La compañía multinacional detendrá la producción de maíz modificado genéticamente en toda Europa, salvo en España, Portugal y República Checa. España centra en la actualidad el 90% de la producción de maíz transgénico de Europa, pese a los reclamos de agricultores y consumidores. El actual respaldo concedido a estos cultivos desde el estamento político y los intereses económicos han propiciado su expansión.