Tras el final de la Guerra Civil, la Universidad española sufrió un cataclismo de tal envergadura que sólo podría compararse al momento en que Fernando VII decidió cerrarlas y abrir escuelas de Tauromaquia. Miles de catedráticos fueron encarcelados, fusilados, exiliados o confinados en la oscuridad de departamentos que antes resplandecían con la luz del saber y ahora, dirigidos por mediocres profesores falangistas o asimilados, languidecían bajo el yugo, las flechas y el nuevo amanecer de quienes decían hacer guardia bajo los luceros.
Comentarios
Ahora, después de M.Rajoy estamos igual, buenos doctores y doctorandos estan fuera dando sus mejores años a universidades y laboratorios extranjeros.
"Hoy todo el mundo sabe que pagando, por mal estudiante que se sea, por poca vocación que se tenga, se puede obtener cualquier título..."
Que se lo pregunten a Casado