
A nuestro soldado se le ordenó formar en primera línea del pelotón de fusilamiento. Los amotinados solían ser castigados con el rigor de la bala: se estuviera enfrente o detrás de esta, la bala acabaría por llevarse lo que algún día se fue, severo era también ser castigado como verdugo. A ese último recuerdo de lo que aún era se quiso agarrar nuestro tembloroso soldado: recordaba con pesar aquellos días de fervor patriótico que llevaron a tantos jóvenes, almas como la suya y las que ahora tenía enfrente, a dejar sus trabajos y alistarse en una guerra que en vez de aventuras y heroicidad les regalaría barro, frío, trincheras y muerte, ¿estarían pensando lo mismo aquellos que ahora se encontraban al otro lado del fusil?...
La conocida como “Batalla de Somme” (julio-noviembre 1916) significó un antes y un después en el devenir de la aquella terrible I Guerra Mundial. Ideada en un primer momento por los ejércitos aliados Francés e Inglés como un movimiento de distracción con el objetivo de alejar parte de las fuerzas ofensivas alemanas, que por sorpresa habían atacado Verdún, Somme llegaría a superar sin embargo las bajas de esta, llegando a ser conocida como “La Tumba de Barro” y quedando para la historia como la batalla más sangrienta de esa guerra. El Ejército Aliado, obligado por las bajas del transcurso de la guerra a incorporar al frente tropas inexpertas, se enfrentaron con veteranos soldados alemanes. Más de 57.500 bajas, de estas más de 19.200 muertos, se contabilizaron en el bando Inglés, mientras el ejército Alemán sufriría también más de 8.000 bajas... en total más de 65.000 bajas, ¡sólo el primer día!. La batalla se alargaría más de cinco meses, con un saldo calculado de más de un millón de muertos.
Resulta aún complicado a los historiadores decidir quién fue el vencedor: la contraofensiva hizo retroceder al ejército alemán unos paupérrimos 8 Km. tras un ejemplarizante (según cuentan las crónicas militares) repliegue escalonado conocido como “Operación Alberich”. Además, como consecuencia de la Batalla de Somme, los alemanes construirían la "línea Hinderburg", el famoso complejo de fortines, trincheras y túneles en el que luego, pasada la guerra, se inspiraría el ejército francés para construir la también tristemente célebre "Línea Maginot", ese fracaso defensivo visto ya en la II Guerra Mundial.
En cualquier caso, cuando acabó la batalla, ambos bandos habían comprobado hasta que punto podía ser mortífera la guerra moderna de trincheras, si bien podemos asegurar ahora que no pareció hacerles cambiar de ideas. Altos oficiales franceses e ingleses (algunos de estos últimos aristócratas), ciegos en sus ambiciones, incapaces de entender que esa ya anticuada guerra decimonónica no tenía cabida ante el moderno armamento y ese oscuro "arte" de los nidos de ametralladora alemana, quisieron continuar una contraofensiva que ya para entonces había dado claros síntomas de rechazo por parte de las tropas.
De esta manera, el 16 de Abril de 1917, el ejército francés se dispuso a atacar esa fortalecida línea alemana Hinderburg de forma directa: lo que se dio a conocer como la “Ofensiva del General Nivelle” se vendió a la opinión francesa como una operación decisiva que acabaría rápido y de un golpe con el invasor; ya saben que política y guerra siempre van unidas. El plan era sencillo: atacar con 44 divisiones, unos 850.000 hombres, un saliente de la línea Hinderburg defendido por tan solo 9 divisiones alemanas.
Sin embargo muchos sabían de antemano, en especial oficiales de campo, que sería una nueva carnicería: atacar una línea tan bien fortificada de forma directa con un ejército desmotivado y aún recuperándose de Somme y Verdún era mandar, de nuevo, a miles y miles de almas a la muerte. Más aún cuando, llegado el día de iniciar las operaciones, un ejército alemán conocedor de los planes de Nivelle (aún se discute si los franceses cayeron en una trampa alemana) se retiraron atrás, al grueso de sus trincheras, devastando todo a su paso para evitar que los franceses encontraran refugio. Donde antes las 44 divisiones del ejército francés sorprenderían a 9 divisiones alemanas atrincheradas, ahora se enfrentarían a 43 divisiones perfectamente fortificadas, que además les esperaban pertrechadas tras sus ametralladoras.
Pero para el alto mando parece que la gloria valía más que la vida de esos hombres, Nivelle quería su batalla a toda costa. Si bien parece que existió alguna duda en proseguir o no con el ataque, al final el sí se impuso. Tal fue la soberbia del alto mando francés que ni siquiera aseguraron las necesarias provisiones, camas de hospital y demás necesidades básicas para el caso de que la batalla se alargara. Dos días calculo como necesarios el optimista general Nivelle para romper las defensas alemanas, la realidad es que terminado el cuarto día de batalla los alemanes apenas habían retrocedido, con un costo de más de 180.00 bajas para el ejército Francés.
Tras el fracaso de la batalla de "Chemin des Dames", catástrofe que daba al traste con la tan publicitada “Ofensiva de Nivelle”, el desanimo acabó invadiendo a miles de soldados del ejército francés, que se negarían a volver a las trincheras ante la evidencia de un nuevo alargamiento en el conflicto. Tres años ya de una cruenta guerra como jamás se había conocido, y las noticias de una revolución rusa bolchevique que gritaba a los soldados que ese conflicto solo defendía el interés de otros, hicieron mella en la infantería.
Si los motines ya aparecieron de manera manifiesta anteriormente, el asunto llegaría ahora a su punto álgido llegando a ser conocida esta parte del conflicto como “La Primavera de los Amotinados”. El 29 de abril, unos doscientos soldados del regimiento de Infantería Nº 20 rechazan volver a las trincheras tras participar en los combates de “Moronvilliers”. Este primer suceso sería duramente reprimido. Al contrario de lo que el mando francés esperaba con un castigo ejemplarizante, este no haría más que incentivar nuevos motines. Entre el 15 de mayo y el 15 de junio el movimiento es masivo: mas de dos centenas de acontecimientos distintos, dos tercios de las divisiones afectadas y de 30.000 a 40.000 soldados implicados. Deserciones, desobediencia individual o colectiva a las órdenes, manifestaciones, reparto de panfletos, enfrentamientos con los mandos y oficiales, amenazas de marchar sobre París... todo ello mezclado con un alcoholismo rampante en las trincheras. Miles de soldados franceses colocarían la bandera roja en sus puestos, y con el puño en alto cantarían “La Internacional” ante los ojos atónitos de sus mandos. Por otra parte la presión civil, con duras huelgas en la industria, desestabilizarían un ya de por sí frágil parlamento francés.
Un desacreditado general Nivelle sería sustituido por el luego jefe de estado de ese "Régimen de Vichy" general Pétain, que reprimió con violencia esta situación (unas quinientas condenas a muerte), si bien no tuvo más remedio que rebajar esa cifra y acceder a algunas de las peticiones de la tropa como permisos suplementarios, mejores raciones alimentarias, reemplazo de veteranos...
A nuestro soldado la vergüenza se le clavo como esa bala que salió de su fusil. Pudo comprobar que el dicho era cierto: solo para los fusilamientos la tropa se encuentra en formación antes de la hora.
Senderos de Gloria.
No permitáis que la ambición se burle del esfuerzo útil de ellos
De sus sencillas alegrías y oscuro destino
Ni que la grandeza escuche, con desdeñosa sonrisa
los cortos y sencillos hechos de los pobres.
El alarde de la heráldica, la pompa del poder y todo el esplendor, toda la abundancia que da, espera igual que lo hace la hora inevitable.
Los senderos de la gloria no conducen sino a la tumba”.
(Thomas Grey, "Elegía Sobre un Cementerio de Aldea", 1751)
Reconozco no ser un gran aficionado al cine. Ya desde pequeño me pareció que la mayoría de las películas pecaban de largas; supongo que algo tendrá que ver esa impaciencia de la que siempre mostré gala. Son pocos así los largometrajes donde realmente pueda encontrar ese gozo que se descubre al ser público de esa “representación de la virtud” que dicen es el arte. No deja de ser curioso (o tal vez no tanto) que, entre la filmografía que más me ilusiona, se encuentren dos películas del mismo director.
Cualquiera de esas terribles escenas anteriormente citadas de la I Guerra Mundial pueden servir de escenario para “Senderos de Gloria” (Kubrick, 1957). Adaptación al cine de la obra homónima de 1935 del novelista Humphrey Cobb, el libro se basaba en una noticia del "New York Times" publicada en 1934: las familias de cinco soldados (en algunos sitios leo cuatro) demandaban al gobierno francés por un fusilamiento injusto durante la I Guerra Mundial, tras amotinarse esos soldados luego de recibir las órdenes de capturar una posición militar imposible. La corte estimo el juicio militar como injusto, al descubrir que no se trató de ningún amotinamiento de esos soldados en concreto, sino de un escarmiento dónde esos pobres diablos fueron elegidos de forma arbitraria a modo de castigo para la tropa (el ejército francés y su ya larga tradición de escarmientos arbitrarios, ya conocerán algunos de ustedes el "Caso Dreyfus"). A dos de las familias les otorgaron un franco en compensación, a las demás nada. Cobb, veterano en esa I Guerra Mundial y conocedor de semejantes injusticias, escribió “Senderos de Gloria” furioso por esto. Tomaría el título para la novela del poema de Thomas Gray.
El hilo del filme será el espantoso presente y el desalentador futuro de unos hombres cuyas vidas se convirtieron, sin saberlo, en mercancía de intercambio para los egoístas intereses particulares del alto mando. Todo ello a través del pulso interno del protagonista, el Coronel Dax, interpretación magistral de un Kirk Douglas moviéndose entre la valentía, la indignación, la impotencia y la frialdad calculada hacía su tropa. Como escena clásica para la historia del cine (y suelo leer que en esta película hay unas cuantas) tenemos ese paseo por las trincheras durante el cual nuestro Coronel Dax pasa revista a esas tropas pendientes de saltar a morir: “¿Qué tal, soldado?, ¿dispuesto a matar alemanes?”. No puede decirles nada más, porque no sabe que más decirles a esos pobres hombres.
“Senderos de Gloria” fue censurada en gran parte de Europa, prohibido su visionado a los soldados norteamericanos en campaña. No fue estrenada en Francia hasta 1972 o en España hasta 1986, muchos años después de su estreno. Prueba todo esto de como esta película fue capaz de tocar en la llaga de estas terribles realidades de la guerra; no parece que Kubrick o Douglas estuvieran muy interesados en ser “políticamente correctos” o en el éxito comercial del trabajo (como curiosidad, parece ser que Douglas, aún siendo el productor y poniendo él la pasta, le dijo algo así a Kubrick como: “la película será un fracaso, pero tenemos que hacerla”).
