El Magnesio y la Vitamina K2 forman una dupla esencial para la densidad de tus huesos. El magnesio es clave porque se encarga de activar la Vitamina D y, además, impulsa la formación de nuevo tejido óseo. Por su parte, la Vitamina K2 funciona como un guía de precisión biológico, garantizando que el calcio se dirija y se asiente correctamente en el hueso, previniendo su acumulación en las arterias. Esta acción conjunta genera una sinergia que no solo es preventiva, sino que resulta fundamental para combatir y revertir la pérdida ósea.