Publicado hace 4 años por TribunaVioleta a laeracoronavirus.blogspot.com

A pesar de ser aparentemente tan comprensible y conocido el término “vulnerabilidad” encierra una notable complejidad. Vulnerabilidad es, en primer lugar, un concepto con múltiples significados, aplicables a ámbitos muy diversos: desde la posibilidad de un humano de ser herido hasta la posible intromisión en un sistema informático. En segundo lugar, la vulnerabilidad es una característica de lo humano que parece evidente desde una perspectiva antropológica, pero que la tradición cultural más cercana a la defensa del individualismo, la autonomía

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TribunaVioleta

... y la independencia, se ha encargado de dejar en un segundo plano o, incluso, de relegar por considerarla de rango inferior. En tercer lugar, la vulnerabilidad, en tanto que posibilidad del daño, es considerada la misma raíz de los comportamientos morales, al menos de aquellos en que el énfasis se sitúa en la protección y en el cuidado, más que en la reclamación de derechos.

Y además, en cuarto lugar, la vulnerabilidad se ha ido asociando no sólo con las condiciones del individuo sino, cada vez más, con las condiciones del medio (ambientales, sociales o de otro tipo) en que su vida se desarrolla, dando lugar a la necesidad de incorporar los aspectos socioculturales en la comprensión de este concepto. De ahí que se hable, frecuentemente, de poblaciones vulnerables, para referirse a aquellos grupos de personas que, a consecuencia de las condiciones del medio en que viven, están en una situación de mayor susceptibilidad al daño.

La idea de vulnerabilidad no es nueva, ciertamente, si bien sólo recientemente ha comenzado a formar parte de los discursos bioéticos. Y su entrada se ha producido de la mano del mencionado término “poblaciones vulnerables”, especialmente en relación a la ética de la investigación con seres humanos. Sin embargo, como afirma R. Flanigan (1), la bioética siempre ha estado preocupada por “el vulnerable” porque su objetivo es el ser humano, que siempre, por definición es un ser vulnerable. Y en muchos casos, específicamente, la bioética se centra en el ser humano enfermo, donde esa condición de vulnerabilidad es aún más evidente. Lo que resulta quizá más novedoso, según esta autora, es el énfasis puesto en denunciar que existen poblaciones enteras cuyos miembros son más vulnerables que otros en su aproximación a la asistencia sanitaria, y, desde esta constatación, la defensa de una obligación de justicia de asegurar e incrementar la autonomía de estas poblaciones.