Como les digo no soy un gran aficionado al cine. No les puedo hablar sobre ese gran trabajo de cámara del que leo que siempre hace gala Kubrick, sobre esos desplazamientos, planos secuencia, uso de claroscuros, concisión argumentativa en tres actos, de como la película se abre al género bélico a la vez que al judicial, etc... En esta ocasión para mí el disfrute es mayor al presentarme como un lego en la materia cada vez que vuelvo a visionar la obra:
Coronel Dax (CD.) - ¿Conoce usted el estado de mis hombres?
General Mireau (GM.) - Sí, naturalmente tendrán que morir algunos, muchos posiblemente…
CD.- ¿Ha calculado el porcentaje de bajas?
GM.- Sí, digamos que un 5% morirá en el primer envite, un cálculo muy generoso, otro 10% morirá en tierra de nadie y un 20% en las alambradas. Nos queda el 65% y con lo peor ya hecho. Pongamos que caiga otro 25% en la cumbre de la colina, aún continuaríamos con una fuerza más que suficiente para defenderla.
CD..- ¿Está diciendo que más de la mitad de mis hombres ha de morir?
GM.- Sí, es un precio terrible, coronel, pero tendremos la Colina.
CD..- ¿La "tendremos”, señor?
GM.- ¡Yo dependo de usted! ¡Toda Francia depende de usted!
CD.- No soy un toro, general, no me ponga la bandera de Francia delante para que envista.
GM.- ¡No compare la bandera de Francia con un capote de torero!
CD.- No he querido ser irrespetuoso con nuestra bandera, señor.
GM.- Quizás esté anticuada la idea de patriotismo, pero donde hay un patriota hay un hombre honrado…
CD.- No todos opinan así, el doctor Johnson decía algo muy distinto del patriotismo.
GM.- ¿Y se puede saber lo que decía?… ¿Quién era ese hombre?
CD.- Samuel Johnson, señor.
GM.- ¿Y qué tenía que decir ese tipo sobre el patriotismo?
CD.- Dijo que era el último refugio de los canallas.
Hace pocos días aquí en Menéame apareció enlace dónde se cuestionaba cuanto tiempo es necesario para olvidar un holocausto . Temo que menos de lo que a algunos nos gustaría. Ahora que aquí, ahí y más allá las banderas vuelven a servir de capotes en manos de algunos charlatanes, ahora que esos mismos escenifican con la debida foto en redes sociales su amor por los propios símbolos bélicos y “de orden”, ahora que hemos podido ver de nuevo las prácticas de tiro de alguno en camisa y tirantes, ahora que muchos rinden alabanzas a este patriotismo mal entendido, ahora pues es cuando películas como “Senderos de Gloria” deberían retomarse como respuesta.
Si no ha visto la película aún, no pierda la oportunidad, el final es una delicia y un canto de esperanza a eso lo que nos une.
Los senderos de gloria no conducen sino a la tumba.
Nota: Kirk Douglas falleció el pasado 5 de febrero a la edad de 103 años. Este es mi pequeño homenaje a su interpretación del "Coronel Dax" y a su valentía al producir esta maravilla del cine.
El humor es reir, reirse o hacer reir.
El humor siempre lleva un calcetín rojo y uno verde.
El humor es la patada en la boca a lo formal de lo cotidiano.
El humor crea situaciones nuevas de hechos cotidianos.
El humor es el óxido nitroso del dolor.
El humor es el desenlace inesperado que te hace reir.
El humor es el planteamiento, desenlace y nudo hecho con un corbatín de colores.
El humor no es más que reirnos de lo que pasa, de lo que no pasa y de lo podría pasar.
El humor es el antídoto del sentimentalismo mal entendido.
El humor es reir por no llorar.
El humor es pasión al momento.
El humor es "llega un hombre a un bar y le atiende un pingüino y..."
El humor es como el amor pero con hache.
Cada vez más oigo comentarios, no solo aquí, si no también en la calle o incluso en mi casa del tipo: el coronavirus solo es peligroso para los viejos.
Hace falta ser mala persona para considerar que como tú no perteneces a ese colectivo el tema te la bufa.
Me recuerda al VIH con los homosexuales, y porque no decirlo, a los judios con el holocausto. Como yo no lo soy pues me da igual.
Es posible que quien diga eso no tenga a nadie querido homosexual o judio, y lo que es seguro que es tan imbecil que no sabe que seguro que tiene a alguien querido mayor y que (espero que no) algún día llegara a viejo
Un ser humano es valioso porque es un ser humano o si no, pues tiramos al mar la declaración de los derechos humanos y tan tranquilos
Complementando los dos artículos escritos por los compañeros meneantes @PasaPollo y @Faramir, en los cuales dicen correctamente que no se pueden perseguir penalmente las mentiras porque vienen amparadas en la libertad de expresión y en la presunción de equívoco, propongo una idea para que pueda ser reglamentada e iniciar un debate:
El 1 de julio de 1993, el Consejo de Europa aprobó la Resolución 1003, en la cual recoge el Código Deontológico Periodístico y regulando el comportamiento de los informadores, con el objetivo de mejorar el tratamiento informativo de algunas de las cuestiones sociales de mayor actualidad. Algunos de los aspectos son:
Es obvio que hoy día no se cumplen algunos aspectos, ya sea por sensacionalismo y conseguir visitas rápidas en medios digitales, o por interés económico-ideológico para fomentar y publicitar un neoliberalismo sistémico que favorece a los dueños multimillonarios de los grupos de comunicación.
La ausencia de un organismo competente que sancione la falta de aplicación del Código Deontológico Periodístico, ha llevado a que la situación se haya descontrolado, y el público en general acabe más desinformado. Las asociaciones de periodistas no han resultado eficientes y, en algunos casos, sus comunicados han resultado ser más parcialmente políticos que defensores de la profesión periodística.
Por ello, propongo la creación de una Asociación de Periodistas de carácter estatal, donde los dirigentes sean escogidos por los mismos profesionales, y que dicha asociación tenga el poder, no de censurar, pero sí de declarar cual medio, ya sea prensa (papel y digital), televisión o radio, sigue a rajatabla el Código Deontológico.
Se puede crear una numeración en la cual el medio deberá ponerlo en portada para que el público sepa si este medio cumple con el código o puede engañar, ya sea de mala fe o no, en sus informaciones. Por ejemplo, el 1 para los que lo cumplen a rajatabla, el 2 donde haya medios que añaden opiniones, el 3 donde imponen un sesgo ideológico, el 4 donde tergiversan su información y el 5 para los peores.
De esta manera, no se censuraría a ningún medio, pero si se avisaría al público qué medio puede engañar, señalándolo y catalogándolo por los mismos miembros del gremio.
No es necesario prohibir. Sólo regular.
P.d.: Los bulos de redes sociales son ya más un problema de educación. Una población bien educada es más difícil de engañar y no cometen actos de fe para creer en una cadena de esas características.
Hace mucho tiempo que dejé de creer en la política. Me da igual de que lado, de qué color, de qué ideología. Está bastante bien reflejado en una imagen que vi hace tiempo pero que ahora no encuentro, de un número pintado en el suelo, y dos personas discutiendo si era un seis o un nueve, dependiendo desde dónde se viese. Hay quienes argumentan que lo correcto sería buscar a quien hubiera pintado el número y preguntarle qué número quería pintar.
Yo pienso que, por encima de todo ello, habría que encontrar a quien pintase el número y preguntarle por qué diablos lo ha hecho. Y por qué un 6 o un 9, y no un 7, o un 8.
Veo a mucha gente criticar a la derecha por hacer una oposición "desleal" al gobierno actual, restando apoyos en un momento donde el consenso debería ser la norma. Pero no faltan los reproches continuos al gobierno de derechas madrileño por sus recortes en la sanidad autonómica. Esa derecha que tilda las acciones del gobierno de irresponsables y homicidas, sin ser capaces de ver que las autonomías donde menos colapsados están los hospitales son algunas donde ha gobernado el mismo partido del gobierno central al que critican.
Me espanta ver que hay personas que, mientras normalmente apoyan la república, los sistemas federales y descentralizados, rechazando el supuesto patriotismo rancio de bandera y cabeza monolítica, parecen alegrarse de que los ciudadanos de otros países lo estén pasando mal porque sus gobiernos no han tomado las mismas acciones que el gobierno español.
Reconozco también que hay quienes van más allá, que en vez de señalar con el dedo a un posible culpable de la crisis, apunta al sistema que ha permitido que esta se diera. Es decir, que más que buscar la causa, busca el motivo. Cada uno tiene su opinión, pero comete un grave error si piensa que puede darla y al mismo tiempo desligarse de cualquier interés. Estas opiniones pueden calar en el resto si ese interés está bien afianzado en un motivo conciso y transparente. Si no, corre el riesgo de quedar reducido a mera propaganda. Que un enfermero que pertenezca a la estructura de Podemos ofrezca varias entrevistas en distintas televisiones criticando los recortes de cierto partido político y las consecuencias que están teniendo a la hora de afrontar esta crisis debería estar en un nivel diferente a unas declaraciones pasadas de un entrenador de fútbol fallecido estos días alabando los valores del socialismo. El problema es que, si tanto el que opina como el que lee o escucha la opinión, no mesura la pertinencia de la información, contribuye a que pierda relevancia. Y si no podemos hacer esto, mucho menos vamos a dejar de hacer caso a la información falsa.
Delante de mis ojos tengo una circular privada del jueves 5 de marzo del Ministerio del Interior, instruyendo a Instituciones Penitenciarias que valore la ampliación del número máximo de llamadas telefónicas que un preso puede hacer a la semana (se aprobó una ampliación de 10 a 15 llamadas), y de que se informara de ello a todos los Centros Penitenciarios para que modificaran el sistema informático de control de centralita y que dicha ampliación entrara en vigor la semana entrante, es decir, el lunes 9 de marzo de 2020.
Es decir, el Ministerio del Interior sabía con bastante anterioridad al anuncio del estado de alarma que era muy probable que las cosas se pusieran feas, y decidió ser precavido en un sector extremadamente sensible como es el de las prisiones.
Hoy todavía se sigue apuntando a las manifestaciones feministas del 8 de marzo como posible causa de la gran propagación del coronavirus en España, y muchos se preguntan si el gobierno no ha sido previsor, si es cierto que no había motivos en ese momento para cancelar las manifestaciones, como han dicho.
