Hace 8 años | Por tiopio a osservatoreromano.va
Publicado hace 8 años por tiopio a osservatoreromano.va

“Recibe el velo y el santo hábito, signo de tu consagración, y no olvides jamás que has sido adquirida por Cristo para servirlo solo a él y a su Cuerpo, que es la Iglesia”. Con esta fórmula, el día de la profesión perpetua y la consagración, el obispo entrega a la monja el velo y el hábito coral. La recién consagrada canta: Posuit signum in faciem meam… “El Señor ha puesto un sello en mi rostro, para que no admita a otro esposo excepto él”.