Sin formación previa no es fácil entender por qué el hipotálamo y el hipocampo, ambos en el encéfalo, no tienen nada en común, por más que coincidan en su primer elemento: el hipo- del primero procede del preverbio ὑπο- (hypo-) “debajo de”, pues alude a su posición debajo del tálamo, mientras que el segundo corresponde al lexema del caballo ἵππος (hippos), ya que esta estructura alargada y curvada recibió su nombre por asemejarse en su forma al caballito de mar, también llamado hipocampo (del griego ἱππόκαμπος hippókampos “caballo curvado”).
Comentarios
Claro, porque a un hablante de lenguas clásicas los ejemplos arriba mencionados los distingue inmediatamente por sus competencias lingüísticas y no por sus conocimientos médicos.
Puede justificarse que alguien que se dedique al estudie de una lengua pensé que es mas importante la etimología de las palabras que su significado, pero es absurdo pretender hacer pensar que la etimologia de una palabra participa en el conocimiento medico.
El debate academicista sobre el uso y necesario conocimiento de las lenguas clasicas parece que tiene que revivir periodicamente.
- Ya no son la lengua vehicular del conocimiento.
- Las anecdotas sobre su uso y origen se pueden aprender sin recurrir al uso de la lengua en que fueron creadas.
- Por mucho que insistan no tiene mas valor aprender una lengua clasica que cualquier otra lengua, todas las lenguas tienen un origen y aprender otras lenguas siempre ayudan a entender el uso de una lengua. Es absurdo pensar que sea necesario entender una lengua clasica para entender tu propia lengua.
#2 Tener buenas nociones de lenguas clásicas es muy importante en biología y sus ciencias aplicadas. Permite la memorización más sencilla de decenas de miles de taxones y estructuras cuyas denominaciones son neologismos creados con el griego y el latín, y además estar en condición de dar nombre a los que aparezcan en el futuro. No es necesario conocer los verbos semideponentes ni el aoristo, se podría ajustar la formación a lo que se necesita.
#4 Nociones vs conocimiento de lenguas clasicas.
Los de “es que soy de letras” también deberían de aprender a sumar y restar
#3 y a dividir. Nooo, que ya sería ensañamiento.
Con multiplicar tira que te vas.
#7 No vas muy desencaminado. El otro dia hablando con unas amigas de filologia clasica, me acabaron diciendo que la regla de tres no era util y no entendian por que se daba en el instuto.
Estabamos hablando de las distintas formas verbales, segun ellas, el nombre de cada forma verbal (preterito perfecto, pluscuamperfecto, etc) era intuitivo y describia el verbo, no hacia falta memorizar nada. Yo dije que intuitiva era la regla de tres, y me respondieron eso
Salvando las distancias, conocer el origen clásico de palabras modernas me ha recordado al origen eusquérico de muchos topónimos.
Me refiero a lugares alejados del la zona vascófona donde el Euskara se mantuvo "sin problemas" hasta al menos el siglo pasado, como La Rioja, Aragón, o Castilla y León, muchos relacionados con la geografía del lugar, la cercanía a algún lugar llamativo, la presencia o abundancia de ciertas plantas, arbustos, piedras, rocas, corrientes de agua o algún devenir histórico como Mingorria al lado de Ávila capital.
#1 Hay que considerar que hoy consideramos el euskara como "la lengua de los vascos", pero que originalmente se hablaba en un área mucho más amplia que la habitada por los vascones. Por alguna razón, esa lengua se conservó en Navarra y el actual País Vasco, pero no era una lengua exclusiva suya, ni ejercieron especial influencia sobre los pueblos vecinos. De hecho, se debate si pudo haber parentesco o incluso identidad entre el vasco y el ibero.
#10 Sí, aunque el vasco iberismo parece descartado últimamente. El fondo del comentario es que conociendo el idioma se entienden algunos topónimos incluso fuera de Euskal Herria
Yo creo que sería mucho mejor rehacer los nombres de manera más lógica, de igual manera que la nomenclatura química se ha ido cambiando en vez de estar atornillados y anclados a sistemas vestigiales
Para no inventar una palabra acabada en fobia cada vez que hay odio a un colectivo (madrileñofobia)