Ve hacia la luz

«El señor Gaona le pide que sea su acompañante». Las palabras resonaban en su mente cuando entró en la habitación. Ahí estaba él, ya sedado y conectado al sistema de acompañamiento. Lo miró y, por primera vez, le pareció viejo.

Esperó pacientemente mientras el médico la conectaba: «No se preocupe, entre gemelos la compatibilidad es muy alta; su mente se acoplará a la de él y sabrá intuitivamente cuándo volver. Todo listo, cierre los ojos.»

...

Estaba en la playa, con el mar a su derecha y a su izquierda un sendero que serpenteaba paralelo a la orilla; allí la esperaba su hermano. Empezaron a caminar juntos, sin hablar, como cuando eran niños. La luz se intensificaba conforme avanzaban, inundándolo todo de blanco. «Tata, gracias por acompañarme.»

...

Abrió los ojos. Vio la habitación y el cuerpo inerte de su hermano en la cama. Y se sintió sola.