Un nuevo Parlamento catalán soberanista suscribe un mandato para solicitar al gobierno español iniciar un proceso de secesión. Estos son los 2 escenarios extremos que podrían darse:
Independencia ídilica: El gobierno español acepta llevar a cabo el proceso dentro de la legalidad española. Cataluña consigue la independencia de manera pactada con España yendo de la ley española a la ley catalana (es decir, sin secesión rupturista ), siendo rápidamente reconocida por la comunidad internacional y entrando automáticamente o de manera rápida en la UE y manteniendo el Euro como divisa. Entre los acuerdos entre las partes está la división equitativa de activos (fondo de reserva de pensiones, parte proporcional de los entes participados por el Estado y bienes e inmuebles del mismo o su valor monetario, etc.) y pasivos (deuda y compromisos económicos adquiridos con otros agentes nacionales e internacionales). En teoría, todos (Cataluña, España y comunidad internacional) contentos, unos más que otros, pero es el escenario que menos inestabilidad genera.
Independencia rupturista: el gobierno español se niega tajantemente a satisfacer las demandas catalanas llegando a una situación de bloqueo con la amenaza catalana de declarar unilateralmente la independencia. Esta se cumple y Cataluña accede a la independencia sin ser reconocida por la amplia mayoría de la comunidad internacional. Cataluña sale de la UE y de la eurozona (nueva moneda que permite devalución y exportar a mejor precio, comprometiendo la continuidad del Euro), se hace con el total control del principal paso terrestre entre la Península y Europa (a España solo le queda la opción vasca, pues la opción pirinaica precisa de decenas de años y de una inversión ahora imposible), así como con los puertos de Barcelona y Tarragona conectados ya en ancho internacional con Europa y un aeropuerto intercontinental sin otro control que el local. Su no reconocimiento por España le permite eludir la asunción de la parte proporcional de la deuda (España se queda con la misma deuda que aumenta proporcionalmente más allá del 100% de su PIB una vez restado la parte catalana, mientras que Cataluña solo asume la deuda de la antigua administración catalana, un 21% de su PIB) comprometiendo de manera definitiva la continuidad del Euro. Para rematarlo, Cataluña baja su Impuesto de Sociedades a precio de saldo como medida de atracción de inversiones extranjeras y abre sus principales infraestructuras de transportes (puertos y aeropuertos) e industriales (petroquímica de Tarragona o factorías automovilísticas “nacionalizables”) a capitales de países emergentes interesados en penetrar en los mercados occidentales, cuando no “molestar” directamente a la competencia europea.
Las presiones españolas y exteriores no creo que hagan posible ninguno de estos dos escenarios , pero creo que el mismo va a discurrir en un ancho espacio entre ambos.
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#10 Desde Catalunya podemos ayudar a reducir el gasto estatal en Comunidades Autónomas. Solo hace falta hacer un referéndum y listo.
Constaría de dos opciones:
- Absorber la Generalitat de Catalunya dentro del Gobierno de España y retirar toda la legislación específica de Catalunya. Eliminar la televisión autonómica y establecer el castellano como única lengua oficial de Catalunya.
- Establecer Catalunya como estado independiente de pleno derecho.
Buena suerte con el resultado.