Hizo bien la supercompetente vicepresidenta primera, segunda y tercera del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en reconocer el viernes la "indignación" del Ejecutivo ante el escándalo de las tarjetas opacas de Bankia. Indignación, ni más ni menos. Caramba, qué barbaridad, lo que da de sí el sustantivo. Casi como el personaje. Para que luego digan que el PP no quiere alentar a Podemos: descontextualizando la frase de marras, alguien podría concluir hasta que están en el mismo bando. Indígnate, que algo queda. Al menos en política.
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