las camareras, pero ni lo miraban. Le gustaba ser el centro de atención, pero se descojonaban de él. Le gustaba sentirse respetado y lo trataban de tú hasta las porteras. Y en cuanto se vio con un micrófono en la mano y tres tíos tocando para él, le importó tres huevos la policía y todo lo que representaba. Por eso dio el bombazo.

Tenía que haber visto la cara del comisario Martínez el día que vino Justel a entregar el arma y la placa porque se iba a dedicar a la música a tiempo completo. Aquello fue la hostia.

Nos habíamos infiltrado en el negocio de la promoción musical para echarle mano a un estafador y uno de los nuestros se había pasado al enemigo. O sea, que la operación se saldaba de momento con una baja.

Y no digo yo que no estuviera bien razonado y que no fuera lo mejor para él, sobre todo ahora, a toro pasado, cuando lleva ya media docena de discos y ha actuado hasta en América, pero entonces, en aquel momento, fue como si lo hubiesen matado en un atentado. Con esa cara nos quedamos. Puede que tuviese también algo que ver el tema del violador, y tener que ponerlo en la calle, y que se descojonara de nosotros hasta lo del final, pero a mí me parece que no, que si dijo algo de eso fue más para darse un pretexto a sí mismo que porque de veras lo desmoralizase aquella historia.

Justel había actuado en un par de pubs, con mediano éxito, o casi ninguno, pero un día, no sé si a través de Hardford o por su cuenta, se puso en contacto con unos chavales que buscaban un vocalista y empezaron a tocar en locales más grandes y en algunas actuaciones por los pueblos. Luego, no sé cómo, consiguió un contrato de telonero con Kalinka Pop y participó en algunos festivales. Él decía que esos contratos se los conseguía Hardford, pero nunca supimos lo que pasó en realidad. Seguramente se buscó otro manager o encontró algún contacto que no quiso compartir y nos dijo que todo era obra de Hardford para que no sospechásemos lo que se traía entre manos. Yo creo que en aquel momento ya había decidido dejar la policía para dedicarse a la música y trataba de ser precavido y mantenernos un poco al margen, porque en cuanto saliese a relucir lo del disco, el comisario Martínez ordenaría poner punto final a la operación y quería darse tiempo. O sea, que jugaba a dos bandas.

Y lo del disco también tiene lo suyo, porque salió adelante y no supimos cómo. Eso sí que fue un misterio. Lo más seguro, como le digo, es que de veras tuviese un contacto en otro lado, o vete a saber, pero nunca adivinamos lo que sucedió en realidad. Justel no tenía un duro, porque estaba pagando el piso, y eso, en Madrid, con el sueldo de un policía no te deja ni para café, y el comisario nos aseguró que de la Dirección General no había salido mi un céntimo para el asunto, porque en caso contrario hubiese tardado diez segundos justos en pedir la orden para desmantelar todo el cotarro. Es alucinante, pero al final parece que Hardford, en vez de pedirle dinero a Justel para el disco, lo pagó de su bolsillo. Y si lo hizo así hay que reconocerle que tenía buen ojo, porque se vendió como Dios y produjo un pastón.

No, cuando Justel dejó la policía yo ya no cantaba. Lo había dejado, después de un lío con el gerente de un pub, y tras lo de la denuncia. Lo de las dos denuncias. No, eso no tiene nada que ver con el tema del violador. Yo en ese tema no estuve metido hasta el final, y casi me arrepiento de haberlo mencionado. Si no le importa, dejamos eso y le cuento lo de la operación Wonder y lo de las denuncias, que se supone que es lo que quería saber usted.

Ese fue un asunto muy feo. Una noche, cuando Justel estaba a punto de actuar en su primer concierto como telonero de Kalinka Pop, se presentó la policía en el camerino y se llevó a su batería por tráfico de drogas. Guardaba sólo una docena de pastillas, éxtasis, speed y mierda de esa, pero se lo llevaron de todas maneras. No tengo ni idea de quién dio el chivatazo, pero Justel nos echó la culpa a nosotros. ¿Por qué ibamos a ser nosotros? Por celos, nos dijo: porque él estaba triunfando y los demás seguíamos en los pubs. Cristina y yo ya habíamos roto, y aunque sabíamos lo de Justel, porque los conciertos se publicitan precisamente para que lo sepa todo el mundo, no mandamos a los colegas de estupefacientes a joderle la actuación ni nada por el estilo.

Lo único que sé es que Hardford tuvo que buscar otro batería a toda leche y que al día siguiente se armó una bronca de muchos huevos, porque no había quien convenciese a Justel de que nosotros no sabíamos nada del asunto. El batería apareció, por suerte para Justel, porque el que traficaba con mierda solía ensayar con otro tío que se conocía el repertorio y que estaba allí mismo, entre el público del concierto, pero el cabreo de Justel no se arregló ni con eso ni con nada. Que si había perdido la confianza..., que si éramos unos traidores y unos cabrones... Ya sabe. Un asunto de mierda. Me gustaría echarle mano al que dio aquel chivatazo aunque sólo fuese para llevárselo cogido del cogote a Justel y hacerle tragar todo lo que nos dijo, sobre todo a mí. Porque lo que más me jode es que si hubiese estado en su lugar yo también me habría echado la culpa: ¿quién estuvo en estupefacientes un montón de años? Yo. ¿Quién conoce a media brigada y puede llamarlos a cualquier hora, fuera de la oficina? Yo. Pues tenía que ser yo por pelotas. ¡Y de eso nada, joder! ¡Que yo no tuve nada que ver con esa porquería!

