No hay peor ironía que hablar de transparencia cuando los políticos no rinden cuentas de sus actos. Y no es una cuestión de enseñar patrimonios, demostrar aptitudes o depurar responsabilidades. Es la forma más básica y sencilla de control la que falla: la negativa de los políticos a comparecer ante los medios de comunicación para, a la vez, negarse a compartecer ante sus ciudadanos, sus votantes, sus representados. ¿Por qué? Para no hacer el ridículo.
Comentarios
Está claro, no quieren perder ni sus privilegios ni su casta