Hay pocas áreas de la ciencia más dadas a las malinterpretaciones que el estudio de las diferencias, o la falta de ellas, entre los cerebros de hombres y mujeres. Porque es un asunto controvertido y actual ha sido bastante difícil para que la ciencia sólida, basada en la evidencia, participase en esta conversación. Algunas preguntas razonablemente básicas aún quedan sin responder. Pero gracias a un gran y prometedor estudio estamos un paso más cerca de conocer esas respuestas.
Comentarios
Un estudio machista, marichulo, pollaherida, etc...
Estas cosas no se investigan por dios, no vaya a ser que se encuentren cosas que no deseamos escuchar
Volved a guardaros las pollas, machirulos, antes de rebuznar deberíais leer el envío...
(3) It’s too early to draw any confident causal conclusions from this paper. The obvious question, when it comes to sex-based brain-structure differences, is whether they are the cause of behavioral differences. Differences alone don’t necessarily explain anything: If women are socialized to act differently than men from a very young age, this could lead to different sorts of brain structures, especially in a set of brains whose owners are all middle-aged or older.
#6 traduce si tienes huevos/ovarios
#12 Haber estudiado.
#13 dont need to
Entre que hombre y que mujer? Porque cada persona es diferente y no son suposiciones.....
#3 Entre los géneros, en general. En concreto han estudiado a 5000 personas. Si haces click en el título hay más información
#5 te lo diré de otra manera. Me imagino entonces que si hacen un estudio entre negros y blancos o entre chinos y japoneses, también encontrarían diferencias, ya que todas las personas somos diferentes unas de otras.
#9 Es posible, a mí me resultaría interesante un estudio así. También se podría comparar las diferencias de personas de la misma raza, pero de diferente cultura, para valorar su efecto.
No entiendo la suspicacia con estas cosas, a mí me parece muy interesante saber cómo somos y qué nos afecta en nuestro desarrollo.
Voy a ver si consigo un momento para traducirlo y dejarlo por aquí, aunque sea medio-rápido medio-chapuceramente, por si a alguien le puede ayudar.
#2 Hay pocas áreas de la ciencia más dadas a las malinterpretaciones que el estudio de las diferencias, o la falta de ellas, entre los cerebros de hombres y mujeres. Porque es un asunto controvertido y actual ha sido bastante difícil para que la ciencia sólida, basada en la evidencia, participase en esta conversación. Algunas preguntas razonablemente básicas aún quedan sin responder. Pero gracias a un gran y prometedor estudio estamos un paso más cerca de conocer esas respuestas.
El estudio, que está disponible en pre-impresión aquí [y aquí habría un enlace] (implicando que aún no ha sido revisado por pares), ha sido coescrito por un equipo de 18 investigadores dirigidos por Stuart Ritchie, un investigador postdoctoral de psicología en la Universidad de Edimburgo. Los autores han cortado y encuadrado datos de más de 5.000 personas que aceptaron que se escanease su cerebro por lo que es conocido como el “UK Biobank”, los cuales tenían entre 40, 50, 60 y 70 años en el momento de los escáneres. Según Ritchie, es “el mayor estudio de las diferencias en el cerebro humano”.
Antes de adentrarnos en lo que encontraron, vale la pena recordar dónde nos encontramos en este debate. Es, cuanto menos, un tema que levanta muchas pasiones y muy politizado. Por un lado hay gente que afirma que las diferencias en el entramado cerebral hombre/mujer pueden explicar todo tipo de diferencias conductuales –que las mujeres simplemente son, de media, más cuidadoras, mientras los hombre son más agresivos. Por otro lado están aquellos que aseguran que no hay realmente tal cosa como un cerebro “masculino” o un cerebro “femenino”, y que esas distinciones se han usado para apoyar creencias y políticas sexistas.
Hubo una interesante escaramuza en este campo el año pasado, cuando –me estoy citando a mí mismo ya que ya hablé de este incidente en un artículo de principios de año- “un paper de Proceedings of the National Academies of Sciences sugiriendo que los cerebros masculino y femenino eran funcionalmente idénticos a lo largo y ancho, sostuvo como evidencia que las diferencias sexuales en el comportamiento eran enteramente, o casi enteramente, aprendidas. Pero cuando un grupo de investigadores volvió y re-analizó los datos subyacentes al estudio, encontraron que, de hecho, características del cerebro predijeron correctamente el sexo de los sujetos entre un 60-77% de las ocasiones”. La gente quiere que sea el caso de que son o no son idénticos, en otras palabras, y a veces dejan que ese deseo se ponga en el camino de un examen riguroso de la evidencia disponible.
Teniendo esto en mente, aquí están los tres descubrimientos clave del paper que Ritchie y sus compañeros han publicado:
(1) Sí, aparecen múltiples diferencias entre los cerebros de hombres y mujeres, pero también hay una cantidad gigantesca de solapamiento. Los investigadores examinaron todo tipo de locus de diferencias masculina/femenina, y encontraron varias diferencias. Pero junto a varias de estas áreas cerebrales hay mucha variación y un rango enorme de tamaños por los cuales se podría decir con seguridad que un cerebro dado podría ser tanto estereotípicamente masculino como femenino, como muestra este gráfico.