No hay que engañarse: el gobierno sabía perfectamente lo que podía ocurrir. La pregunta es por qué en el primer caso han sido han sido tan previsores, y en el segundo se han mostrado tan dubitativos hasta el punto de no hacer nada.
La respuesta es clara: porque en el primero, no tenían nada que perder, y en el segundo había muchas cosas en juego, y nunca se podría afirmar categóricamente que las manifestaciones fuesen la causa de la rápida propagación del virus. Y en ninguno de los dos casos se ha intentado velar por la vida.
Porque, ¿qué sentido tiene ampliar el número de llamadas telefónicas a los presos cuando aún no se habían paralizado las comunicaciones ni los permisos penitenciarios? Evitar un futuro conflicto. ¿Qué sentido tiene permitir manifestaciones masivas en un probable escenario de pandemia? Evitar un futuro conflicto.
El gobierno, este gobierno, ha hecho lo que todos los gobiernos de la historia, sean del color que sean, han hecho a lo largo de los años: protegerse a sí mismo, aunque para ello haya que sacrificar la protección del pueblo.
Quizá la cuestión no sea si la sanidad es mejor pública o privada, si entes abstractos como la Unión Europea tienen verdadera utilidad, si la crisis podría capearse mejor con unas políticas progresistas, liberales o conservadores. Quizá la cuestión es qué entendemos nosotros por gobierno, y cuál es el servicio que sus integrantes deberían dar a las personas.
¿Alguien recuerda el 15-M?
Continuando con el listado, o más bien censo, de las razones en uno y otro sentido que voy escuchando por ahí, paso ahora a enumerar las que aportan los partidarios de regresar cuanto antes a la actividad. Como en el caso anterior, no estoy de acuerdo con varias de ellas, pero no es de eso de lo que se trata. Aprovecho para dar las gracias a @Batko y @Gringogo por el empujón que me han dado para escribir esta lista.
Vamos allá:
(1) La gente tiene que comer. No todo el mundo pertenece a un sector que pueda teletrabajar o a uno donde el los ingresos están asegurados se trabaje o no. Para algunas personas, el virus es un problema o un riesgo menor, comparado con la indigencia o la destrucción de su plan de vida. Estas personas, por su situación, están dispuestas asumir otro nivel de riesgo, porque no asumirlo lleva a un daño cierto, conocido y presente. El listado y variedad de la gente que está en esta situación es demasiado variado como para abordarlo, y además soy poco amigo de particularismos.
(2) La salud física de la población se está yendo a la mierda. Sobrepeso, sedentarismos, y un largo etcétera de dolencias. No se trata de luchar contra la enfermedad, sino contra las enfermedades, y hay mucha gente que está viendo como su salud se deteriora a marchas forzadas, especialmente entre los que ya tenían dolencias previas. La lista de enfermedades que se agravan con la inactividad y el confinamiento es descomunal, y el número de personas que las padecen es también enorme.
(3) La salud mental de la población. En España, el número de suicidios es altísimo. El consumo de ansiolíticos y antidepresivos es realmente grande. El confinamiento daña a estas personas de un modo muy especial, y el alargamiento de la situación no hace sino empeorar, y mucho, la salud mental de toda la población en general y de estas personas en particular. La salud mental siempre ha sido arrinconada y no estamos ante una excepción.
(4) Daño a las empresas. Los empresarios, especialmente los exportadores, ven como sus clientes los están sustituyendo por empresas de países donde el confinamiento es menor. La cuota de mercado conseguida durante años desaparece a ojos vistas porque en otros países las cosas se gestionan de otro modo. Cada cliente que se marcha es posiblemente un cliente perdido, porque siente que lo has dejado tirado en el peor momento. Obviamente, estas empresas quieren volver a funcionar cuanto antes.
(5) Daño al patrimonio de todos. Los pueblos, las ciudades, los parques, los monumentos. Todo está sufriendo de la falta de mantenimiento y de lo necesarios cuidados. Eso no es de cuatro amigos: es nuestro, y se está perdiendo. Hay cosas que pueden esperar, pero otras, no tanto. ¿Tenéis una idea de cómo están las protectoras de animales en estos tiempos, por ejemplo? Pues me han contado historias de miedo. Lo mismo pasa con las maquinaria, empezando por nuestros coches. La maquinaria parada sufre daños. Los mantenimientos se están retrasando y con ellos, se reduce la seguridad y la duración de las máquinas. Es un daño económico y un peligro.
(6) Retroceso social y egoísmo. El confinamiento es un retroceso en la percepción de la sociedad. Es triste, pero los antisociales están ante su hora feliz. Los del refugio. Los acaparadores. Los del sálvese quien pueda. Los que decían que después de ellos, que viniera el diluvio y que había que prepararse para lo peor, y que dieran por culo al resto. El hecho de que estas personas vayan ganando ya es un problema en sí mismo y una razón para ponernos en marcha cuanto antes como sociedad, a pesar de los riesgos. Dejarles ganar la partida es un precedente perverso de consecuencias aún imprevisibles.
(7) Los malos hábitos. Si la cuarentena se prolonga, costará mucho tiempo y esfuerzo combatir los malos hábitos, tanto personales, laborales, sociales y económicos que estamos contrayendo. Como sociedad somos lo que somos y nuestra estructura está preparada para ello, pero si se consolidan los hábitos de aislamiento, de egoísmo, de falta de contacto y de individualismo exacerbado, nos va a costar mucho como sociedad salir de ese agujero.
(8) Pérdida de libertades. Hay quien confía en el Estado, quien ama a la autoridad y quien besa por las mañanas la foto de sus jefes. Otros, en cambio, no son partidarios de esa dinámica. Los que dijeron que iban a derogar la ley mordaza, la emplean con entusiasmo. De los hijos de puta que la crearon, mejor ni hablo. Si la situación sigue como está, los autoritarios se acostumbran a mandar, a pisotearnos, a ver cómo agachamos la cabeza, a multarnos porque ellos lo valen, y a aplicar el estado de excepción sin declararlo. Ceder libertades es un error, siempre, y cederlas por miedo a lo que sea, es un doble error. Si acostumbramos a los políticos a pisarnos la cabeza, le van a coger gusto y nunca nos libraremos de la condición de ovejas. No hay nada más repugnante que la docilidad.
(9) Imagen miserable ante los que asumen riesgos. La miseria moral no es un problema menor. Es difícil pedir que te ayuden, si no quieres asumir riesgos y pides ayudas al que sí los asume. El concepto de dignidad no es fijo en todo el mundo, ni invariable, y si nos perciben como cobardes no nos va a salir barato, ni a nivel económico ni a nivel humano. Levantar las manos y declarar ciudad abierta tu capital puede ser una opción sensata, pero no despierta simpatías entre los que tienen que mandar a tus soldados a libertarte. Con esto sucede algo similar: a muchos les cuesta ayudar a los que perciben como cobardes. Cuando la narrativa es importante, como en nuestros tiempos, hay que cuidar mucho esa narrativa.
(10) Incredulidad. Sí, aún hay gente que no se cree que esto sea real. Aún hay gente que cree que es un montaje para esquilarnos, para hacernos daño, para tenernos controlados y calladitos. No se lo creen, no lo aceptan, y piensan que hay que mandar al carajo cuanto antes este simulacro de encierro general para cuando de verdad vengan a por nosotros. Ni se creen que el virus sea tan grave, ni que las medidas que se toman sean tan necesarias.
(11) La vida convertida en cero. Esto lo escucho a los más jóvenes. Tenían una vida, una novia, una fiesta, unos amigos, unos estudios. Se esforzaban, trabajaban, besaban a su chico y se ponían guapos. Para ellos, la vida era futuro, diversión, esfuerzo y conflicto. La vida. Y de repente, se han encontrado sin estudios, sin novia, sin futuro, sin entorno y sin nada por lo que luchar, o nada al menos que les interese. Para esta gente, no vale la pena elegir el suicidio en vez de muerte. La dignidad, como ya dije, tiene muchas caras, y hay quien siente que regresar a casa ahora, a pasar la vida como un viejo, es peor que morirse, porque su vida, su verdadera vida, está en otra parte y se la han arrebatado. Su amor está en otra parte. Su futuro está en otra parte. Son los desterrados: ¿qué les importa a ellos el virus?
De todos los debates que leo aquí y en otros foros, este es el que más me irrita: la elección entre las vidas y la economía. Al principio pensaba que la discusión la sostenían los bobos que abundan en todas partes (no en vano la mitad de la población, aproximadamente, está por debajo de la inteligencia media), pero con el tiempo he comenzado a darme cuenta de que se trata de maldad.
Y es raro. Porque, como norma general, todo lo que pueda ser atribuido a la estupidez no debe ser atribuido a maldad. Sin embargo en este caso, son tan burdos los intentos de señalar al otro, de deshumanizarlo, de mancharlo en suma, que tengo que pensar que este debate se origina en la inquina, el rencor y el cainismo.
Sacrificando vidas no se salva la economía. Y menos aún la española, en la que un 14% del PIB depende del turismo y otro 6% dela hostelería. Estos dos sectores, por sí solos, suman una quinta parte de nuestra riqueza. Si la gente tiene miedo, dentro y fuera de nuestras fronteras, si las noticias que se propagan componen una imagen catastrófica, ¿quién va a venir a nuestro hoteles? ¿Quién se va a arriesgar a ir a los bares?
Si los empleados de una empresa, de una cualquiera, enferman y se cogen una baja que puede durar dos meses, eso es terriblemente malo para la empresa. Y no hablemos ya de las empresas que producen en cadena o de las que tienen, casi todas, procesos críticos que, detenidos, paralizan el resto de la actividad.
Sacrificar vidas y mirar para otro lado no ayuda absolutamente nada a la economía. Es una ruina como el sombrero de un picador. Es una actitud psicópata y estúpida.
Sacrificando la economía no se salvan vidas. Porque la economía no es el IBEX, ni los futuros, ni la prima de riesgo. La economía es el pan de la gente, sus proyectos, sus deseos y el sentido de su existencia. Al menos para los que no son tan primarios como para reducir sus deseos a un mendrugo, un colchón y un revolcón de vez en cuando. Si se destruyen los proyectos vitales de la gente, si el estudiante tiene que dejar sus estudios, si el hijo tiene que emigrar y el padre malvivir, si los novios se separan y las empresas se cierran, habrá también muchas muertes. Si la sociedad que genera los recursos paras la sanidad se rompe, se rompe la sanidad. Se rompe la educación. Se rompe la seguridad en las calles y se rompe la justicia.
