Hace 12 años | Por pablicius a blog.chron.com
Publicado hace 12 años por pablicius a blog.chron.com

"Los árabes no odian a Estados Unidos por su forma de vida, es por la política americana: nuestra invasión de Irak, nuestra posición pro-israelí, nuestro apoyo a dictadores del Medio Oriente. [...] Los mitos americanos sobre los árabes se reducen a un simple y profundo concepto equivocado: que son niños, incapaces de cualquier cosa que no sea una respuesta emocional, que no reaccionan a los argumentos, y que no conocen su propia historia". Artículo de opinión de un ex-diplomático estadounidense traducido en comentario 1.

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pablicius

NUESTRO PROBLEMA ARABE: ES LA POLITICA, ESTUPIDOS

Hay una nueva encuesta que dice que la visión sobre Estados Unidos en los países árabes ha empeorado en el último año. El estudio de Zogby Internacional en seis países del Medio Oriente dice que las opiniones favorables han bajado en Marruecos, Egipto, Jordania, Arabia Saudí y Emiratos Arabes, y se mantienen sin cambios en Líbano. El presidente Obama es muy impopular. Su aceptación está por debajo del 10% en los seis países, y está por debajo incluso de la del iraní Ajmadineyad. El pico de popularidad que siguió a su elección y al discurso de El Cairo en 2008 ha desaparecido. Estamos otra vez donde estábamos con Bush.

¿Deberíamos preocuparnos? Sí

¿Significa esto que nuestra política exterior se debe de guiar por la opinión pública árabe? Absolutamente no. Nuestra política exterior debería basarse en a) una evaluación de nuestros intereses nacionales con la información disponible en cada momento b) un análisis coste-beneficio de las diferentes opciones. Pero las opiniones árabes se deberían tener en cuenta. ¿Por qué? Porque el antiamericanismo es un campo de cultivo para terroristas y sus simpatizantes. Si el mundo árabe se vuelve más democrático, por supuesto, la opinión pública se volverá también más importante.

Para crear una política efectiva hacia los árabes (y por extensión, hacia los musulmanes), los americanos tenemos que deshacernos de algunos mitos. Aquí van cuatro:

A los árabes no les gusta Estados Unidos por un odio general a su forma de vida. Esto puede ser verdad para una minoría fundamentalista, pero las preocupaciones árabes se centran en la política americana: nuestra invasión de Irak, nuestra posición pro-israelí, nuestro apoyo a dictadores del Medio Oriente.

A los árabes realmente no les importa el conflicto árabe-israelí. Este mito es particularmente aceptado entre los que se oponen a que Estados Unidos presione a Israel. Encuesta tras encuesta esto se desmiente. Otra vez ¿debería esto cambiar nuestra política? Tal vez no. Pero deberíamos ser conscientes de que nuestro apoyo a Israel (y sus políticas, como la del bloqueo a Gaza) tienen un coste.

Nuestro problema en Oriente Medio es fundamentalmente de relaciones públicas. Desde el 11 de septiembre hemos visto grandes esfuerzos diplomáticos en el Medio Oriento. En el pasado hemos hecho un trabajo horrible explicando las políticas americanas a la población árabe. Gracias a las reformas en las oficinas de política exterior, probablemente estemos mejorando. Pero no representa mucho cuando la objeción está en nuestras políticas. Todos los cambios diplomáticos del mundo no van a convencer a los árabes para que apoyen nuestras deferencias con Israel cuando se dedica a expandir los asentamientos.

Nuestro apoyo a movimientos democráticos en la zona mejorará nuestra posición. ¿Qué apoyo? Es verdad que nos hemos puesto de una parte en la guerra civil libia, pero solo para derrocar a un tirano, Gadaffi, que nunca nos había preocupado mucho. Pedimos la salida de los líderes tunecino y egipcio, pero solo cuando ya habían sobrepasado su periodo de utilidad para nosotros. Seguimos apoyando regímenes autoritarios por la zona, sobre todo en el Golfo Pérsico, donde nuestro interés en mantener un dominio militar ensombrece, por ejemplo, cualquier simpatía que podamos tener por el movimiento democrático en Bahrein. Nuestro apoyo financiero a las reformas democráticas de Túnez y Egipto es abochornantemente pequeño. Los árabes reconocen la vacuidad de nuestra retórica sobre la democracia, aunque no lo hagamos nosotros mismos.

Estos mitos se reducen a un simple y profundo concepto equivocado: que los árabes son niños, incapaces de cualquier cosa que no sea una respuesta emocional, que no reaccionan a los argumentos, y que no conocen su propia historia. Este concepto equivocado encontró su perfecta expresión en un famoso artículo de Andrew Sullivan de finales de 2007 en el que sugirió que la cara de Obama cambiaría las opiniones del mundo musulmán:

“Consideren esta hipótesis: noviembre 2008. Un joven musulmán pakistaní está viendo la tele y ve que este hombre (Barack Hussein Obama) es la nueva cara de América. En una sola imagen, el poder de América ha subido exponencialmente. Un hombre de piel oscura, hijo de un africano, que creció en Indonesia y Hawai, que fue de niño a una escuela de mayoría musulmana, es ahora el supuesto enemigo. Si quieren la más dura pero efectiva arma contra la demonización de América que alimenta la ideología islamista, la cara de Obama anda bastante cerca de serlo. Les demuestra lo equivocados que están respecto a América en un modo que ninguna palabra podría”.

Para ser justos, Sullivan ha cambiado mucho desde que fue uno de los más entusiastas apoyos a la invasión de Irak. Pero ese párrafo está lleno de un alucinante desprecio hacia la inteligencia de los árabes, que son supuestamente incapaces de ver más allá de la cara de Obama y valorar las políticas de Estados Unidos. Es algo irónico que Sullivan eligiera a un joven musulmán de Pakistán para su ejemplo, ya que es la administración Obama la que ha sufrido un enorme aumento de los ataques terroristas en Pakistán. Ataques que por cierto son condenados por el 97% de la población pakistaní.

Son las políticas (no las personalidades, ni los discursos, ni las relaciones públicas) lo que de verdad cuenta.

s

y ahora se dan cuenta? no me jodas...