¿Lo de la otra denuncia? Ah, sí. Otro asunto feo, y sólo un mes y pico después. Alguien le dijo a Hardford que éramos policías. Y no sólo se lo dijo, sino que le mandó copia de nuestros carnés profesionales.

Justel juró un millón de veces que no tenía nada que ver, y que no había tenido nunca acceso a nuestros carnés ni de lejos, pero estaba claro. La copia de los carnés pudo sacarla cualquier momento en el departamento de personal y era el único que tenía una buena razón para hacerlo: pensaba que le habíamos jodido y nos devolvía la pelota. Entonces todavía se defendió como pudo, pero en cuanto dejó la policía para dedicarse a la música quedó todo más claro que el agua: a él no le importaba que Hardford se enterase de la operación, porque a los pocos días de que se supiera que éramos polis pudo enseñarle su dimisión. Él salió ganando, así que él fue el que dio el chivatazo. Una cerdada como para darle una somanta de hostias, ¿o no?

Lo de la bronca con el encargado del pub no tiene importancia. Un calentón como otro cualquiera, pero me cerró muchas puertas, porque en eso de los locales de noche son una mafia de mucho cuidado, y como te enfrentes con uno te encuentras con que los demás ni te saludan. Y como yo ya empezaba a estar harto y Cristina iba ya a su rollo, pues pasé de todo.

No, primero fue lo de la bronca y luego lo de la denuncia. Yo iba a dejar la música, pero no la había dejado todavía cuando Hardford se enteró de que éramos policías. Después del altercado con el dueño del pub todavía di un par de conciertos más y Cristina otra media docena. Los dos íbamos a abandonar la música, pero aún no lo habíamos hecho. No cuela como coartada para Justel: nos jodió cuando aún estábamos en activo. Lo otro no hubiese tenido sentido. Ya lo pensamos también. 

Y esto es más o menos lo que hubo. Luego Justel grabó su primer disco, lo vendió de puta madre, empezó a sonar en las radiofórmulas, salió en algunas televisiones y poco a poco se hizo el Diego-Go que conocemos todos. Un cantante de lo más marchoso si quiere, pero un cabrón integral para mí.

Cada vez que saca un disco manda cincuenta copias a comisaría, pero nunca he cogido una.

Salcedo también dejó la policía, pero por otros temas. No, lo siento: ya le dije que me iba a ceñir al asunto de la música. De lo demás prefiero no hablar. 

Se casó con un empresario con mucha pasta y prefirió dejar de trabajar. Sí, un empresario de la noche: un dueño de varios locales nocturnos que conoció en un concierto. La operación Wonder les salió cojonuda a los otros dos, ya ve. 

Yo soy el único gilipollas que sigue en la Policía.

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Sobrecarga Cultural

Hay exceso de obras, y desde siempre ha sido imposible conocerlo todo; ahora más que nunca. Me viene a la mente cuando Borges hablaba de lo inconmensurable, lo inabarcable de las posibilidades que, como es imposible de concebir, abruma y satura sin necesidad real. Abstractos inexistentes que afectan. La mente no está preparada para un número tan inmenso que resulta lo mismo que el infinito.

Voy por partes.

El arte o lo creativo hace ya simbiosis con el consumismo. Ser creador supone asumir que tus obras deben darse a conocer, y por consiguiente obtener beneficio de ello, el que sea. No se crea sin motivo, tan introducido y arraigado está el consumo ya en todo. Aquí se viene o a consumir o a producir, y siempre a cambio de algo. No me haga usted perder el tiempo.

Irónico.

Y es esa falta de tiempo -o exceso del mismo- que consumimos con premura o incluso por presión social. Tienes (remarco) que ver esta serie. Necesitas (es vital) ver y opinar sobre esta película. Y es un placer, vaya que sí, pero se ha convertido en rutina, obligación, en un imperativo social.

No tengo Netflix o similar por eso mismo, porque dejaría de tener tiempo hasta el punto de que ya no sabría quién soy. No exagero. Entre trabajar, dormir y ocupar el tiempo libre, he olvidado parar y analizar el porqué soy así, por qué actúo por inercia. Nada, hay prisa, saca la faena a tiempo y te ves a tiempo los diez capítulos de esa nueva serie para poder comentarla sí o sí con el prójimo. Es de suma importancia.

Basta.

Me resulta increíble que reniegue de la cultura. Me he criado con películas y series, videojuegos, cómics y música. Eran y son parte natural de mi vida, ya nadie piensa cuánto forma parte de nosotros. Me han criado, y a veces mejor que mis padres, atrapados en la fábrica. Las series dan lecciones y moralinas cual profesor hastiado, con la excepción de las clásicas que todos recordamos por enseñar esa lección de vida digna de un maestro (que no es lo mismo que profesor). Pero, ¿son lecciones realmente tan genuinas que podemos aplicarlas al mundo real? No deja de ser un reflejo, y su incursión en lo real resulta torpe o en ocasiones poco acorde. Me estoy alejando de lo principal, pero abordaré al final el tema aunque sea por encima.

Y no pienso ponerme Netflix porque me lo debo. Me debo tiempo para mí, tiempo para pensar por mi cuenta y, lo principal, descansar la mente. Vivimos en una actualidad de rellenar el tiempo para luego opinar sobre ello al aire (redes sociales) o con los cercanos (integridad e identidad de grupo). No queremos sentirnos desplazados, y esa subcultura que hacía feliz a su manera al friki de la clase se ha convertido en moda. Visto con perspectiva, me doy cuenta que fuí de las primeras víctimas o conejillo de indias del consumismo metiendo la zarpa en ese tipo de ocio. Tengo ahora la impresión que veía al Goku porque me lo impuso la tele y me lo remató la publicidad de productos relacionados. Una cosa lleva a la otra y terminas viendo otros animes y leyendo manga, y de ahí saltas a los cómics en general, y de ahí a ampliar el tipo de películas, y los videojuegos están relacionados, claro, y... Un suma y sigue que hace llenar tu habitación y tu interior con un tipo de cultura que, siempre, tienes que pagar por ella. Está la cultura que pertenece a todos, que no cuesta nada, y está de la que hablo, marcada por tendencias. En algo hay que gastar el dinero, se dice. Frase peligrosa.