A lo mejor la destrucción de la economía le da una satisfacción a los que quieren ver el mundo arder, o a los que disfrutan, desde su situación segura y/o acomodada de ver cómo los demás lo pasan mal o pierden el fruto de años de esfuerzo. Pero esa gente, la que disfruta con estas cosas, ni quiere salvar vidas ni le importa sacrificarlas.
Lo malo, no obstante, es que el debate se mantenga a veces en esos términos. En esos casos es cuando uno llega a preguntarse si hay algo que merezca la pena salvar. Porque a lo mejor ni lo uno ni lo otro.
No os engañéis, los que viven en el Barrio de Salamanca y protestan envueltos en banderas de España porque ahora ya no ingresan 7000 euros al mes en alquileres de pisos turísticos, sino que "solo" ingresan 3000 en alquileres a la vivienda quitándote a ti el 60% de tu nómina, no están solos, ni son cuatro pijos fachas. No, porque esos parásitos que viven de tu trabajo, recibiendo miles de euros al mes sin moverse del sofá, no solo viven en el barrio rico de Madrid.
Porque también están los que han sabido renovar su vestuario, los que hace tiempo que se mudaron a Malasaña y están montando una marca de cervezas artesanas. Son los que han aprovechado su cuna para vivir desahogadamente y ahora hacen cortos de autor con los colegas, "escriben guiones" de series que "algún día lo va a petar en Netflix", sacan fotos conceptuales a mazorcas de maíz, cenan en el Kabuki, y son diseñadores gráficos en despachos minimalistas con cinco macs y tres trabajadores. Son los que estudian música en Viena, son veganos animalistas que solo comen productos ecológicos importados de Noruega, viajan cada fin de semana a Ibiza o a las Maldivas para “desconectar del agobio de Madrid”, van de compras a “London”, y pasaron directamente de la universidad privada a puestos irrelevantes -pero muy bien pagados- de las empresas de sus papás o de los amigos de los amigos de sus papás. Son los que están a tu lado en el Primavera Sound cantando "todos mis amigos se llaman Cayetano".
Son los que a veces bajan a Lavapiés para tomar algo, y cuando miran a su alrededor y te ven a ti y a los que son como tú, piensan: "Qué vida más triste tiene esta gente que no tiene talento, ni se ha esforzado lo suficiente, ni ha tenido agallas para emprender (porque no tienen ideas geniales como las mías) y ahora se arrastran como seres mediocres ocupados en trabajos basura, sin dinero, sin diversión y sin futuro. Cada uno tiene lo que se merece".
Son los que no llevan la bandera de España como atuendo, pero sí la bandera de las herencias y la evasión de impuestos.
A los del Barrio de Salamanca se les ve venir de lejos, no así a estos hipsters de postureo.
Pero son lo mismo, y tú eres carne de cañón para ellos.
Todos hemos tenido algún familiar de ese tipo: en mi tiempo eran señoras, esas tías abuelas, madres y madrinas helicóptero, encantadas de limitarte la vida en lo posible: no salgas que hace mal tiempo. Abrígate. No vayas en bici que te vas a caer. No te subas ahí. No te acerques al gato, que te araña. Cuidado con el gallo si vas al corral. No fumes. No bebas. Nada de chicas, que te distraen de los estudios.
Sabina les llegó incluso a dedicar una magnífica canción:
Y ahora, vaya putada, resulta que a esa gente se le ha dado el poder. Y ahora resulta que toda esa gente puede imponernos su miedo por ley, señalarnos desde los balcones y disfrazar su cobardía vital de precaución y buena ciudadanía.
En lugar de responsabilidad, nos quieren imponer miedo. Es el pánico senil, el triunfo de los que no quieren, no saben o no pueden hacer nada, maniatando a los demás con palabras de sacristán sabelotodo, gestos de obispo pederasta y pellizcos de monja hijadeputa.
Nadie duda de que a la hora de la emergencia todos tenemos que saber limitarnos y contenernos, pero esto va mucho más allá. Va de acobardar a la sociedad, individualmente y en su conjunto. Va de cohibir y amariconar (que no homosexualizar, ojo al matiz), de empequeñecer, disgregar y hacer temer.
¿Qué clase de sociedad puede fundarse dando el poder a la vieja del visillo, al santurrón de ONG y a la virgen de cincuenta años? ¿Con cuántas coderas y rodilleras podrán salir los niños a jugar al parque, supervisados, claro está, por un adulto? ¿Cuántos airbags deberán llevar, como mínimo, los coches eléctricos del futuro? ¿Veinte? Con treinta se salvarían más vidas. Y más con treinta y cinco....
¿Donde está Atila, ahora que se le necesita?
Faro de Vigo y la Nueva España publican un artículo titulado Corinna, la fantasía de Villarejo (de pago en la web, pero también en papel) donde recogen declaraciones de Corinna al excomisario con temática menos interesante en el sentido económico y en calidad de supuesto corrupto: son declaraciones del día a día. Corinna dice, por ejemplo, que le hacía repetir la broma del abogado o que le encanta El Roto. Que era muy tocón, que le daban miedo los elefantes...
Pues bien, son de El Mundo Today: www.elmundotoday.com/2018/07/las-frases-de-corinna-en-las-grabaciones-
Yo no conocía esa página, pero más de una vez he leído hablar de ella aquí como un predecesor de Menéame en el que ya participaban muchos futuros usuarios de esta web. Y aunque ya no exista, he caído en que se puede ver cómo era a través de la bendita Wayback Machine:
La diferencia evidente que salta a la vista es que la página estaba centrada en tecnología. Y la verdad, qué gusto da no ver ni un hilo de politiqueo que sabes que va a estar lleno de crispación, radicalismo, insultos e innumerables resentimientos mutuos acumulados tras infinidad de hilos sobre la cuestión de turno. Yo antes no entendía por qué en algunos foros de discusión sobre tal tema o afición prohibían las discusiones de política, siendo un tema como cualquier otro y que de una u otra forma nos afecta a todos, pero tras vivir parcialmente la evolución de Menéame ya no me extraña en absoluto.
Ahora bien, el sub de tecnología aún viene a ser esto mismo, solo que salvo que entres directamente en él está muy diluido dentro del conjunto de la página. Me llama la atención que el número de comentarios por noticia en portada es más o menos similar, pero que mientras que los diez envíos en la portada de Barrapunto aquel 25 de junio de 2004 abarcaban menos de 24 horas, los diez primeros en la portada de M/Tecnología hoy abarcan casi 72. Parece claro que estaba menos masificado que Menéame, pero que era más dinámico que M/Tecnología.
En todo caso, ésto son impresiones parciales que pueden no ser correctas. Y me gustaría saber qué recuerdo tenéis de Barrapunto los que lo usásteis: diferencias, ventajas, inconvenientes y cómo era en general.
El día 15 de septiembre empiezan las clases en Canarias, así que voy a intentar hacer un repaso de la situación y su evolución hasta el día de hoy desde el punto de vista de un maestro.
El 1 de septiembre nos incorporamos a los centros para empezar a prepararlo todo. A pesar de las recomendaciones existentes de priorizar el trabajo telemático, nos obligan a trabajar todos estos días acudiendo al centro. No se nos van a hacer pruebas PCR. No hay dotaciones económicas para hacer frente a todos los gastos que se nos imponen desde los diferentes protocolos que va sacando la Consejería de Educación (prácticamente uno al día). Estos gastos incluyen elaboración de señalética, comprar cubos con pedales, hidrogel, termómetros, mascarillas, batas, entre otras cosas.
Al empezar el día uno nos encontramos con que no está nombrada buena parte de la plantilla, con lo que no podemos hacer lo más básico: elegir grupos y hacer horarios. En estos días nos vemos obligados a hacer mudanzas de clases (sí, las hace el mismo profesorado), a comprar de nuestro bolsillo lo que hace falta, a preparar todo con los distintos escenarios que se puedan dar. Todo ello con la incertidumbre de que hasta el día 10 de septiembre la Consejería no se reunirá para decidir si empezamos de manera on line o presencial. La Consejera dice que si se mantiene el nivel de contagios se empezará on line. Llega el día 10 y se mantiene el nivel de contagios con lo que la Consejera decide … empezar presencial, aduciendo que todo es muy seguro y que no hay que preocuparse.
A día de hoy faltan por nombrar a tres profesores en nuestro centro (que es la tónica en casi todos los centros que conozco). Teniendo prácticamente el mismo número de alumnado que el año pasado nos han quitado dos profesores, así que de bajar ratio nada: estamos peor que el curso pasado. Por otro lado nos han concedido un profesor de apoyo COVID que solo está nombrado hasta noviembre.
Cabe destacar que mi centro está ubicado en una de las zonas más afectadas por COVID en Canarias. De hecho, conocemos familias del centro que sabemos extraoficialmente que sus hijos están contagiados. En mi centro en Septiembre la temperatura suele rondar los 30º (por supuesto no hay aire acondicionado) y la ventilación es escasa. Muchas clases han tenido que moverse a zonas comunes para poder mantener distancias de al menos 1,5 metros. La media de edad del profesorado ronda los 50 y pico años.
Dicho todo esto nos encomendamos a la suerte que es lo único que podrá ayudarnos a que esto no se desmadre.
Por cierto, una nota de ¿humor? para terminar. Soy el responsable de nuevas tecnología de mi centro y me han citado para una reunión de responsables TIC de la Consejería… que será presencial.
Comienzo a pensar que muchas de las personas que se suman a ciertos movimientos sociales lo hacen sin ningún afán pedagógico, sin ninguna intención de transformar.
¿Tiene sentido un feminismo que no busque enseñar? ¿Un animalismo que solo persiga perseguir? ¿De qué sirve la lucha contra la homofobia si no somos capaces de explicar? Es sencillo, la transformación, vende, pero la confrontación, la cronificación de la diferencia, vende muchísimo más.
Creo que las nuevas luchas del siglo XXI han olvidado el fin y se han centrado en los medios. La confrontación es más divertida, pues nos permite rebozarnos en el lodo de la polémica, de la discusión. Tener la razón se ha convertido en el objetivo primordial, obviando que de nada sirve tenerla, sino conseguimos hacer cambiar de opinión a aquellos que siguen sin saber que no la tienen.
Me enerva profundamente la inabarcable e incomprensible génesis de términos del movimiento queer. La encendida agresividad de una parte del neofeminismo. El perpetuo y burgués señalamiento de muchos sectores del movimiento animalista. Movimientos, que, en algunos casos, han optado por la rabia y han defenestrado la concienciación, que han elegido convertir a los ignorantes en rivales. Que han olvidado que muchos de ellos, hace no mucho tiempo, tampoco tenían idea de toda la mierda que propiciaban cuando no sabían lo que ahora sí saben o creen saber.
