Jeff Pearce es un empresario británico que hizo millones, sin saber leer ni escribir. A los 17 años, pensando que nadie emplearía a alguien que no sabía escribir su propio nombre, puso su propio negocio. Más allá de toda previsión, su negocio tuvo muchísimo éxito. Comenzó a vivir una doble vida: una, la del triunfante hombre de negocios que le daba trabajo a cuarenta personas. La otra, la del hombre torturado por la ceguera cultural. Durante toda su vida tuvo que esconder lo que consideraba como un vergonzoso secreto.
Comentarios
Lo raro es que, aunque fuese dislexico, no tratase de parender antes. Debía de tener un gran trauma.
Un hombre así en España, no sólo no se hubiera hecho millonario, sino que el poco dinero que hubiera tenido se lo hubieran quitado apovechandose de que era analfabeto.
"Habría dado todas mis riquezas en ese momento por ser capaz de leerles un cuento a mis niñas" - Jeff Pearce
Meneo.
bueno en españa estaria como en casa y no tendria que esconder ese vergonzoso secreto ya que buena parte de los que estan en el poder o tienen empresas son unos analfabetos nacidos en buena cuna.
#1 La diferencia está en que él reniega de la situación y no se vanagloria de su analfabetismo, incluso indica que en su ancianidad a aprendido a leer y escribir.
#1 if llu ar jiar, llu ar a güinerrr
Pero se sentía como un estafador. Al abandonar la escuela, la profesora le dijo que nada le iba a salir bien en la vida, que era un desperdicio y que había sido una pérdida de tiempo enseñarle
Hay que ser hija de puta...
Me encantan las historias de autosuperación, todo un ejemplo.
Tu mai sesta inglish mainnn
No me lo creo. Es imposible mantener eso en secreto, imposible.
#8 No es imposible. Solo hay que rodearse de la gente adecuada. ¿No has visto como lo hacen los políticos? Bueno... a esos si que se les nota a la legua
Durante toda su vida tuvo que esconder lo que consideraba como un vergonzoso secreto.
Tan díficil era aprender a leer o escribir? Sino quiso es porque no quería...
#6 Lee el artículo y lo entenderás, sí le era tremendamente difícil aprender.
#6 A algunas personas decirles que aprendan a leer así como si nada es el equivalente a pedirle a un cojo que corra los cien metros a la par que sus competidores o a un daltónico que distinga entre colores.
La dislexia es una patología reconocida y muy estudiada en el sistema educativo de la mayoría de los países desarrollados. De origen neuroanatómico, con clarísimos antecedentes genéticos, se calcula que su prevalencia está entre el 7 y un 17% según el estudio y, pese a lo que se pueda pensar, es incurable. Por mucho que un niño lo intente, por mucho que el sistema educativo lo azote, esos niños nunca podrán leer al mismo nivel que las personas que le rodean, y es algo con lo que tendrán que vivir el resto de su vida. Claro que no es una minusvalía limitante como la espina bífida o una cegera total, pero cuando eres incapaz de leer lo que firmas en un contrato, o repasar la cuenta del supermercado o quedarte fuera de tu carrera sabiendote la materia pero siendo incapaz de leer las preguntas, la cosa cambia de tono.
Además, si se miran las escasas estadísticas que se tienen en lengua española (debido al poco interés de las administraciones), nos damos cuenta que entre uno y dos de cada diez niños pueden tener algún tipo de problemas que necesita apoyo tutelar, académico y, en muchos casos, psicológico. Esto último es más duro aún, puesto que si el niño no puede mejorar sin ayuda externa, sus problemas se agravan con el constante discurso de los profesores, padres y compañeros de que "es un vago, un torpe, no presta atención, no quiere hacer los deberes, se pasa media hora para hacer cualquier ejercicio".
Así, personas perfectamente válidas en nuestra sociedad son apartadas por el simple razonamiento de que "no es tan dificil, si no aprenden es porque no quieren", viéndose su futuro truncado. En un estudio reciente se cifra en un 50% el número de delincuentes presos con problemas de lectoescritura en el Reino Unido y que nunca fueron diagnósticados o tratados durante su periodo escolar.
Sin embargo, las cosas están cambiando. En algunos países escandinavos los disléxicos tienen el derecho (y las administraciones la obligación) de tener más tiempo en los exámenes, además de contar con alguien que se lo pueda leer en voz alta. También se está informando, sensibilizando y, sobretodo, adiestrando a los profesores a detectar y tratar a estos niños antes de que el problema se convierta en algo mucho más grave. En otros, como este, la cuestión es diferente, los costes de tener que hacer esto son simplemente astronómicos, ya que reconocer que aproximadamente un niño de cada diez pueda tener problemas con necesidades educativas especiales (además de las contempladas por la ley) no es asumible, es más fácil dejar que una manzana se pudra a tratarla a tiempo. Pero poco a poco las cosas van mejorando, algunas comunidades autónomas españolas están intentando aplicar métodos tempranos de detección temprana y puede que de aquí a cinco o seis años se pueda tener, por lo menos, una manera fiable de decirles a algunos padres y profesores que esos niños tan revoltosos no son vagos, sino que necesitan ayuda.
Así que perdona #6 si te he dado la brasa con este discurso, pero si debo responderte a tu pregunta es que si, es muy difícil para ellos aprender. Porque la cuestión es que si quieren, con toda su alma, pero no pueden.