No lo puedo evitar, deseo (ansío) leer una cantidad ingente de libros y cómics, escuchar cantidad de discos, jugar a los mejores videojuegos y ver las películas y series marcadas a fuego como sagradas. Es una costumbre que me he o me han inculcado desde niño. Lo disfruto y aprendo de ello, lo comparto con quienes quiero y aprecio, y lo alabo porque crear tiene trabajo y mérito. Pero me he saturado, siento que cada vez hay más obras interesantes y que si no tengo cuidado me pierdo algo importante. Sin darme cuenta, el tiempo libre se ha convertido en una obligación para con la cultura. Tengo dos trabajos.

HAY que leer el libro de moda. HAY que ver esa película de la que todos hablan. HAY que escuchar y opinar sobre el último de tal músico... Lo irónico que el tema de conversación se agota pronto: "¿Has escuchado el último disco de tal? Sí, tío. Está guapo, ¿eh?", y a otra cosa. Ya no se analiza para uno mismo el valor real de esa obra, lo que quiere expresar, y es por culpa de la enorme cantidad. Deseas escuchar enseguida otro disco de otro artista porque la pila o torre se acumula junto a las otras de libros, cómics, juegos...

Administrarse el tiempo ayuda, es obligado, y eso mata el sentido mismo del ocio como es disfrutar de un momento para ti sin reglas ni responsabilidades. Pero al ubicarlo dentro del tiempo se define, se estructura en un plazo porque dentro de X horas tengo que hacer tal para luego lo otro y... Encima convertir en rutina el ocio hace que pierda sentido. Se ha consumido tanto que cada obra se convierte en una más. Se vuelve costumbre, y es una obra detrás de otra, acumulando, venga, la siguiente, y eso logra que no se le dé valor, o incluso se consuma con prisas para ir a lo siguiente, perdiendo matices y detalles. Ya hay gente que ve series subtituladas al doble de velocidad. Venga, la siguiente.

Saturación. Parte de la culpa es la sobreinformación y el fácil acceso a la misma. Hay tantas listas de recomendaciones, tantas personas opinando, que bloquea. Tienes un género favorito y mil obras por analizar, que de lograrlo ya has olvidado la primera que viste/leíste, la cual quizá cambie de perspectiva si se vuelve a analizar... Aunque poco importa, porque de tanto consumir una obra detrás de otra, olvidas a los días lo que viste, leíste u oíste.

Y es que veo que las generaciones más jóvenes se han adaptado a este exceso. Les resulta natural y hasta lógico como forma de vida. Llega a tal punto, retomo el tema, que no parece que vivan en el mundo real. Les cría la ficción, y sus lecciones se basan en aprendizaje artifical. He visto a chavales que sus gestos y expresiones imitan a la de personajes de ficción. Fantasean más que la media y su visión del futuro parece no terminar de definirse. Asumen que la vida que llevan siempre va a ser esa, que nada va a cambiar. Los siento como víctimas del consumo, obligados socialmente a ver la película más taquillera o jugar al Fortnite si quieren formar parte de la sociedad. Si no juegas a ese juego, eres el raro de la clase. Qué inesperado giro de la trama, oye.

Así que poco a poco me voy alejando de ver series y cine. No me reconozco. Voy a jugar menos a videojuegos (aunque estuve años sin probar ninguno) y a dedicarme principalmente a leer, lo único que no me satura y que de verdad me llena y mejora como persona. Por puro instinto de supervivencia, tengo que seleccionar, y ahí el método a seguir ya no está tan claro. ¿Quizá leer o escuchar el principio y seguir sólo si me llama? ¿Y si me estoy perdiendo algo importante al no dar una oportunidad? No es justo para los creadores tratar sus obras de ese modo... Y así, continuaremos con la odisea impuesta de la sobrecarga cultural.

Es tan vasto el mundo que cuanto antes se asuma que es imposible conocerlo todo, mejor. Una pena, pero es lo que hay.

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Carta a Mariangela Marseglia, directora general de Amazon en España

Carta a Mariangela Marseglia, directora general de Amazon en España

Esto está relacionado con mi caso del portátil en garantía que devolví a Amazon y que se quedó diciendo que no me devolvía el dinero ni el portátil

www.meneame.net/story/amazon-penosa-gestion-garantia-portatil-quedo-si

Acabo de escribirle a Mariangela Marseglia a través de LinkedIn (usando el primer gratis de Premium), no se si lo ignorará o no pero estoy dispuesto a agotar todos los cauces. Lo copio sin más (que vergüenza no he revisado la ortografía y me he dirigido a ella por el nombre de pila, qué mal)

Asunto relativo a Amazon

Buenas Mariangela

Siento dirigirme a bocajarro así, pero he agotado todas las vías posibles. He expuesto en redes sociales mi problema y creo que los hechos hablan por sí mismos.

www.meneame.net/story/amazon-penosa-gestion-garantia-portatil-quedo-si

twitter.com/ravnock/status/1262991948601835523

Creo que la imagen en Amazon España se vería gravemente afectada si se permite que una injusticia así.