Del mismo modo, me cabrea que se haga negocio con camisetas feministas, que se monten emporios gay-friendly, que algunos se estén haciendo de oro con el veganismo, sin aportar lo más mínimo a la causa de ese movimiento. Pero, ¿acaso no hace uno lo mismo cuando cobra por escribir en un diario de izquierdas sin provocar el más mínimo cambio en la conciencia colectiva? Es muy difícil ser coherente, lo sé, pero urge reflexionar sobre todo esto.
Entiendo, por ejemplo, que muchas mujeres (y hombres también) están hasta el mismísimo coño (razones no les falta), que el cambio climático está a punto de alcanzar un punto de no retorno (si no lo ha alcanzado ya), que el racismo, lejos de extinguirse, avanza. Pero estar hasta el mismo coño, estar a punto de mandar a la mierda el planeta o no poder tolerar ni un solo paso más en materia de xenofobia no te da derecho a creer que una causa es tan sumamente justa y urgente que no necesita ser explicada, argumentada, enseñada, discutida, cuando es precisamente el sentido de justicia y de urgencia lo que debería llevarnos a hacer un esfuerzo por gritar menos y explicarnos más.
El rival importa, en tanto en cuanto a que puede convertirse en aliado. Y si renunciamos a esa conversión, nuestra causa no puede definirse como justa porque ha dejado de ser una causa, para convertirse en un complejo para definirnos. Antes las injusticias eran un motivo por el que levantarse, por el que informarse, por el que luchar, por el que transformar, ahora las injusticias se han convertido en elementos definitorios, en pases privados para clubs a los que sólo algunos tienen acceso. El rival define más que lo que pensamos o como actuamos que nuestra ideología, conciencia o ética.
Esto es algo extensible a la actual izquierda de este país, que ya solo es capaz de activar sus discursos merced a las barbaridades que comete, dice, propone, el rival. Solo luchamos a la contra y eso acaba empobreciendo la capacidad de crear y termina por hacer imprescindible la existencia de un opuesto. ¿La consecuencia? No batallamos por transformar al que no nos comprende, porque eso supondría perder la principal razón por la que batallamos.
Si buscas las intervenciones parlamentarias más vistas en Youtube a cargo de Podemos, casi todas son contestaciones a diputados de VOX.
Y en esa vorágine de confrontación, uno asiste, cada vez más impotente y alarmado, a la transformación de las revoluciones en negocios. La marketinización de los movimientos sociales es un hecho. Series, libros, camisetas, tazas…con eslóganes políticos. Lazos, conferencias TED, películas e influencers. El capitalismo ha absorbido cada injusticia para transformarla en una suculenta multinacional. Con su plan de medios, de marketing, con sus logos, con sus eslóganes. Millones de influencers que aportan su visión sobre las violaciones, el veganismo, el maltrato animal, la prostitución, la no inclusión de personas negras en las películas…lo que antes era una mecha para la transformación, ahora acaba siendo una noticia en un periódico digital de tendencias o un trending topic. Millones de personas que elevan sus voces sobre los demás, construyéndolas, no sobre la experiencia de una injusticia vivida en primera persona como ocurría antaño, sino sobre la supuesta legitimidad que te da tener muchos seguidores.
Resulta alarmante pensar que hemos renunciado a querer cambiar el mundo o combatir las injusticias, que ahora lo que más nos importa es tener la razón.
Supongamos que el museo de Tantalia tiene un cuadro atribuido a Goya. Lleva allí desde que lo abandonaron los franceses en su retirada, allá por 1812. Es el principal activo del museo de Tantalia, y van a usarlo como garantía para al ampliación de las instalaciones.
Sin embargo, hay algunas dudas sobre su autenticidad y, el banco, que presta el dinero, pide un peritaje de expertos. Si es auténtico vale 6 millones de Euros. Si no lo es, podría llegar a los 30.000 como mucho.
Analicemos la situación:
-El ayuntamiento de Tantalia está muy interesado en que el cuadro sea auténtico, porque el museo da lustre al pueblo y atrae visitantes.
-El museo de Tantalia está terriblemente interesado en que el cuadro sea auténtico, porque de lo contrario no tardarían en cerrar y se irían todos a la calle, una vez que el museo se volviese irrelevante.
-El constructor que va a hacer la ampliación, así como el arquitecto y los que venden los materiales, están tremendamente interesados en que el cuadro sea auténtico, porque de lo contrario perderán la obra.
-El banco que hace el préstamo, desde el director de la sucursal local al director de zona, etc., están muy interesados en que el cuadro sea auténtico, porque en caso contrario no podrán realizar la operación y perderán sus bonus por objetivos, y el negocio de ese préstamo millonario.
-El tasador del cuadro está terriblemente interesado en que sea auténtico, porque la tasación se cobra a porcentaje sobre el valor de lo tasado.
-Los expertos que lo examinarán están muy interesados en que el cuadro sea auténtico, porque también cobran a porcentaje del valor y porque, en caso de un dictamen negativo tendrán que enfrentarse a multitud de enemigos y a posibles demandas judiciales por daños y perjuicios.
-La galería de arte de Londres que lo subastaría en caso de impago también está interesada en que el cuadro sea auténtico. También van a porcentaje sobre el valor de lo que venden.
¿Quien quiere que el cuadro sea falso?
Nadie. Si es falso, todo el mundo pierde.
Pues pase lo que pase, el cuadro va a ser auténtico.
Cuando os apetezca, aplicad el mismo razonamiento al valor de los pisos que no se venden o a los títulos académicos que imparten algunas universidades.
La semana pasada acudí a la sede de una conocida empresa para entrevistar a su consejero delegado. En la recepción, un guardia de Seguridad me dio un pase, pero se negó a dejarme acceder porque lo había colocado en el bolsillo del pantalón en lugar de en el abrigo. Después de cambiarlo como me dijo, me permitió entrar advirtiéndome de que no se me dejaría salir a menos que devolviese el pase sin daños. Al otro lado de la barrera, aguardaba el consejero delegado, todo encanto y cortesía.
El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe por completo, como escribió Lord Acton. Pero creo que no entendió la idea correctamente: el poder puede corromper, pero el poder absoluto corrompe mucho menos que el poder parcial, como demuestra el ejemplo del consejero delegado y el guardia. Esta tesis tiene el respaldo de un nuevo estudio que muestra que las personas que tienen algo de poder pero carecen de estatus pueden comportarse de forma desagradable y disfrutar humillando.
El estudio, que se publicó en el Journal of Experimental Social Psychology describe un experimento en el que se pidió a estudiantes que diesen órdenes a otros. Aquellos a los que se les había asignado papeles de bajo estatus solían disfrutar obligando a la gente a hacer cosas humillantes, mientras que los que tenían empleos con un estatus más alto, los trataban con más respeto.
La lectura de este experimento me recordó una cruel escena que tuvo lugar hace seis semanas en un aeropuerto de mala muerte. Había llegado muy pronto para acompañar a una compañera que cogía un vuelo a EEUU, pero después de una interminable espera en el mostrador de Delta, descubrí que había olvidado conseguirle un visado electrónico. Ahí comenzó una carrera por el aeropuerto en busca de un ordenador con el que escribir la información y obtener finalmente el visado. Entonces, volvimos al mostrador, donde un hombre con walkie-talkies miraba su reloj. Quedaban 58 minutos para que despegara el avión, pero movió su cabeza: demasiado tarde. Mi compañera se echó a llorar. Yo supliqué e imploré y hasta habría ladrado con gusto como un perro. "Lo siento señora", dijo sin ninguna lástima.
Prepotencia
Con esto no quiero decir que todos los que desempeñen trabajos de bajo estatus disfruten tratando con prepotencia a cualquier persona; algunos de ellos son extraordinariamente agradables. Sin embargo, existe un síndrome de modesta maldad que suele obviarse en la teoría del management. Se dice con frecuencia que la gente con altos cargos son unos bastardos, pero olvidamos que aquellos en los puestos más bajos lo pueden ser aún más.
Los investigadores exponen que la mejor forma de disuadir la tiranía en la parte baja de la jerarquía es asegurarse de que los empleos no carecen de porvenir y que se puede ascender. No estoy de acuerdo. La gente más desagradable con la que he trabajado eran gestores junior empeñados en escalar posiciones dentro de la empresa.
Recuerdo una persona en concreto para el que trabajé durante un tiempo. Sólo estaba un peldaño por encima de mí, pero solía disfrutar leyendo en alto mis torpes frases para regocijo del departamento. Ahora tiene un cargo muy importante y es mucho menos desagradable. Me lo encontré en una fiesta, e incluso hizo una broma a su costa.
Es cierto que no todos se vuelven más civilizados cuando escalan puestos. Es evidente que a Donald Trump no le ablanda su experiencia en el poder. Tampoco a Joseph Stalin. Pero para la mayoría, el éxito parece implicar una mayor simpatía. Tienen más confianza en sí mismos. Sus trabajos son más interesantes y todos les hacen la pelota. Y si esto no basta para ablandarles, siempre queda el inmenso sueldo a fin de mes.
Eso no quiere decir que el poder absoluto haga buena a la gente mala. Es sencillamente que hay menos necesidad de ser malo por placer.
A menudo, cuando hoy en día alguien pone en duda la evolución, lo suele hacer en base a una premisa que, aunque con una base muy simple, acaba la mayoría de veces respondiéndose de forma incorrecta.
Las dudas entorno a una de las teorías científicas más controvertidas de todos los tiempos acostumbran a girar alrededor de una misma idea: los seres humanos somos demasiado complejos como para haber surgido de la nada.
A partir de ahí, la lógica más elemental se aplica para llegar a la conclusión más evidente. La única posible, en realidad: si no hemos podido surgir de la nada, alguien nos ha creado. Si alguien nos ha creado, ese alguien tiene que ser más poderoso que nosotros. Por lo tanto, Dios nos ha creado.
El único problema es que esa, no es una respuesta válida. Al menos, no es la última respuesta valida.
Para entenderlo mejor, imaginemos por un segundo que adquirimos pruebas fehacientes de que vivimos en una simulación. En un instante, obtendríamos respuesta a todas nuestras preguntas vitales: ¿De dónde venimos? De la simulación. ¿Quién nos creó? Los seres que crearon la simulación. ¿Por qué hay tanto sufrimiento? La simulación está programada así. Y así, como una especie de deus ex machina universal, ninguna pregunta quedaría nunca más sin respuesta.
