Solo un 3% de la población es extranjera, pero hay un claro rechazo hacia los extranjeros, sobre todo cuando se pregunta por nacionalidades específicas, como la China. Hay temor por la seguridad pública y percepción de que se aprovechan del sistema de seguridad social, ligado a la idea de que no respetan la moral ni las reglas japonesas. Ya se empiezan a expresar ideas influenciadas por el movimiento MAGA o la AfD alemana como prohibir que todos los extranjeros, incluidos los residentes de largo plazo, sean propietarios de casas o terrenos.