Como puedes ver, la diferencia más notoria fue que los hombres de la misma muestra simplemente tenían cerebros más grandes generalmente, lo que no es sorprendente ya que los hombres son más grandes que las mujeres, por norma general. También tendían a tener cerebros más densos y más materia gris. Al nivel de las estructuras individuales también hubo diferencias estadísticamente significativas, algunas de ellas más pronunciadas que otras (probablemente no vale la pena repasar cada una de las secciones mencionadas, pero la amígdala está constituida por dos regiones con forma de almendra que son centrales para la experiencia de la emoción; el hipocampo desempeña muchas tareas [enlace], incluyendo regular las emociones; y el núcleo accumbens juega un rol clave en los “circuitos de recompensa” asociados con cuestiones tales como la comida y las drogas).
Los investigadores tenían curiosidad por saber si o en qué medida estas diferencias estructurales eran, simplemente, una extensión de hombres teniendo por norma general cerebros mayores, ya que un meta-análisis reciente encontró que las diferencias estructurales podían ser explicadas por las más grandes diferencias generales, así que lo investigaron estadísticamente y descubrieron que, mientras que las diferencias de tamaño en “el tálamo, el núcleo caudado y el hipocampo” podían ser explicadas por esta diferencia general de tamapo, este “no era el caso para la amígdala (o el accumbens, el pallidum o el putamen)”. Esto es, para estas últimas estructuras, había una diferencia de tamaño incluso después de que los investigadores controlasen el mayor tamaño total del cerebro masculino.
Tuve curiosidad por lo siguiente: ¿importa si una diferencia robusta de tamaño entre hombres y mujeres en una estructura cerebral dada está determinada por una diferencia del tamaño total? ¿No es una estructura más grande una estructura más grande y, o bien las diferencias de tamaño importan a propósitos funcionales, o bien no? “Tuvimos este mismo debate mientras escribíamos el paper”, dijo Ritchie en el correo después de que le dirigiese la pregunta. “Parece una reacción idiota para la cuestión de las diferencias sexuales decir “¿controlaste la diferencia de tamaño total?” pero realmente creo que la cuestión absoluta vale la pena también. Definitivamente, es interesante preguntar: ¿las diferencias de tamaño hombre/mujer en áreas particulares solo reflejan algo general sobre cómo de grande es el cerebro o hay algo específico sobre esa área que la haga particularmente grande o pequeña? Pero también es interesante, como dices, preguntar: ¿si simplemente tienes una mayor [parte x del cerebro], eso importa, más allá del tamaño total del cerebro?”. El hecho de que los investigadores mismos no estén seguros de qué tipo de diferencias de tamaño importan o no debería servir como un recordatorio pragmático de cómo tenemos aún solo un conocimiento muy prematuro de todo esto.
(2) Estas diferencias podrían, a la larga, ayudar a explicar y proveer tratamiento para enfermedades que tienden a afectar a un sexo más duramente que al otro. “Como se ha discutido previamente”, escriben los investigadores, “proveer una caracterización clara de las diferencias sexuales neurobiológicas es un paso hacia la comprensión de los patrones de susceptibilidad diferencial de los desórdenes en el neurodesarrollo como el desorden del espectro autista, una amplia gama de condiciones psiquiátricas y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer”.
Ya que el debate sobre las diferencias sexuales en el cerebro está tan politizado es algo útil enfatizar: cuando esta investigación esté más desarrollada, podría llevar a algunas intervenciones médicas vitales. Por el camino, la gente debería tener en mente que hay un gigantesco solapamiento entre los cerebros de hombres y mujeres –tan solo mira a los gráficos de arriba. Pero es en esos espacios que no se solapan donde está el meollo del potencial para aminorar el sufrimiento humano. Al menos, potencialmente.
(3) Es muy pronto para sacar ningunas conclusiones seguras y precipitadas sobre este paper. La cuestión obvia, cuando hablamos de las diferencias entre estructuras cerebrales basadas en el sexo, es si son la causa de diferencias conductuales. Las diferencias por sí mismas no explican necesariamente nada: si las mujeres han sido socializadas para actuar de forma distinta a los hombres desde una edad temprana esto podría llevar a todo tipo de estructuras cerebrales, especialmente en un conjunto de cerebros cuyos dueños son todos de edad media o mayores.
En un correo, Ritchie dijo que este paper no puede responder a estas cuestiones, pero es el primer paso en un proceso que podría, eventualmente traer algunas revelaciones al frente. “Nuestro manuscrito es tan solo sobre describir las diferencias y no podemos decir nada sobre la causa de esas diferencias”, explicó. “Según los datos genéticos siguen viniendo del “UK Biobank” (deberíamos tener datos de GWAS de todos los 500.000 participantes en algún momento en los próximos meses, y los datos de neuroimagen, que, eventualmente tendrán un tamaño de muestra de 100.000, se siguen acumulando) podremos empezar a pensar sobre causas ambientales o genéticas, pero no estamos aún en esa fase”.
Así que, de nuevo: este es el tipo de entrecomillado que debería incitar prudencia entre aquellos de nosotros que no somos investigadores. Los investigadores están intentando averiguar todo esto, y si ellos aún no se sienten cómodos haciendo declaraciones firmes sobre cómo una diferencia de tamaño cerebral dada puede explicar la conducta en el mundo, el resto de nosotros también debería tener cuidado también. Hay, en este punto, evidencia sólida de ciertas diferencias robustas entre los cerebros de hombres y mujeres adultos, pero es demasiado pronto para saber con exactitud qué significan esas diferencias –o por qué hay tanto solapamiento-.
#7 Muchas gracias por la traducción.
Son inocentes, pero van presos