Resumo lo más brevemente posible: llamé a Amazon a causa de un portátil MSI con una bisagra rota, tras ver que ese modelo de portátil tenia muchísimos casos iguales y la garantía cubría la reparación al considerarse fallo de fábrica.

Amazon me ofrece la devolución del dinero, ya que con COVID19 no hacen reparaciones. Me proporcionan una etiqueta de envío y se lo llevan. Vencidos los plazos llamo para saber por que no me han devuelto el dinero.

Dicen que el producto recibido está completamente roto y que no me van a devolver el dinero ni mi portátil. No aportan ninguna prueba, yo sí aporto foto de mi portátil con la etiqueta de envío que me mandasteis. No pueden ni decirme el número de serie del portátil que tienen allí para ver si coincide con el mío ni quieren enseñarme fotos de ese portátil a ver que daños tienen.

No hacen mas que colgarme una y otra vez, no me pasan con ningún otro departamento que me pueda ayudar y dicen que van a destruir mi portátil. No me quieren devolver mi portátil, esté en el estado que esté. No reclaman a la empresa de transporte, si es que ellos han sido los causantes de los daños.

Me siento completamente indefenso pero no pienso rendirme, tomaré acciones legales si es necesario, pero no creo que sea necesario llegar a tal punto.

No soy ningún estafador, soy un buen cliente de Amazon, o lo era hasta el día de hoy.

Le pido disculpas de nuevo.

Saludos.

Para los más incrédulos, no es ninguna broma

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Sobre la renta mínima de inserción

Últimamente algunos analistas, y en particular nuestro compañero @Feindesland, han apuntado con perspicacia que "la renta básica sin contraprestación es una subvención a la economía sumergida y un incentivo perverso para que esta crezca y prospere a costa de la sana".

Yo lo he estado pensando y, la verdad, es que no lo tengo nada claro. Pienso que habría que experimentarlo y estudiarlo con sumo rigor, pues creo que podría dar lugar justo a todo lo contrario, salvando que siempre habrá gente en cualquier grupo imaginable.

Primero, pienso que podría no darse tal problema porque para recibir estas rentas mínimas no solo hay requisitos de renta familiar/unidad de convivencia, sino también de propiedad familiar hasta varios grados, y la mayoría de trabajadores de la economía sumergida que no trabaja para subsistir, sino para enriquecerse, acaba acumulando propiedades y no usa testaferros fuera de la familia, por lo que no podría recibirlas.

Segundo, porque pienso que muchos trabajadores recurren a la economía sumergida como último recurso y no por gusto, sino por pura necesidad. ¿Cuántos trabajadores precarios, prácticamente esclavizados en talleres clandestinos, huertos, invernaderos, etc., va a a seguir aguantando ese trabajo penoso, sumado a los improperios y autoritarismo de su jefe, pudiendo recibir una renta mínima y olvidarse de ese infierno? ¿Cuántos asistentes del hogar que hoy ya están en la economía sumergida aguantarán ahí sin estar dados de alta en la seguridad social y tener todos los papeles en regla? Sin duda, habrá algunos, pero sospecho que será una minoría. La posibilidad de recibir una renta mínima, en todo caso, no los incentivará a continuar en esa situación, sino todo lo contrario.

Tercero y final, porque a la mayoría de los actores de la economía sumergida que participan en ella para lucrarse (autónomos que no facturan e incurren en competencia desleal, proxenetas, traficantes de drogas y armas, empresarios pirata, etc.) no sería susceptible de recibir esa renta mínima por el punto primero y, además, seguramente no le compensaría el esfuerzo de solicitarla y el escrutinio burocrático al que se vería sometido si lo hiciera.

¿Qué pensáis vosotros?

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Del mito de la educación y la verdad: la mentira como institución

Acaso una breve reflexión que me inquieta estas semanas quisiera compartir con ustedes.

Con “Ilustración” nos solemos referir cierto movimiento intelectual, ideológico y político que suele situarse desde mediados del S. XVIII a principios del S. XIX, especialmente activo en Francia, Inglaterra y Alemania (si bien no solo en estos países encontraríamos ejemplos). Entre sus principales figuras encontramos todo un elenco de “estrellas” del pensamiento: Locke, Hume, Bayle, Voltaire, Rousseau, Montesquieu, D´Alambert, Diderot, Wolff, Newton, Kant...

Movimiento editorial que impulsó la publicación de ensayos, revistas y “sociedades de pensamiento” que resultarían en un vehículo esencial para la difusión de su propuestas, suelen ser aceptados ciertos “ismos” como las líneas comunes que caracterizan a la Ilustración: su defensa del antropocentrismo, colocando al individuo en el centro del criticismo, el pragmatismo, el academicismo o el universalismo, como necesidad de búsqueda de lo común al humano, se nos presentan como algunas de las características asociadas a la Ilustración. Pero sería en especial el racionalismo la característica más notable de La Ilustración: la “Razón”, desnuda de determinaciones apriorísticas, como instrumento de búsqueda de la verdad.

No es de extrañar por tanto, que la educación del individuo, la formación de capacidades críticas, la acumulación de conocimientos y el desarrollo de herramientas intelectuales y operativas se convirtiera en la esperanza del ilustrado para el cambio de un mundo que quería dejar atrás esas viejas costumbres y creencias del antiguo régimen. Solo así seríamos capaces, nosotros individuos que formamos las sociedades en último término, de discernir lo verdadero de lo falso. Y así nos dicen que la escolarización y educación universal, la secularización de sus contenidos y una mayor implicación de los poderes públicos en la educación fueron ganando terreno.

