En junio de 1984, L’Uomo Vogue envió al fotógrafo Richard Corman a retratar a Jean-Michel Basquiat en su estudio de Great Jones Street. Corman ya estaba acostumbrado a las celebridades ―había trabajado como aprendiz para Richard Avedon y había fotografiado a gente de la talla de Madonna y Keith Haring— pero aun así se quedó boquiabierto cuando entró en el loft del artista. “Inmediatamente me vi engullido por una ola de confusión creativa", recuerda Corman
Comentarios
Po vale
Tengo un amigo que quiso imitarlo y ahora sufre de esquizofrenia.