Hace 5 años | Por --507437-- a elpais.com
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Franz Liszt nació en Raiding, entonces Hungría, ahora Austria, en 1811. Se presentaba con su media melena y no besaba la mano a las mujeres. Ellas debían besárselas a él. Fue soberbio y efectista. Se colgaba las medallas que recibía por cada corte para que produjeran un rítmico chasquido en los conciertos. Suspiraba, tarareaba en alto, gritaba. Hoy, los públicos de los auditorios clásicos le abuchearían hasta quitarle esos hábitos. Provocaba desmayos y en lugar de los ramos de flores que se estilaban en las salas europeas, le arrojaban joyas.