Sin embargo, algo se ha dicho y escrito ya sobre el mito de la ilustración y su "relato" de la conquista del pensamiento y sociedad moderna en base a la razón. Como ese materialista de Marx escribió, esa idea ilustrada de la “libertad, Igualdad y fraternidad” de la Revolución Francesa bien pronto se dio cuenta de la necesidad de convertirse en “infantería, caballería y artillería” cuando, ese general tan moderno e ilustrado llamado Napoléon, quiso exportar la idea fuera de las fronteras francesas. Como neumatología la idea es atractiva, pero atendiendo a la historia, a la hora en que hubo que ir poniéndola en práctica no parece que a la ilustración le bastase como método la simple exposición de sus verdades en base a la razón...

Nos dice esa idea ilustrada que la mente cultivada nos guiará por el camino de la verdad. Unas sociedad donde sus individuos ostenten cierto nivel de educación y capacidad de reflexión crítica debería así poder enfrentarse al engaño, tanto el de naturaleza propia como ajena. Me pregunto entonces cuánto tiene ese bonito sueño de mito y cuánto de realidad: porque uno diría que aquí mienten y se engañan a sí mismos los más educados y los menos. El de ciencias y el de letras. El ingeniero, el médico, el abogado, el historiador o el filósofo. El jefe y el empleado. El rico y el pobre. El que viaja y el que no salió de su pueblo. Diré que no hay que buscar mucho para verlo: sentémonos a ver una tira de publicidad o a leer sus periódicos de cabecera. Escuchemos por un momento todas esos discursos con las que justificamos muchos de nuestros actos.  

Solemos reclamar contra eso que se ha venido a llamar la “posverdad” de nuestro tiempo una vuelta a la idea ilustrada, a la razón, que ahora entendemos como la necesidad de cuidar el vínculo entre las palabras y las cosas, entre las afirmaciones y los fenómenos, entre la política narrativa y la sustancia de lo que se legisla, como si en algún maravilloso pasado hubiera ocurrido tal acierto. Pero tal vez, por muy desalentador que sea, debamos comenzar a reconocer que esa idea de la verdad por el solo camino de la educación al menos se ha mostrado más débil y menos funcional de lo que ese optimismo iluminado nos la presentó. El conocimiento, la voluntad de informarse y la capacidad crítica puede servirnos como herramientas para no caer en el engaño, ¿pero cómo nos previene de ser nosotros los que mintamos?.

Decía Wittgenstein que “mentir es un juego de lenguaje que requiere ser aprendido como cualquier otro”: reconozcamos al menos que la mentira como institución humana no ha visto sus muros todo lo erosionados que esa ilustración pretendía.

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La mascarilla y la foto

No creo que valga la pena retomar la discusión de si es necesaria o no la mascarilla al aire libre. Se ha discutido tanto sobre este tema y se han vertido tantas ideas y recomendaciones contradictorias que, a estas alturas, cada cual se ha formado ya su opinión y el debate es estéril.

Sin embargo, lo que parece quedar fuera del debate, es el efecto de esta media sobre la narrativa, como si se quisiera transmitir que hay actos sin consecuencias. Y la obligatoriedad de llevar mascarilla en la vía pública, o en la playa, o en el campo, tiene unas consecuencias que resulta sospechoso, como poco, pasar pro alto. Porque ya somos todos mayores y sabemos que hay otra realidad.

Con independencia de nuestras opiniones personales, creo que estos son los hechos objetivos:

-El aumento del uso de las mascarillas reduce significativamente los contagios.

-Las mascarillas se pueden imponer sólo en los espacios públicos.

-Los contagios se producen mayormente en espacios cerrados

-En los espacios cerrados de concurrencia pública se impone su uso desde hace tiempo y en los de uso privado no se puede imponer de ningún modo.

Hasta ahí, creo que llega el consenso que vengo observando entre personas sensatas.

¿Y la foto? Ahí está el problema no abordado.

Cuando impones el uso de la mascarilla al aire libre, se producen unos cuantos efectos al margen, repito, de su discutida utilidad.

-Efecto impuesto revolucionario: da la impresión de que hay que sentarse en una terraza para poder librarse del sofoco. El que no consuma, que se joda. Y el que bebe cerveza, no contagia. Desconfianza.

-Efecto disuasión del ocio: la gente sale a quitarse el agobio y a disfrutar de su tiempo libre. Si mantienes sobre ellos la presión, también en la calle, empeora el ambiente social y se reduce el consumo. Sí, economía. Eso que preocupa tanto a los que no tienen un sueldo público asegurado o una pensión fija.

-Efecto foto, o efecto "algo esconden": cuando los corresponsales extranjeros sacan en sus países imágenes de las calles de España con la gente embozada, enseguida surge la pregunta de qué sucede en realidad y de qué estamos escondiendo para tomar semejante medida a 35 grados. Porque eso sólo se hace si la situación es mucho más grave de lo que se está contando. Porque eso es una puta locura en un país que vive del turismo. Porque tenemos que estar, en realidad, al borde el desastre para hacer algo así. Y la gente no viene. Y nos suicidamos.

En un momento como este, la imagen que se da es tan importante como la realidad que se atraviesa. Generar alarma en el interior y en el exterior puede ser tan grave y contraproducente como una relajación excesiva. Si para imponer sensatez por ley utilizamos medidas insensatas, no estamos avanzado un milímetro.

Salir de esto juntos significa que a mí me tiene que importar tu madre anciana tanto como te importa a ti mi negocio en números rojos. Y viceversa.

Si mi negocio te la suda, tu madre me la trae floja. Y viceversa también.

O lo entendemos, o nos vamos a la mierda. Más.

