Publicado hace 7 años por a_laragranero a literalmagazine.com

Acusatorio, cargado de indignación, fue el tono que Gonzalo Arango mantuvo en su diálogo con la capital antioqueña a través de su texto Medellín, a solas contigo: “Yacíamos de cara al sol de la tarde mi amiga y yo, modestamente abrazados leyendo un libro de poemas. Nos apuntas con un revólver asesino porque según tu moral eso era pecado, o sea, estar allí solos y benditos de cara al cielo azul. Te empeñabas en que éramos dos delincuentes por estar allí “profanando” la estatua de yeso de nuestro querido Señor Jesucristo."

Comentarios

Arzak_

Una mano

más una mano

no son dos manos

Son manos unidas

Une tu mano

a nuestras manos

para que el mundo

no esté en pocas manos

sino en todas las manos


Gonzalo Arango