Durante mucho tiempo se ha mantenido la idea de que la democracia existente era el resultado de la acción de ciertas élites y del rey emérito fugado. En sus memorias el caradura del ex rey no tiene reparos para reconocer que su reinado fue una concesión-continuación del franquismo. Cincuenta años después de la muerte del dictador vale la pena reflexionar y tener muy en cuenta que lo que ocurrió no estaba predeterminado, que otros caminos eran posibles y se definieron en una dura lucha entre las clases.
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