La Corona ha impulsado el Brexit de uno de sus miembros para salvarse como institución porque, efectivamente, Carlos es el guardián de su hermano, de su hijo díscolo Enrique, autoexiliado en los Estados Unidos, y de todo aquel que tenga número en la línea de sucesión al trono y pueda hacer mella en su buena imagen con una conducta nada ejemplar. Andrés ocupa el octavo lugar. Esta prerrogativa, una de las pocas que le quedan, solo se le puede arrebatar mediante una reforma constitucional que de momento no se contempla.