El Economista rectifica una información sobre Begoña Gómez porque si no lo hace se arriesga a una demanda. Es decir, que la información era falsa. Pero lo llama "comunicado" a ver si no parece una bajada de pantalones.
La verdad es que el contenido es para leerlo.
Antes de leer la entradilla recordé haberlo visto en alguna gasolinera urbana de Tokio.
Sabiendo como son los japoneses, no dudo de la lógica de dicha solución.