"Eh, Twitter. ¿Algún consejo sobre qué hacer cuando alguien malévolo te suscribe a miles de suscripciones, haciendo que tu correo electrónico sea inservible?", tuiteaba un 22 de agosto Julia Angwin, periodista de investigación de ProPublica. "Para ser honesta, es una especie de ataque inteligente", afirmó ciertamente resignada en un segundo tuit.
Hace ya un montón de años estaba en una lista de administradores de Windows que gestionaba una revista, hoy desaparecida, uno de los participantes, que trabajaba en una empresa de cursos nos empezó a enviar spam además de hacerlo en la lista, a pesar de que las normas no lo permitían, yo le pedí que no me enviara más, pero esta persona pasó, denuncié a la empresa de los cursos a la AGPD, debieron de prescindir de sus servicios y a partir de ahí una odisea, suscribió mi cuenta en cuanto sitio se le ocurrió, especialmente de porno de tal forma que llegué a recibir 11000 correos de spam al mes, tuve que abandonar la cuenta al poco.
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Hace ya un montón de años estaba en una lista de administradores de Windows que gestionaba una revista, hoy desaparecida, uno de los participantes, que trabajaba en una empresa de cursos nos empezó a enviar spam además de hacerlo en la lista, a pesar de que las normas no lo permitían, yo le pedí que no me enviara más, pero esta persona pasó, denuncié a la empresa de los cursos a la AGPD, debieron de prescindir de sus servicios y a partir de ahí una odisea, suscribió mi cuenta en cuanto sitio se le ocurrió, especialmente de porno de tal forma que llegué a recibir 11000 correos de spam al mes, tuve que abandonar la cuenta al poco.