Empieza a ser un automatismo. Ante quejas más o menos generalizadas de determinados sectores sociales, se blanden datos históricos que vienen a decir que sí, que los jóvenes pueden estar mal, el empleo ser precario, la brecha salarial muy grande, la desigualdad y la precariedad excesivas, la inversión en salud y educación pública insuficiente e ineficiente, pero, ¿y lo mal que estábamos hace cien años? ¿Y hace mil? De aquí se deduce una impugnación subliminal nada inocente del malestar, que pasa así a ser un mero capricho de niños consentidos.
Comentarios
Lo interesante es que el que minimiza el estado de las cosas ante un micrófono disfruta de casa, servidumbre, coches varios, colegios privados, etc; y la gente no se echa a la calle...
#1 Exacto, se echa en falta eso de predicar con el ejemplo.
También hay más de uno (la CEOE, por ejemplo, los franquistas, o los inquisidores católicos) que se queja de que no estemos en las mismas que en el pasado
"Más se perdió en Cuba".