Publicado hace 3 años por doctoragridulce a elcomidista.elpais.com

El sol y sombra es el monolito de nuestra coctelería nacional, el Atapuerca de nuestros camareros, el primer combinado que, con una sencillez más aplastante todavía que la del dry martini -misma cantidad de cada licor, y ya, ni remover ni leches-, inauguró una ristra de fórmulas alcohólicas que durante décadas propiciaron el canto, las fiestas, la alcahuetería, las peleas, los desafíos a la autoridad y las blasfemias delante del cura. España estuvo empapada durante siglos en cócteles que no se denominaban así para no ponerse señoritos.