Solo existe una situación capaz de poner al límite al ser humano. Me refiero a ponerlo REALMENTE al límite, algo que va mucho más allá de escalar el Everest, pelear contra un oso o intentar robar un cubata en el Apolo.
Estoy hablando de estar en un coche. Y cagarte. Estar en un coche y tener ganas de defecar. Muchas. Un alud imparable dentro de tu cuerpo. Es entonces cuando las máscaras caen al suelo y se descubre a la persona real que habita bajo de la piel, esa que se oculta entre los extraños pliegues de nuestro cerebro y nuestra lógica.
Comentarios
"Es un tema serio que requiere soluciones eficaces, no debes dejar que estallen las carcajadas y empiezan a grabarte con el móvil y te cuelguen en Instagram Stories mientras se saltan el área de servicio donde se supone que iban a parar para que cagaras. Para ellos será muy tentador"
Seguro que esto no le ha pasado a nadie...