En un mundo ahogado por el eco de la desolación, el cielo se viste con el manto gris del desaliento con la humanidad enfrentada al abismo de su destino. En este oscuro horizonte, la ciencia, como una llama titilante en la oscuridad, traza un camino impensable: colonizar los rincones más ocultos del cuerpo humano.
En el corazón herido de España, entre suspiros ahogados y murmullos de asombro, emerge una propuesta audaz: miniaturizar a la población y colonizar el cuerpo de Isabel Díaz Ayuso. En este acto de ironía cósmica, la reina de lo popular se convierte en el último refugio de la humanidad, un santuario en medio de la desolación.
En el vasto cosmos de lo microscópico, los colonizadores encuentran su morada entre las estrellas fugaces y los planetas ocultos en el santuario del cuerpo humano. A través de océanos de plasma y bosques de cromosomas, cada paso es un baile en el filo del universo, una danza entre la vida y la muerte.
En el corazón del reino microscópico de Isabel, los primeros colonos descubren un mundo secreto, una sociedad en armonía con su anfitriona, en un eterno flujo de vida y energía canalizados en un baile perpetuo de sobres sin remite.
Y así, en medio del caos y la incertidumbre, la humanidad halla un nuevo hogar en los abismos del ser humano. En el susurro de las células y la risa de los microorganismos, se escribe el prólogo de un nuevo amanecer.
Continuará... o quizás no.