Hace 6 años | Por KarMalone a yorokobu.es
Publicado hace 6 años por KarMalone a yorokobu.es

José Saramago escuchaba a Beethoven en su estudio y volaba. Levantaba los brazos y se imaginaba dirigiendo una orquesta. «Era magnífico verlo oír música», contó la traductora y viuda del maestro. No es una imagen rara: un escritor transportado por una melodía, reproduciéndola en bucle, tratando de soplar en el pentagrama para averiguar qué se esconde debajo… Muchos autores han recurrido a la música para despertar el estado de ánimo que pudiera guiarlos en la búsqueda de mundos imaginarios o para dar forma a sus historias.

Comentarios

M

Para programar, está más que demostrado.

D

El alcohol parece probado y que casi todos los buenos escritores le han dado a la botella cosa fina.