Nada justifica tal brutalidad. Nada. Ni las vallas de seis metros de altura, ni los alambres de espino, ni las cuchillas sangrientas van a lograr frenar la desesperación de cientos de inmigrantes que se lanzan una y otra vez, aun con el riesgo de perder la vida o sufrir importantes heridas, porque huyen del hambre, la guerra y la represión aunque minaran el terreno y posteriormente fueran gaseados con gas sarín...
Comentarios
Ya lo decía Robe (extremoduro): "Todo es una prisión, sino, ¿por qué hay tantos maderos a mi alrededor?"
Si, siguiente pregunta.