Hace 9 años | Por CorreLola a eldiario.es
Publicado hace 9 años por CorreLola a eldiario.es

El PP tiene prisa por abordar la regulación de los lobbies, clarificar cuáles pueden ser sus actividades y límites, y crear un registro donde se inscriban en el Congreso. Su única propuesta no ha contado con el apoyo de los grupos de la oposición, que quiere clarificar primero qué se considera lobby y qué asociaciones entran en este concepto, ya que una de las incógnitas que queda por saber es si se incluye a las ONGs y a los colectivos sociales, algo que no concreta el texto del PP.

Comentarios

PeterDry

¿ Al Opus Dei donde lo encuadramos?

D

#1 Añadimos apartado... * Lobby/secta

Westgard

#2 No, no es necesario crear un apartado, ya están encuadrados en el apartado "gobierno"

D

#3 Ding ding ding ding... ¡teneeemos ganador! lol

brezzo

#1 A ese no hace falta, ya lo representan ellos

A ver que engendro desregulador sacan

Simún

#1 Yo por mi en una jaula bien profunda.

D

#1 Secta/banco malo.

Grecott

No todos en la iglesia montan sectas:

El teólogo jesuita José Ignacio González Faus nos describe la crisis económica derivada de las políticas neoliberales en estos términos (Alí Babá y los cuarenta mercados José Ignacio González Faus, 23-Enero-2011):


(…) Y una vez que los conocemos será fácil comprender a qué aspiran con sus manipulaciones financieras y sus especulaciones secretas. (…) En cualquier caso, se trata de acabar con las clases medias y volver a la economía “de siempre”: a la economía del imperio romano y del feudalismo que tienen más de mil años de existencia en comparación con el sarampión socialdemócrata de la Modernidad. ¡Entonces no había tantos parados como ahora! Es cierto que había esclavos, pero ¿no es mejor eso? Los esclavos al menos comen, y no tienen que ir de Caritas en Caritas a ver qué recogen.

De este modo conseguirán los mercados su meta final: acabar sutilmente con nuestra democracia o, al menos, reducirla a la posibilidad de elegir sólo entre gobiernos de derecha y de extrema derecha, como pasa ya en Estados Unidos. Y negar vigencia política a todas las veleidades igualitarias y de justicia social que amenazan a la libertad individual. Porque vale: “todos los hombres son libres” pero… “unos más que otros”, como decía aquella famosa novela.
En resumen: esos inocentemente llamados “mercados” lo tienen todo tan “atado y bien atado”, que hemos asistido a la imposibilidad de luchar contra ellos: huelgas, manifestaciones y algaradas en Grecia, Francia, Inglaterra, Irlanda o España resultan sacudidas tan pequeñas que no les hacen ni tambalearse: porque las reglas del juego las marcan ellos y no los políticos.

Hoy, en cambio, ya no se discute nada de aquello; y sin embargo ya no estamos en un capitalismo de producción sino pura y simplemente de especulación: un sistema en el que los inversores pueden mandar a la miseria a miles de ciudadanos, no para producir ningún tipo de riqueza sino para que su dinero les produzca más dinero. Y además de una manera anónima: porque nunca verán la cara ni conocerán la historia de sus víctimas; y la injusticia no la cometerán ellos inmediatamente, sino a través de sus esbirros que resultan ser los políticos (…)