Sin embargo, el ávido lector puede haberse dado cuenta ya de que estas respuestas tienen un fallo de base: en realidad no responden a nada. Porque, ¿Quién creó la simulación? ¿De dónde vienen los seres que crearon la simulación? ¿Por qué programaron la simulación para que existiera sufrimiento? En realidad, sólo estamos retrasando las preguntas un nivel más, pero todas siguen sin respuesta.
Con Dios ocurre lo mismo. Las preguntas se paran muy convenientemente en él, en un ser todopoderoso y omnipresente, con su propio plan universal y del que nadie podrá saber nunca nada. Nuestro propio deus ex machina. Si alguien osa preguntar sobre su origen, se responde de forma rápida con un es cuestión de fe y asunto resuelto.
Por lo tanto, resulta bastante paradójico que nos resulte inconcebible que el ser humano haya surgido de la nada y que, sin embargo, aceptemos sin demasiados problemas que un ser omnipresente, todopoderoso e invisible lo haya hecho.
Como siempre defenderé, si un adulto en cualquier momento de su vida decide ser honesto consigo mismo, sentarse y hacerse las preguntas adecuadas (que abordaré en un próximo artículo), Dios se suele esfumar. Para no volver jamás.
Veo con sorpresa en la portada de Menéame un contínuo goteo de noticias sobre youtubers que cambian o van a cambiar su residencia habitual a Andorra. Y leo con mayor sorpresa una cantidad apabullante de comentarios llenos de odio, mezquindad y envidia.
Me gustaría hacer un llamamiento desde aquí a que se reconsiderara este odio, porque creo que se dirige a gente que no lo merece. Recordad:
Es interesante que genere tanto odio el que un puñado de individuos que lo único que hacen es contenido de entretenimiento cambie su residencia para pagar menos impuestos. Sin embargo durante años y en la actualidad tenemos multitud de empresas cuyos servicios usamos a diario (alguna de las cuales como Amazon machacan al comercio nacional, ya sea pequeño, mediano o grande) con su sede fiscal en Luxemburgo, Irlanda o algún otro paraíso fiscal sin problema.
¿Cuánto dinero pensáis que se evitan pagar estas empresas? Bastante más que el puñado de youtubers, eso tenedlo por seguro.
Al final los youtubers no son más que individuos con algo de carisma y mucha suerte que han conseguido aprovechar las circunstancias para ganarse muy exitosamente la vida.... pero que en cualquier momento su situación puede cambiar. Amazon, por el contrario, es un emporio empresarial de la persona más rica del planeta.
Repensad si vuestro odio está bien dirigido o si estáis siendo manipulados.
Es evidente que ya ha comenzado la campaña electoral en Madrid, a pesar de que todavía no se ha llegado a la fecha oficial de inicio, que es el 18 de abril. Pero en los medios de desinformación ya están muy activos con la propaganda, como por ejemplo en las tertulias televisivas, donde los apologetas reaccionarios, los corifeos de la oligarquía, campan a sus anchas. Alguien responderá que en esos programas hay un equilibrio entre opciones de uno y otro lado, pero eso no es cierto, por varios motivos, tanto los que son de bulto como de matiz, es decir, tanto los más aparentes como los más sutiles.
Para empezar, hay tertulias donde la mayoría de intervinientes es abiertamente conservadora: ahí tenemos a "periodistas" de El Mundo, El Español, La Razón, ABC... que no se caracterizan precisamente por una tendencia izquierdista, sino por la contraria. Eso se puede ver en programas de canales supuestamente neutros como La noche del Canal 24 horas de TVE. Y además, en esos programas, se utilizan términos manipuladores y falsos con total impunidad, sin que el presentador/a o moderador/a de turno haga nada al respecto. Porque tildar al gobierno central de socialcomunista o a Unidas Podemos de ultraizquierda no deja de ser un ejercicio muy burdo de manipulación. Alguien dirá que se permite llamar ultraderecha a Vox, pero ¿cómo pretendes que se denomine a una fuerza política que abiertamente defiende o no critica la dictadura fascista de Francisco Franco, y donde buena parte de sus militantes proviene de grupúsculos de ultraderecha?
En cuanto a detalles más precisos, habría que recordar que en programas como La Sexta noche, los moderadores permiten las constantes interrupciones de personajes como Francisco Marhuenda, Eduardo Inda o María Claver, que no hacen otra cosa que combinar dos aspectos muy recurrentes: lanzar bulos, falacias o datos sesgados en sus intervenciones, para luego no permitir que quienes les responden, puedan hacerlo debidamente, y por eso interrumpen, provocan, insultan... Otra idea errónea es pensar que La Sexta es un canal "progre" cuando en realidad pertenece a Atresmedia, la misma corporación que controla a Antena 3... En resumen, dos caras de la misma moneda.
Otra cuestión a tener en cuenta es que normalmente se considera al PSOE de izquierdas, cuando es evidente que no lo es, ¿ejemplos? es un partido que sostiene la monarquía (luego en realidad no es republicano), es un partido que se ha negado hasta ahora a derogar la ley mordaza o la reforma laboral de Rajoy, es un partido que no cuestiona las bases militares de EEUU, con la pérdida de soberanía que eso supone, es un partido cuyos cargos con responsabilidades en Interior (delegados/as del gobierno...) reprimen con dureza las manifestaciones izquierdistas mientras no actúan de la misma manera con las protestas reaccionarias. En esto tampoco se diferencia del PP. Y me dejo en el tintero cuestiones tan o más importantes, como la sumisión al capital nacional, europeo y norteamericano.
Por otro lado, podríamos hablar de los tertulianos o tertulianas supuestamente progresistas o de izquierdas, que en realidad están más en la órbita del PSOE aunque lo disimulen mejor o peor. Ese tipo de personas es positiva en algunos momentos para neutralizar parte de la propaganda reaccionaria, pero es colaboracionista cuando se tratan determinados asuntos de política nacional e internacional (Venezuela...)
Finalmente, hay que mencionar a quienes, bien con artículos, bien con comentarios, tratan de difundir publicidad de la derecha política en esta propia web, en Menéame. Sobre esto no hay mucho que decir, pues al igual que en los medios de comunicación, o medios de manipulación, tienes los abiertamente reaccionarios, y los que, disfrazados de abuelita progre, esconden el lobo derechista. Se les identifica fácilmente cuando ves que utilizan los viejos lemas como "la izquierda siempre está dividida" y cosas así. Yo en estas elecciones madrileñas, veo al menos a cuatro formaciones políticas conservadoras o incluso de extrema derecha, con posibilidades de obtener escaños en la Asamblea de Madrid.
Dejo para otro artículo el intento de tratar de desmontar las recurrentes falsedades que se suelen verter,sobre todo en campaña electoral, sobre qué colectivos votan a qué partidos. Como adelanto puedo decir que no, que la clase obrera no vota a Vox. Eso es rotundamente falso. Y veremos por qué...
Lamentablemente, tendremos que sufrir a los aprendices de Goebbels, una vez más, durante toda la campaña y precampaña electoral (a saber qué entienden por precampaña si no es otra cosa que campaña más o menos encubierta) hasta el 4 de mayo y más allá...
Democracia, ultraderecha, fascismo, república, cobarde, agresión, deshumanización, democrático, transición, casta, pueblo, ciudadanos y ciudadanas, burbuja, sanidad pública, seriedad, cunetas, comunismo, víctimas, condenar, lecciones, patriotismo, los ricos, libertad, privatización, derechos sociales, trabajadores, la Constitución, regulación, nuestros mayores, sobres, ETA, Europa, gratis.
Construye tu discurso.
Fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo.
lhttps://www.lamoncloa.gob.es/presidente/actividades/Documents/2021/200521-Estrategia_Espana_2050.pdf
De esta manera, cada uno podrá sacar sus propias conclusiones al respecto.
No obstante, he ha llamado la atención (de lo leído hasta ahora) este hilo en Twitter:
Como ya hicimos con la Edad Media ( www.meneame.net/m/Artículos/musicos-largo-historia-edad-medieval ), Renacimiento ( www.meneame.net/m/Artículos/musicos-largo-historia-ii-renacimiento ) y Barroco (www.meneame.net/m/Artículos/musicos-largo-historia-iii-barroco ) les llega el turno a los músicos del Clasicismo.
En este artículo llegamos al siglo s. XVIII, en el que acontecen un seguido de transformaciones en la sociedad. Los regímenes absolutistas siguen reinando en Europa, con la desigualdad que eso conllevó mediante el Despotismo ilustrado y el auge de la clase media urbana. Es en este momento que la Ilustración aparece con pensadores como Voltaire, Kant o Montesquieu. Esta ilustración, resultó el germen de la Revolución Francesa y la independencia de Norteamérica.
Es en este momento en el que se experimenta un crecimiento demográfico y económico debido a que existieron pocos conflictos dentro de Europa. La clase media urbana tuvieron un mayor acceso a la cultura que en otras etapas históricas anteriores, que habían estado reservadas a las cortes, reyes o nobles.
El centro cultural de la época pasó a ser Viena.
A continuación, destacamos los aspectos más característicos del clasicismo musical:
· Melodía acompañada. En general solo se destaca una melodía. El resto de los instrumentos solo la acompañan.
· Frases simétricas. La estructura de las frases pasa a ser, en general, del tipo «pregunta y respuesta». La pregunta es una melodía con suspenso, y la respuesta es una melodía conclusiva, que da respuesta a la primera parte.
· Armonía clara. La armonía del Clasicismo se basa en los acordes de tónica, dominante y subdominante, que son los más importantes. En general, la sucesión de acordes es más lenta que en el barroco.
· Modo. Se acude más el modo mayor que al menor. El modo mayor es el característico de las melodías alegres (allegro) mientras que el modo menor es el propio de las canciones tristes.
· Ampliación de la orquesta. En el barroco las orquestas eran muy pequeñas. En el Clasicismo se añaden más instrumentos; eso hace que la música sea más dinámica y de mayor variedad de registros.
Es durante esta época que se desarrollaron diferentes géneros musicales nuevos. De los cuales, los principales eran los que hay a continuación:
· Sonata. Está escrita para un solo instrumento, normalmente el piano, aunque a veces puede haber otro instrumento como el violíno la flauta.
· Trío, cuarteto, quinteto y otros grupos pequeños. Son obras para tres, cuatro, cinco o más instrumentos. Los más importantes son los cuartetos de cuerda, conformados por dos violines, una viola y un violonchelo; y el quinteto de viento, compuesto por flauta, oboe, clarinete, trompa y fagot).
· Serenata y divertimiento. Son tocadas por grupos pequeños de instrumentos de cuerda o de viento. Están pensadas para ser ejecutadas al aire libre.
· Concierto. Escrito para un instrumento solista y orquesta.
· Sinfonía. Compuesta para una orquesta sinfónica.
