A principios del siglo IV d.C. el recién nacido Imperio Romano de Oriente se convirtió en escenario de una oscura trama que implicó a no pocos personajes de distintos ámbitos. Dos de ellos, ostrogodos romanizados, llegaron a amenazar la seguridad imperial en un astuto juego a dos bandas en el que fueron derribando a políticos y militares como fichas de ajedrez. Esa intriga tuvo un éxito efímero, pero sus nombres han pasado a la Historia: Tribigildo y Gainas.
Comentarios
Si es que los godos son muy cabreadizos. Que se lo digan a los canarios.
vaya Maricones
La ascensión del nazismo empezó porque un joven Adolf Hitler fue rechazado de la escuela de Bellas artes