El diagnóstico del TDAH es algo que la mayoría de los padres no sabe cómo encajar cuando llega. La información contradictoria sobre el Trastorno por Déficit de Atención y/o Hiperactividad (TDAH) que hay en Internet y la falta de consenso entre los profesionales, juega en contra de los chicos que lo padecen y en muchas ocasiones, dificulta el diagnóstico precoz y una intervención temprana. Para los padres, es fundamental estar preparados a la hora de enfrentarse a este diagnóstico de una forma consciente e informada. De esta forma, podrán pedir ayuda en las principales necesidades de sus hijos y actuar de una forma adecuada tanto en el ambiente familiar como en el escolar. ¿Qué hacer?
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Lo primero que los padres de un chico con sospecha deberían tener claro son los pasos que tienen que dar para conseguir una valoración que les permita tener la suficiente tranquilidad de que los resultados que les muestran son fiables. Para ello, es fundamental saber cuales son los especialistas con formación y experiencia suficiente para realizar este tipo de evaluaciones. La dificultad de este hecho estriba en que esto no está definido por especialidades. Tanto un pediatra como un psicólogo, por ejemplo, podría realizar correctamente el proceso. La principal diferencia está en la experiencia y formación de cada especialista. Por otro lado, el tratamiento es otro de los pilares fundamentales en este proceso. Los progenitores deberían ser informados por el profesional que realiza el diagnóstico de que las opciones de tratamiento incluyen de forma preferente la medicación junto con diferentes intervenciones psicológicas y pedagógicas.
Todo este plan de tratamiento del TDAH debe crearse de forma personalizada en función de las características de cada paciente y la intensidad de sus síntomas. Además, debe contar con la participación de los padres junto con los profesores y el entorno socioeducativo del niño.
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