Una estatua de piedra arenisca de 1,86 metros, casi intacta salvo por los pies, que representa a un guerrero con un torque de tres colgantes idéntico al hallado en la tumba, una «corona de hojas» que recuerda al muérdago, la planta sagrada para los druidas, y una espada corta con empuñadura antropomorfa. Los detalles de la escultura son tan precisos que algunos expertos creen que podría ser un retrato del mismo príncipe enterrado en el túmulo.
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