En 1943, la Segunda Guerra Mundial estaba en un momento crítico. Los aliados habían expulsado a los nazis de África y se preparaban para la invasión de Europa. Pero había miedo de la reacción alemana. Había que engañar a los nazis y para ello los servicios de inteligencia urdieron un astuto ardid: disponer que fuera encontrado el cuerpo de un piloto de la RAF derribado, William Martin, con una cartera que contentía un plan para simular un desembarco en Sicilia, que en realidad iba a ser en Córcega, Cerdeña y Grecia. Todo falso.
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