Nos podemos imaginar lo terrible de las turbas asaltando las aljamas de esos lugares y las crueles historias personales y familiares de los sefardíes, pero entre todas ellas hay una realmente curiosa, la de Salomón Leví, rabino mayor de la judería de Burgos, que, como miles de sus correligionarios, se convirtió al cristianismo para salvar la vida, y llegó a ser obispo de la capital castellana como Pablo de Santa María; además dos de sus hijos, también conversos, llegaron igualmente a ser obispos.