A raíz de las ideas de la ilustración, los músicos empezaron a separarse del patronazgo de la Iglesia y la aristocracia, para establecerse por su cuenta. Por ese motivo, los teatros proliferarían y en ellos se empezaba a cobrar entrada para los espectáculos a forma de recaudación. Mozart, o Beethoven fueron figuras que se desmarcaron de la corte en cierta etapa de sus vidas (recordemos en la juventud de Mozart este realizaba giras por las cortes europeas desde una tierna edad junto a su padre, pero al final de su vida, carecía tanto de alumnos como de mecenazgo aristocrático. Este final inspiraría a Beethoven a romper lazos aristocráticos).
Otros músicos a destacar el Clasicismo son Johann Christian Bach, Joseph Haydn o Christoph Willibald Gluck.
Wolfgang Amadeus Mozart
Aún así, no todos los músicos realizaron esta separación total, pues la aristocracia seguía en poder del dinero y de los recursos para que los músicos vivieran mejor que durante el Barroco o épocas anteriores. También facilitaba el moverse por ese ámbito para ganar fama y prestigio.
En el ámbito religioso se empezaba a dar un cierto declive, puesto que los géneros religiosos no son tan demandados como la ópera. Tampoco cabe destacar grandes cambios respecto al barroco, pero se destaca el Requiem. El Requiem es la música compuesta para los difuntos. Esta es ligeramente distinta a la de otras misas por el hecho de eliminar las partes más alegres de estas, puesto que se usaba para situaciones de duelo.
Una de las obras mas famosas es el "Requiem de Mozart" que no llegó terminar debido a la muerte del compositor.
Cuenta la leyenda, que un personaje anónimo le hizo el encargo de la obra cuando Mozart se encontraba ya gravemente enfermo. Este creyó que el encargo de la obra provenía del mas allá para su propio funeral. Murió terminando Lacrimosa, la séptima parte. Esta termina con la palabra "Amén", cosa extraña, pues es la palabra que se usaba al terminar la misa y esta obra aún le quedaba la mitad por componer. Süsmayur fue quien finalizó la obra con indicaciones de Mozart.
Debido a la separación de algunos músicos de la corte y el ámbito eclesiástico, los teatros proliferarían y en ellos se empezaba a cobrar entrada para los espectáculos a forma de recaudación. En ese momento, se desarrolla la orquesta ya existente, pasando a aumentar en número de músicos y la aparición de una nueva figura: el director de orquesta. En esta época, los compositores escogían quién iba a dirigir la obra (si es que no lo hacían ellos mismos)
Esquema de la orquesta clásica
Centrándonos en la educación musical, es en esta época que aparece uno de los centros de estudio musical que nos perdura hasta hoy: el conservatorio. En estos centros, se impartía formación musical para jóvenes compositores e intérpretes bajo la tutela de profesores especializados en la materia. Incluso afamados compositores e intérpretes del momento pasaron por la docencia de estos lugares.
Muchos de estos compositores preferían dar clases particulares a domicilios de personas adineradas, pues el sueldo era mucho mejor que en los conservatorios y la carga de trabajo menor.
Y hasta aquí este breve resumen del clasicismo. Como siempre quiero recordar que me dejo muchas cosas en el tintero y esperar que os haya gustado, agradeciendo vuestro tiempo de lectura.
Como hicimos anteriormente con la Edad Media ( www.meneame.net/story/musicos-largo-historia-edad-medieval), Renacimiento (www.meneame.net/story/musicos-largo-historia-ii-renacimiento), Barroco ( www.meneame.net/story/musicos-largo-historia-iii-barroco) y Clasicismo ( www.meneame.net/story/musicos-largo-historia-iv-clasicismo) en este artículo hablaremos sobre el romanticismo.
En este momento de la historia, nos encontramos en el s. XIX. La ilustración ha permitido que proliferaran diferentes movimientos liberales, los cuales pretendían defender los derechos del ser humano, muchos de ellos expuestos en la “Declaration des Droits” resultados de la Revolución Francesa.
A inicios de ese siglo, Napoleón invade Europa formando el primer imperio francés. Acaba cuando Napoleón sufre una derrota en Waterloo, momento en el que Gran Bretaña se alza como la gran potencia mundial. A partir de ahí, el liberalismo se expande por toda Europa.
En esta época surgen también los primeros movimientos nacionalistas. Países como Alemania o Italia se unifican. Surge el Sturm und Drag (tempestad e ímpetu) y se materializa la Revolución Industrial, que conllevará unos cambios socioeconómicos importantes.
Características del romanticismo musical:
· Mayor utilización de cromatismos, cambios armónicos y tonalidades menores.
· Armonía muy colorida, intensa, a veces ambigua.
· Uso frecuente de la modulación (cambio de tonalidad), lo cual le requiere al espectador más atención.
· Ampliación del rango y la variedad musical.
· Crecimiento en la importancia del virtuosismo. La implementación de pasajes muy técnicos, con el objetivo de que un músico solista pueda lucir sus habilidades. Franz Liszt se destacaba por esta cualidad al piano, creando composiciones para piano extremadamente difíciles en cuanto a técnica e interpretación.
· Inclusión de nuevos instrumentos en la orquesta sinfónica como el piccolo, el corno inglés, el contrafagot y la tuba, entre otros.
· Aumento en el tamaño de la orquesta, mayor número de músicos.
· Cúspide en la utilización del piano, tanto en forma individual como en la orquesta sinfónica, gracias a su cualidad expresiva.
· Variedad en estilos musicales, incluyendo adaptaciones de danzas folclóricas y elementos nacionales.
· Fomento de la improvisación.
· Apreciación de lo exótico.
Las formas musicales más populares fueron las siguientes:
· Nocturno: Pieza musical misteriosa, sensible, destinada a ser tocada por la noche. Una de las formas más aclamadas de Chopin.
· Impromptu: Composición compuesta por improvisación.
· Vals: Destinada al baile con ritmo lento. Aunque su origen proviene del s. XVIII, es en el romanticismo en donde se concreta la forma que conocemos actualmente con un compás de ¾.
· Fantasía: Otra composición con base de improvisación. Tiene las bases musicales de la sonata pero con mayores libertades. Se da al desarrollo de temas incluyendo características imitativas y contrapuntísticas.
· Preludio: Composición breve que sirve como introducción a una obra principal y más extensa. No posee una estructura determinada.
· Estudio: Una pieza compuesta para músico solista, el estudio de determinada disciplina técnica, un ejercicio de difícil ejecución.
· Sinfonía: Composición para orquesta sinfónica que convencionalmente posee 4 movimientos. Algunos músicos se tomaban más libertades, como Beethoven, quien ha compuesto sinfonías con 5 movimientos.
Ahora, hablemos de los músicos:
Es durante esta etapa que se considera al músico como alguien marginal, arisco, sin contacto social, sufriendo penurias económicas e incluso personales. Muchos de los compositores románticos a menudo tenían tendencias depresivas que les impedían trabajar y componer durante una temporada. Este hecho quedaba muy patente en la voluntad del músico romántico de querer expresar sus sentimientos mediante la música. En muchos casos, esos periodos depresivos o existenciales acababan reflejados en las obras de esos compositores.
Durante la etapa anterior vimos como los músicos dejaban de lado el mecenazgo y la corte para empezar a trabajar de forma independiente. Es durante el Romanticismo que ese paso se acaba de completar.
Liszt Ferenc
Durante el período, los músicos ganaban dinero a través de la composición y la interpretación en conciertos. A ellos asistían la burguesía, la cual pagaba un precio para asistir o bien los realizaba en sus propias dependencias. En el caso de realizarse conciertos en casas de particulares, normalmente se trataban de conciertos de piano, donde el compositor o un intérprete demostraba su virtuosismo interpretando unas obras técnicamente exigentes.
A partir de ahora vamos a empezar a diferenciar a dos profesionales de la música: el compositor y el intérprete. Los compositores eran las personas dedicadas a la creación de piezas musicales. De los dos, estos eran los que solían gozar de un mayor estatus social, pues algunos de ellos tenían una consideración de genio. El intérprete solía estar a la sombra del compositor, ya que no tenía la consideración social que podía alcanzar el anterior. El interprete podía convertirse en compositor con el paso del tiempo o no.
La formación de los músicos se da principalmente en los conservatorios, de los cuales hablamos ya durante el artículo del clasicismo. En ellos encontramos a numerosos compositores e intérpretes, como Frédéric Chopin, el cual fue profesor de piano en el Conservatorio de Paris. Eso permitió que los conservatorios alcanzaran un estatus que les ergio cómo los centros de aprendizaje musical que perdura hasta hoy en día.
Fryderyk Franciszek Chopin
Durante esta época,el nacionalismo musical se desarrolló. Es por ese motivo que algunos músicos no solo se centraban en componer para la burguesía y sus gustos; algunos de ellos buscaban las raíces folclóricas de sus respectivas naciones y se dedicaron a incluir en sus obras elementos propios. Algunos ejemplos de compositores que desarrollaron este aspecto musical fueron Mussorgsky, Sibelius, Arrieta o Dvorak.
Y hasta aquí este breve resumen.
Quiero recordaros que se dejan muchas cosas en el tintero y agradeceros vuestro tiempo de lectura.
Tenemos un enemigo común, el corrupto, y más aún, el poderoso corrupto. Cuando te quejas de que hay pocos servicios públicos y los recortan, o cuando te quejas de que te han subido los impuestos, en un porcentaje muy amplio, es por culpa de esta alta esfera de poder, dominada por el ego propio, que solo les importa su edonismo, y probablemente sus drogas.
Lo único que tienen es quizá buenas redes de contactos, que a veces les aúpan a este poder o les ayudan en sus misiones de corrupción (a cambio de un porcentaje).
Pero nosotros somos más, tenemos más fuerza y ahora hasta podemos tener la opinión pública. Contra nosotros unidos no son nadie. Por eso siempre intentarán separarnos o corrompernos como sea.
Es importante mostrarnos unidos y apoyarnos entre nosotros cuando aparece un "héroe" y tratarle como tal. Como sociedad no hay que ser padefos (paso-de-follones).
Si hacemos que ser un "héroe" merezca la pena, habrá más héroes y menos padefos (el cual es el mejor amigo del corrupto).
Siempre va a haber trabajadores como nosotros porque los corruptos nos necesitan para vivir (si nos plantamos todos, no saben ni formatear el PC), dependen de nosotros. Así que los padefos son casi peor que los corruptos, porque ni si quiera ganan casi nada y les apoyan incondicionalmente.