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De General de División a camarero, el drama de los polacos tras la WWII

General Stanisław Maczek. Por Stefan Garwatowski.

Una vida azarosa la de este general polaco. Inició su carrera militar como suboficial de un regimiento alpino tirolés austrohúngaro en el frente italiano, donde ascendería a oficial.

Tras el Armisticio regresó a Polonia donde tomó el mando de un batallón con el que participó en gran parte de las batallas de la guerra polaco-ucraniana.

También tuvo un destacado protagonismo en la siguiente confrontación polaco-bolchevique.

La segunda guerra mundial lo encuentra al mando de la 10ª Brigada de Caballería Motorizada, con la que se enfrentó a la invasión alemana, a la que se considera como la única unidad polaca que no perdió una sola batalla en 1939. Con la invasión rusa, se le ordenó internarse en Hungría.

Pasó luego a Francia donde recreó y tomo el mando de la Décima Brigada de Caballería Blindada polaca, La debacle francesa lo arrastró y tras combates desesperados y peripecias llegó a Londres. Allí, tras dos años de recelos y entrenamientos logró formar la 1ª División Blindada polaca. A finales de julio de 1944 desembarcan en Normandía, logrando una brillante victoria contra la Wehrmacht en las batallas por Mont Ormel, Hill 262 y la ciudad de Chambois. En esta serie de operaciones ofensivas y defensivas, que llegó a conocerse como la Batalla de Falaise, 14 divisiones de la Wehrmacht y las SS alemanas quedaron atrapadas en la enorme bolsa de Chambois y fueron destruidas. La división de Maczek tuvo el papel crucial de cerrar la bolsa para bloquear la ruta de escape de las divisiones alemanas.

Después de esta batalla decisiva, la División de Maczek continuó encabezando el avance aliado a través de los campos de batalla del norte de Francia, Bélgica , Holanda y finalmente Alemania. La mejor hora de la División llegó cuando sus fuerzas aceptaron la rendición de la base naval alemana de Wilhelmshaven, capturando a toda la guarnición, junto con unos 200 buques de la Kriegsmarine.

Maczek estuvo al mando de la 1ª División Blindada hasta el final de las hostilidades europeas y fue ascendido a general de división. Después de la capitulación de Alemania, pasó a mandar el I Cuerpo de Polonia y se convirtió en comandante de todas las fuerzas polacas en el Reino Unido hasta su desmovilización en 1947.

Después de la guerra, Maczek fue despojado de la ciudadanía polaca por el gobierno comunista de la República Popular de Polonia, por lo que tuvo que permanecer en Gran Bretaña. Dejó el ejército el 9 de septiembre de 1948, viéndose obligado a sobrevivir trabajando de camarero. Fuente: www.elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?f=12&t=17519&start=14

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Contraseñas débiles y COVID-19

Imagínese que usted es usuario de un sistema informático al que se accede con usuario y contraseña. Dicho sistema es critico, y si algún atacante consigue la clave de un usuario el damnificado sera todo el sistema, no solo aquel usuario.

En este contexto un día llega a meneame una noticia sobre una persona que se hizo un usuario con la contraseña 1234. Esta persona comenta que había un cartel en el formulario de registro que recomendaba usar contraseñas largas y con distintos tipos de caracteres pero que decidió usar simplemente 1234 porque tenia miedo de olvidar la contraseña si era más complicada.

En los comentarios de la noticia vemos algunos empatizando con la realidad de que, efectivamente, se dan situaciones en las que las personas eligen claves poco seguras y dan credibilidad a que realmente hay usuarios que tienen dificultades para recordar una contraseña compleja. Pero también hay comentarios que cargan contra el usuario argumentando primero que es un irresponsable por no usar contraseñas largas y segundo que no hay ninguna prueba de que no pueda recordar contraseñas complejas y en todo caso podría usar KeePass, ergo es una excusa.

Siguiendo el hilo de estos últimos, las soluciones que se proponen es que esta persona que uso la contraseña 1234 debe hacerse responsable de lo sucedido, la culpa es suya. Quizá habría que multarla o echarla del sistema o algo así. En coherencia con esto, el departamento de seguridad de la aplicación debería dejar el formulario como esta, no revisar las contraseñas a priori, esperar a que un atacante usurpe una clave sencilla, buscar al usuario que puso esa clave y castigarle. Así cundirá el ejemplo y la gente usará contraseñas que se ajusten a lo que se recomienda. Porque esto es un problema de responsabilidad individual.

Llegados a este punto, quizá usted ya este pensando “¿y porque demonios el sistema permite contraseñas simples? Impidan el registro con contraseñas simples y asunto arreglado”

Eso es lo mismo que me pregunte yo al ver esta noticia y sus comentarios: www.meneame.net/story/joven-incumplio-cuarentena-tras-pcr-no-saltaba-q

¿Por qué demonios la baja es ‘opcional’? Creo que todos sabemos porqué, para abaratar costes, o más bien, para trasladar esos costes al individuo. Tan simple, llanamente y cutre como un sistema informático que pasa de implementar validación de formato y delega en el usuario la seguridad.

Un sistema informático que hiciera eso probablemente lo haría porque piensa que en la inmensa mayoría de los casos si alguien vulnera una cuenta el único damnificado será ese usuario y poco más, así que a efectos prácticos es como si no pasara nada y eso que me ahorro. Con las bajas pasa lo mismo, normalmente el único perjudicado es el propio enfermo y poco más así que…

Nuestro sistema esta continuamente reformándose para externalizar costes vía convertir lo que antes era estructural en algo a discreción de la “responsabilidad individual”.

