Publicado hace 3 años por Gerardo_Diaz_Finetti a elperiodico.com

Los libaneses ya no esperan nada de sus dirigentes, ni siquiera que sean aptos para llevar a cabo las labores de rescate de las decenas de personas que aún están desaparecidas, algunas atrapadas entre los escombros tras las explosiones del pasado martes, ni de reconstruir a golpe de honestidad lo devastado. Acostumbrados durante décadas a los servicios públicos deficientes, a cortes de electricidad diarios y a una gestión pública inexistente, la población es la que ha resuelto remangarse en un vasto movimiento de solidaridad colectiva.