De hecho los padefos son unos miedosos y ante sus miedos prefieren atacar al "débil", el héroe solitario, y pasan a formar parte del grupo de los corruptos. Como en parte le sucedió a Ana Garrido cuando destapó la Gürtel:
¿Qué ha sido lo peor de todo lo vivido estos años?
La traición de los que eran mis compañeras y mis amigas. Hubo una de mis mejores amigas, que fue concejal, que decía en los plenos que a mí lo único que me importaba era el dinero, cuando sabía que el dinero es de lo que menos me importa del mundo, valoro otras cosas mucho más. Mis compañeras mintiendo en el juicio, gente que ha comido en tu casa...
www.lavozdelsur.es/la-voz-seleccion/ana-garrido-ramos-testigo-gurtel-s
A los padefos habría que encausarlos como colaboración necesaria para el crimen.
O el caso de Morocho que lejos de ser recompensado, está en un destino bastante regular, y con "presiones" aún a día de hoy.
Hilo interesante sobre las reuniones entre Ana y Morocho cuando se destapaba la Gürtel
twitter.com/AnaGarridoRamos/status/1406847282763513856
Cuando aparece un héroe contra los poderosos, le van a hacer la vida imposible desde arriba, Ana Garrido no solo sufrió acoso en el trabajo, perdió la casa, el trabajo y recibió "amenazas de muerte, persecuciones en coche, noticias falsas… “
¿Qué le supuso el premio que le concedió Transparencia Internacional después de tantos años de malas noticias?
Fue como ser reina por un día. Un subidón. Fue un reconocimiento a nivel personal tremendo. Y era cambiar roles, premiar a la gente que es honesta y no a la corrupta. Aunque mi vida real no cambió, luego tienes que volver a calentarte una lata donde puedes, porque he estado de okupa durante un tiempo. Si hubiera sido un premio con un plus económico me habría ayudado a no pasar hambre, sinceramente.
Así que a partir de ahora cada vez que haya un caso de un denunciante, el pueblo y menéame le vamos a sujetar y ayudar. Y vamos a empezar con Ana Garrido, su caso es fácil porque se mantiene con una tienda online de sortijas: chicayeye.es/
Propongo convertir a Ana Garrido en la jodida Warren Buffet de las sortijas!. Yo me voy a comprar mis sortijas contra la corrupción ahora mismo!
Cada vez tenemos más información, cada vez profundizamos menos. El tiempo se ha convertido en un bien escaso y cuando lo poseemos, lo usamos para consumir contenido específicamente seleccionado para nosotros.
Internet, que vino para ser una herramienta que abriría millones de caminos, ha ido evolucionando hacia una intrincada maquinaria enfocada a ofrecernos un único camino: el que máquinas y complejos algoritmos consideran que es más adecuado y personalizado a lo que somos. Y he aquí el quid de la cuestión porque acabamos siendo incapaces de distinguir "lo que somos" de lo que internet considera que somos. Esta diferenciación es esencial y cada vez más compleja de realizar. Un paseo por Instagram puede permitirnos observar esa incapacidad de diferenciarnos, esa espantosa y alarmante homogeneidad que roza lo orwelliano. Las redes llegaron para expresarnos y para profundizar en nuestras rarezas, en aquellas cosas que nos hacían únicos, pero nunca fuimos más parecidos. Biografías, fenómenos virales, filtros, fotos, destinos turísticos, canciones... cada vez hay más donde elegir, cada vez más, elegimos lo mismo. Un estudio del CSIC demostró que la música moderna camina hacia la mayor homogenización nunca vista desde la llegada de internet. Algo similar, opino, está ocurriendo con series y películas, con nuestras opiniones e ideologías, con nuestro ocio y hasta con los nombres que ponemos a nuestros hijos.
El ensayo y error desaparece, solo queremos herramientas y sucesos que nos den la razón. Nos volvemos más monolíticos, menos porosos, más sectarios. En los 80 o 90, España era un crisol de tribus urbanas. Hoy basta con caminar unos minutos por la calle para percibir que la diferenciación se ha diluiodo. Peinados, ropas, eslóganes en camisetas, marcas...podrías andar por Londres, Moscú o Barcelona, Nueva York o Albacete y sólo sabrías en qué lugar te encuentras mirando los vestigios del pasado (los edificios, los viejos restaurantes...).
Pero más allá de la estética, de lo superficial, esa homogenización impera también en nuestra construcción interior del yo. Da igual si eres antivacunas, protaurino, ecologista o nazi. Internet te da todo aquello que precisas para reafirmarte, para chapotear en esa maravillosa sensación que da tener la razón o creer que la tienes (lo segundo ya es más importante que lo primero, otra consecuencia de otro efecto provocado por las redes e internet: la posverdad).
Las aplicaciones (Facebook, Tinder, Candy Crush) funcionan todas bajo la misma secuencia: precisas autoestima y buscas colmarla. Es el capitalismo de las emociones, es la sentimentalidad compulsiva. Lo que antes tardábamos años en lograr, ahora podemos tenerlo en unos segundos (la capacidad de atención del ser humano se ha reducido en unos pocos años de 12 segundos a 7) y exiges al resto del mundo, analógico, que te dé lo que deseas tan rápido como alguien te da like en Instagram, generando un sentimiento de fracaso que sustituyes rápidamente enfrascándote en otra aplicación diferente. El mundo exterior acaba siendo un escenario que representar, explorar, criticar, construir a través del mundo de tu móvil. De este modo, nuestra percepción del exterior, lo que amamos, lo que deseamos, lo que tememos, en definitiva, lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos ser, acaba fuertemente asociada a los patrones de aplicaciones y redes sociales que unos ingenieros desarrollaron con la única intención final de recoger datos sobre nosotros.
Estamos construyendo nuestra existencia a través de sistemas señuelo que nos dan una falsa sensación de control y libertad y que no son más que plataformas para VENDER productos.
Hemos dejado de ser hombres y mujeres, para convertirnos en marcas personales. Nos mostramos, nos vendemos, tratamos de diferenciarnos para atraer al "comprador" en busca de una especie de pseudoamor, de atención, de fama. Y en ese camino nos estamos convirtiendo en los seres más insulsos y prototípicos de la historia de la humanidad.
Internet nos trajo la libertad. Lo que nunca imaginamos es que la usaríamos para construir una jaula dorada.
Todos corren en ponerte una etiqueta cual medalla merecida o no. Tú que te han educado en el buen trato con el prójimo, luchas por educar a los tuyos como buenas personas, y crees en la bondad de los demás, y en la humanidad como un todo. Resulta que una y otra vez, de unos años a esta parte, te han puesto la medalla de (¡¡comencemos!!): homófobo, facha, fascista, radical, racista, xenófobo, asesino, nazi. Así de la nada has pasado de ser una buena persona para los mismos que hace tiempo te rodeaban a ser una sombra de lo que fuiste. ¿Tus convicciones han cambiado? No. Exactamente como antes sigues luchando y creyendo en por un mundo mejor para todos, y para las siguientes generaciones, en dónde todos somos iguales. Pero las etiquetas se están moviendo, y ya no te las pones tú mismo, te las ponen. Luchas a manotazos por quitarte esas “medallas” inmerecidas e indignas. Las criticas ya no vienen de los otros (aquellos que a pesar de su ideología consideras vecinos y familia) si no de los que consideras (o consideraste -empiezas a dudar-) como propios. Esos mismos que por ser quien eres (y sin hacer nada malo) no te quieren a tu lado, y en pro de la vorágine electoralista, política, clasificatoria, te quieren lejos, lejos de ellos, y lejos de ese espacio social que alguna vez fue tu casa, en el que te sentiste cómodo y uno más.
Tus creencias que siempre han sido universales, de los de abajo, de los de me chupa una mierda quien seas, de dónde vengas, así como tus gustos sexuales, tu raza, o tu religión. Ves como día, a día, las fronteras personales, y grupales, en lugar de desaparecer son más y más grandes ¿Cómo hemos llegado a esto? Los nuevos “lideres” acrecientan estas fronteras sociales, mientras que las físicas permanecen. Tu mundo cada vez se va haciendo más complejo, y necesitas más etiquetas para definir lo que es ser el otro. Mi mundo y mis limites siguen teniendo el foco en lo global. La moda de mirarnos el ombligo y pensar que el mío es mejor porque yo mismo, y mi pequeño entorno, considera que tiene menos pelusa que el tuyo es cuanto menos ridículo. Quizás sí para tu conciencia, pero eso no hace que el mundo sea un mejor lugar. Lo mejor siembre es expansivo, y la lucha está en intentar comprender al otro por muy lejos que este de ti, en dar el espacio para hablar, entender el porqué, respetar. De nuevo la frontera es el mundo y tu actividad social ha de ser integradora, en donde la humanidad es una.
Resulta que la lucha por la convivencia de la humanidad no pasa por dar menos importancia a las diferencias entre personas, sino que paradójicamente se potencia que éstas sean más y más reivindicadas ¿para un mejor futuro? Justo cuando pensabas que hemos dejado la opresión religiosa detrás, resulta que ahora nacemos con un nuevo pecado. El pecado de lo más común, o de la característica mayoritaria. El pecado de nacer sin que tu lo elijas, en la raza más mayoritaria en tu entorno. Raza, idioma, color de ojos, gusto sexual, posición económica. El nuevo pecado de ser un paria por ser mayoritario. ¿En serio tu ombligo esta tan limpio para creer que yo como persona no puedo opinar de otros ni de nada por ser mayoritario? Y ser mayoritario es automáticamente ser un privilegiado, ser un paria que tiene su color de piel, su idioma, su altura por pena. Esto es el nuevo pecado original. ¿Cuál es la pena ante esta afrenta para con los demás oprimidos? Quedar marcado con tu arrogancia por ser como eres. El nuevo pecado del mayoritarismo es tan obtuso, que no contempla la humanidad como un todo, con su infinita variación y riqueza de matices. No contempla que cada grano de esa “paella humana”, es decir cada persona, es en sí un todo; un todo al igual que otro grano, independientemente de todas las etiquetas que les quieras poner. Independientemente de esas etiquetas tiene todo el derecho en opinar, en creer, en saber, aprender, trabajar, sentir que cualquier otro. Mi frontera es el universalismo, y la humanidad, sin fronteras mentales o físicas. Si tu y los tuyos quieren aislarse más y más me parece perfecto, pero desde luego no cuentes conmigo, ni con mis derechos y libertades en pro de un mundo en el cual tu diferencia es mucho mejor que la mía, desde luego mi sexo, mi raza, mi religión, mi trabajo, no me define. Me define que soy persona, soy uno más y no soy ni más ni menos que tu por ser distinto a ti.
menéame