Cuando Sandra Sánchez entró por primera vez a un gimnasio, acompañando a su hermano Paquito a su clase de karate, nadie más que ella sabía que había nacido una estrella del deporte español. La pequeña Sandra, que practicaba baile con la envidia de ver a su hermano encima del tatami, pronto convenció a sus padres de que su pasión era realmente el kimono. Más de 30 años después la talaverana busca poner un broche de oro a su carrera en unos Juegos Olímpicos.