Por toda respuesta Eusebio sonríe, se mete la mano al bolsillo y saca un puñado de crayolas; verdes, rojas, amarillas. En la terraza de Rius i Taulet, que él, porque es de Gràcia de toda la vida, conoce como plaza de la Vila, no pasa mucho tiempo sin que se acerque alguien a saludar, o sin que alguien lo reconozca desde lejos, y eleve al cielo un grito que repercute como un sonsonete familiar: «¡Eusebiooooooooo!» Porque aquí, en Gràcia, a Eusebio todos lo conocen.
Comentarios
Qué hombre más majo.
#1 Majisimo.
A este hombre lo he visto varias veces por Gracía, siempre con una sonrisa e intentando venderte sus dibujos de buenas maneras. Los vende a un euro , y creo que si busco mucho podría encontrar uno que nos hizo en el Totem.
Que tiempos...
..No me trataron mal[...] Al final me soltaron, sin más. Aunque, espere...
Un balazo. Esos hijos de puta...
Jajaja, que simpático el hombre!!!