Publicado hace 9 años por Azucena1980 a relatocuentos.blogspot.com.es

Aquella era una noche especial. Si todo salía como estaba previsto, uno de los comensales en aquella cena le traicionaría a las autoridades religiosas. No tenía dudas sobre lo que pasaría después, se imaginaba que intentarían eliminarle, ejecutarle.

Pero la autoridad religiosa estaba sometida al poder civil de Roma, y no podía tomarse la justicia por su cuenta, por lo que necesitaban que fuera el gobernador de aquella lejana provincia judía quien le condenara a muerte. Lo que no sabían era que al cumplir la sentencia, probablemente mediante la crucifixión, sus revolución se afianzaría.