Publicado hace 16 días por Maverick89 a historia.nationalgeographic.com.es

La comitiva avanza lentamente por el polvoriento camino junto al Nilo que lleva a la tumba de Ramose. Aquel hombre poderoso que fue visir de varios faraones ha muerto, ha ido a reunirse con los dioses eternos. Su cortejo fúnebre es grande y muy suntuoso. Lo acompañan familiares transidos de dolor y servidores que portan el ajuar funerario que Ramose disfrutará en el inframundo. Un grupo de plañideras se lamenta ruidosamente. Levantan los brazos hacia el cielo, mesan sus cabellos, rasgan sus vestiduras y lanzan tierra sobre sus cabezas...

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