Hace 1 año | Por Dakaira a nortes.me
Publicado hace 1 año por Dakaira a nortes.me

Querido y respetado por los suyos, vivió abiertamente su sexualidad, y cuando su cuerpo apareció muerto, el barrio de Cimavilla se echó a la calle para reclamar justicia.

Comentarios

Dakaira

A pesar de que hay alguna noticia más enviada sobre Rambal, esta me parece que hace más justicia de quien fue y como es/era el barriu altu.

Estaba metida en una conversación, con motivo de la inauguración de una escultura en memoria de Rambal, la alegación era que nadie cuenta con su hermana. Esa mujer lleva décadas pidiendo justicia (obviamente entendible) me da mucha pena esa mujer. Creo que la justicia a veces viene por otros derroteros.

En el caso de Rambal podríamos inspirarnos en Unamuno: venceréis, pero no convencereis.
No se puede matar la libertad, siempre estaremos la resistencia. Peleando con uñas y dientes por eso bautizado como justicia divina que no deja de ser, simplemente justicia.

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"La última noche de Rambal está bien documentada: pasa la tarde acompañado de una pareja y sus dos hijos, primero en un bar llamado El Ronchel y después en La Habana. Sobre la medianoche el grupo decide dar la velada por acabada pero Rambal da media vuelta porque ha olvidado su chaqueta dentro. Al salir lo hace acompañado de un joven de unos veinte años de pelo castaño claro y rizado. La pareja que acompaña a Rambal tiene la impresión de que este y el chico se conocen y de que el joven está enfadado con Rambal, de hecho escuchan a este pedirle a su joven acompañante que no le riña en la calle. Sin tener muy claro qué es lo que deben hacer, al final deciden despedirse e irse a casa. Pocos minutos después otro vecino del barrio se cruza con Rambal y el joven desconocido, la pareja parece claramente disgustada el uno con el otro y el vecino, temiendo parecer un cotilla, no se atreve a preguntarle a Rambal si todo va bien. Sobre las doce y media de la noche, dos niñas que viven en el edificio contiguo al de Rambal escuchan a alguien pedir auxilio y se lo cuentan asustadas a sus padres; estos, pensando que es su hijo pequeño, corren al piso de arriba, pero el niño duerme plácidamente y aliviados se van a la cama. Unas horas más tarde el Campo de las Monjas, hoy plaza Periodista Arturo Arias, es un completo caos: el número 4 está en llamas y los bomberos, tras sofocar el incendio, encuentran el cuerpo sin vida de Rambal, tendido en su cama sobre un montón de ropa, apuñalado con un estilete."

Desde luego tiene toda la pinta de lo que entonces se llamaba "un crimen pasional".