Un perro a punto de perder su vida tras comerse una mascarilla, ha requerido ser operado de urgencia.
El uso masivo de mascarillas, tras hacerse su uso obligatorio en muchos países puede tener consecuencias inesperadas. Así lo está advirtiendo el Animal Rescue Leage, un refugio para animales de Boston, tras comprobar lo ocurrido a uno de sus perros. De nombre Gibbs, este pequeño perro mezcla de fox terrier ha tenido que ser operado de urgencia tras comerse una mascarilla quirúrgica.
En el refugio explican que a menudo las mascarillas huelen ligeramente a comida, por estar en contacto tan directo con el aliento y la boca de las personas que las llevan, y ese mínimo rastro de alimento es suficiente para que algunos perros opten por comérselas. En este caso, Gibbs, ha logrado sobrevivir, gracias a una intervención a tiempo, sin embargo, en otros casos sin tratamiento, el resultado será la muerte del perro. La mascarilla en sí puede causar una obstrucción intestinal y quedarse atascada en las tripas del perro, y la parte metálica inserta en el reborde superior puede llegar a perforar el tejido blando.
Rayos X de Gibbs, mostrando la mascarilla. Foto: Animal Rescue League of Boston
Si tu perro come una mascarillas, podrías encontrar síntomas como vómitos, letargia, dolor estomacal, diarrea o al contrario, dificultad para evacuar y falta de apetito, entre otros. Si sospechas que esto haya podido ocurrir, debes llevar a tu perro al veterinario urgentemente para salvar su vida. Y no son los perros los únicos animales que se sienten atraídos por el olor de las mascarillas, ya que aves y otros mamíferos salvajes pueden identificar erróneamente estos artilugios humanos como comida. Por tanto, pedimos máximo cuidado a la hora de tirar las mascarillas. Nunca deben dejarse en la calle ni en los parques, tampoco en el campo o la playa, sino que deben depositarse en un cubo de basura cerrado, para que ni los perros ni la vida salvaje no tengan acceso a ellas.