Esa responsabilidad individual a la que se apela es un fetiche imaginario, no es generalizable, ni se desea que lo sea. Si la gente fuera “responsable” cogería automáticamente la baja, pero si coge la baja automáticamente ¿qué diferencia practica hay con que la baja sea automática?. No tiene sentido. La baja no es automática precisamente para que haya gente que no la coja.

Ahora en Madrid empieza un confinamiento por barrios que no incluye refuerzos en nada que sea preventivo y estructural (médicos, profesores, teletrabajo, transporte, etc, etc) pero si en lo referente a mandar el mensaje de que la culpa es de la gente, que es una irresponsable y pagarán por ello. Porque anunciar refuerzos en policía y hacer una petición para que venga el ejercito a hacer cumplir las restricciones es tan efectivo como admitir 1234 como contraseña y luego bajarle el karma al que pilles con esa contraseña. No sirve como política de seguridad, sirve para mandar un mensaje: si algo sale mal la culpa es tuya y lo vas a pagar.

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¿Un estado de alarma prorrogado seis meses?

Aviso: no esperéis encontrar ideología política aquí: la cuestión que planteo es más bien técnica.

Escribo esto para leer la opinión de los que saben más que yo, o sea que sí, este artículo es un gancho para ver si aparece @pasapollo o algún otro de los entendidos y nos enseña algo.

De todos modos, tampoco me considero un ignorante completo en materia jurídica y voy a dar mi opinión para, como digo, utilizarla de zaguán para que los que saben de veras puedan darme un vapuleo. O darme la razón. Vete a saber.

Por lo que yo sé, la ley dice que el poder ejecutivo puede aprobar por su cuenta un Estado de Alarma de 15 días de duración y que, a partir de este plazo, será el legislativo, o sea, el parlamento, el que tendrá que aprobar las prórrogas.

El Gobierno, en uso de sus atribuciones, ha aprobado hoy el Estado de Alarma, y este deberá ser revalidado antes de que expiren los 15 días, pero la cuestión extraordinaria está en que no lo quiere revalidar por otros quince días, sino pro seis meses, de una tacada, ya que no existe límite expreso a la ampliación.

¿Pero por qué seis meses y no seis semanas? ¿Por qué seis meses y no seis años? Ahí creo que está el problema. Creo que una ampliación de seis meses vulnera de largo el espíritu del legislador al soslayar una ampliación semejante el control parlamentario, que era lo que se buscaba. Cuando se redacta la Constitución, lo que se pretende es aportar una garantía de control para evitar abusos, y una ampliación de seis meses, o de seis años, eliminan ese control y esa garantía. Por esa razón creo que es inconstitucional.

En caso de que se admita, con independencia de su oportunidad, corremos el riesgo de que el siguiente Gobierno, del mismo color o de otro, aproveche el precedente jurídico para cualquier otro tema. Y si ese Gobierno, el que sea, tiene mayoría absoluta, podemos ya echarnos a temblar.

¿De verdad es necesario un plazo así, sólo por no someterse a control y votación parlamentaria? ¿Podemos permitirnos que el plazo de ampliación sea cualquiera sabiendo que en el futuro alguien puede aprovechar al precedente para sofocar una huelga, o aplastar cualquier conato de resistencia en una Comunidad Autónoma?

Creo que es un exceso. O no vemos el riesgo, o estamos locos.

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Antidisturbios, una serie que habla de las manzanas, pero no del cesto

La serie de Antidisturbios, recientemente estrenada, aborda una temática controvertida pero no logra tener un enfoque claro. Vista de principio a fin, la calidad técnica es indiscutible y merece mucho reconocimiento pero, aun con sus virtudes, la obra en su conjunto deja una sensación decepcionante. El problema no es lo que nos muestra, que está muy bien realizado, sino lo que omite.

Cuenta la historia de los integrantes de una unidad de antidisturbios implicados en un homicidio imprudente. Esto sirve de punto de partida hacia la trama central, que habla sobre una corruptela de las altas esferas. Una trama que salpica a algún político, policías, jueces y medios de comunicación.

La descripción de los antidisturbios se basa en las humildes vidas de "los mandaos", esos quienes reciben las órdenes, los que están al pie del cañón. Nos enseña cómo las ejecutan y en qué condiciones. El valor de la serie es hacer que nos pongamos las botas, el chaleco y el casco y vivamos intensamente desde dentro la vida de estas personas, que sintamos lo que sienten, que conozcamos a los seres humanos que hay dentro, sus vidas, la precariedad y miserias de su trabajo. Y al mismo tiempo poder mirar hacia el lado opuesto y ver de primera mano las consecuencias de sus acciones, la injusticia y el desgarro cuando la violencia es ejercida contra los más débiles. Está ambientada de manera muy realista, y te hace estar en todo momento dentro de la acción.

Pero hay algo que hace que el ritmo vaya decayendo capítulo a capítulo, bien sea porque se olvida rápidamente de los débiles de la historia como la familia desahuciada o los que reciben los porrazos (aunque sí hace un ligero seguimiento de la historia del inmigrante fallecido), bien porque deja de cuestionar las actuaciones policiales como tal y se centra en retratar la vida personal de ellos.

La serie parte de la premisa de que la corrupción hace un gran mal a las instituciones y cuestiona los comportamientos corruptos dentro de un sistema, pero se olvida de cuestionar el sistema en sí mismo. Estamos otra vez a vueltas con las manzanas podridas...

La violencia es una opción: La escena del desahucio en una corrala de Lavapiés.

