Hace 3 años | Por ÆGEAN a historiasdelahistoria.com
Publicado hace 3 años por ÆGEAN a historiasdelahistoria.com

Maupassant solía desayunar en un restaurante de la Torre Eiffel. No por las vistas de las que podía disfrutar desde ahí o por el gusto de hacerlo en un marco incomparable, sino por ser este el único rincón de París donde podía evitar ver lo que él calificaba como una “monstruosidad”. Y del mismo modo se hizo famoso un Manifiesto firmado por varios intelectuales como el escritor Alejandro Dumas o el poeta Paul Verlaine en el cual se oponían, bajo todo tipo de argumentos, a la construcción de la que hoy por hoy es seña de identidad de la capital.

Comentarios

D

La Torre Eiffel es fea de cojones, pero la gente no se atreve a decirlo.

ÆGEAN

#1 A mí me pareció una maravilla de la ingeniería. No es necesario que algo sea bonito para que sea espectacular.