La escena clave de la serie transcurre en el primer capítulo y muestra cómo una unidad de antidisturbios es mandada por orden de un juez a desahuciar a una familia por un impago del alquiler. Cuando llegan, un gran número de personas de una plataforma antidesahucios se interpone en su camino. Debido a una cadena de circunstancias ocurre un grave incidente en el que acaba muriendo uno de los vecinos, inmigrante senegalés, que trató de mediar en la actuación.

La serie deja entrever que la actuación de las U.I.P. en el desahucio fue mal ejecutada por falta de medios o por mala praxis de los integrantes del operativo, además forzada por un alto mando corrupto con intereses económicos de por medio.

En la escena en cuestión los antidisturbios deciden arrinconar a unos manifestantes en un espacio reducido y cargar contra ellos excusándose en una provocación. Aparte de que interese o no a la trama, sabemos que arrinconar a alguien no es buena idea, siempre es necesaria una válvula de escape ya que las reacciones desesperadas de las personas son tremendamente imprevisibles, y generalmente llevan a una acción violenta.

Kettling.

Kettling es una táctica de control de multitudes, frecuentemente utilizada por la policía británica ( y usada en España bastante durante el 15M por cierto), que consiste en acorralar o acordonar una zona inadvertidamente de forma que los manifestantes no se den cuenta hasta que queden atrapados y no puedan salir. Luego se les mantiene encerrados el tiempo que ellos consideren, sin importar que uno esté el primero en la protesta o que de casualidad pasara por allí. De esa manera pueden contener grupos o realizar detenciones.

Esta situación genera gran tensión y ansiedad a las personas atrapadas entre la multitud. Una kettle es un aparato doméstico que se usa para hervir el agua, y esta técnica puede llevar los ánimos de la multitud a su punto de ebullición. Porque aunque los manifestantes decidan dispersarse y marcharse o terminar la protesta, están siendo arrinconados contra su voluntad generando una grave tensión. En teoría sólo se trata de una táctica de contención, que la desesperación de los manifestantes les lleve al desánimo y al fin de la protesta, pero la realidad es que con tal de que haya sólo un pequeño grupo de impacientes dentro que quieran salir ya puede existir una confrontación, y en lugar de reducir los ánimos puede escalar el conflicto.

Esta es una táctica, no es tal vez lo que muestra la serie, pero es una táctica entre tantas, que busca un objetivo. Y hago hincapié en este asunto porque creo que lo que la serie omite es precisamente la hipótesis de la acción deliberada de la violencia por parte de las fuerzas de seguridad del Estado.

  • "carga policial en Madrid" by orianomada is licensed with CC BY-NC-SA 2.0.

Uso y abuso de poder.

Los policías, como todos los seres humanos, tienen sus problemas sociales y emocionales, pero son profesionales en su trabajo. Las acciones violentas no son causa ni del estrés al que están sometidos, ni de versos sueltos que improvisan y se toman la justicia por su mano, ni son acciones aisladas. Si estos casos se dieran, y sabemos que se dan, se deberían investigar como actos impropios, fuera de la legalidad.

Es decir, esa no es la forma profesional de actuar. Lo que se debe resaltar, y es lo que esta serie no argumenta, es que las acciones llevadas a cabo deben responden a un criterio. Son decisiones tácticas, estratégicas y políticas. Las U.I.P. son cuerpos profesionales, entrenados, competentes y siguen directrices. Todos los operativos se preparan y las normas se dictan siguiendo una cadena de mando y en primera instancia es una orden política. Con responsables. Con nombres y apellidos y sí, también con ideología.

Recordemos que son estas fuerzas las que ostentan el monopolio de la violencia. El uso y abuso que se le da a esa fuerza por parte del mando político y policial es lo que hay que cuestionar. El hecho de que se produzcan acciones violentas de la policía contra los ciudadanos y que en la práctica no haya censura posterior, ni asunción de responsabilidades, ni rendición de cuentas, nos tendría que hacer preguntarnos si esas acciones no estarían amparadas por el alto mando y los correspondientes gobiernos y si no estarían diseñadas y promovidas por ellos.

Estas órdenes y acciones no habrían sido llevadas a cabo porque fueran dictadas por corruptos, sino por gobernantes de pleno derecho. La violencia en ese caso sería estructural.

Por eso, y aunque se han puesto todas las miradas y la crítica en la descripción del perfil social y psicológico de los personajes en la serie, tanto si dejan en mal lugar o por el contrario blanquean a la policía, no creo que sea determinante. Estos perfiles se pueden dar en cualquier otra profesión. Los habrá como los de la serie y los habrá que no son cómo los de la serie.

Lo interesante sería saber, si es que se dan estos perfiles, por qué se dan. Cuáles son las características internas del cuerpo y de estas unidades. De dónde vienen las U.I.P. y cuáles son sus directrices, qué tipo de armamento se compra y se utiliza contra la población, por qué y de qué manera, qué ocurre con quienes son víctimas de estos abusos y cómo es la actuación de la justicia al respecto, y un largo etc.. En este caso concreto, por qué es necesario el uso de la fuerza para el desalojo de una vivienda y de dónde vienen esas presiones ¿Estamos hablando de una corruptela de un par de jueces y políticos que quieren vender pisos turísticos o de un gobierno que sigue las demandas del lobby de los fondos de inversión?

Me gustaría que se intentara dar respuesta a preguntas como éstas en una serie de ficción que pretende tener un trasfondo realista, pero no se llegan a plantear. Y eso aleja un poco más el relato sobre los verdaderos culpables de que haya gente que en la realidad sufre situaciones iguales o peores que los retratados en la ficción. Es más laborioso alejarse para cuestionar el cesto que hablar sólo de tres o cuatro manzanas.

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menéame