Desde una enorme piedra flotante en El Cairo hasta una enorme vaca derritiéndose en Budapest, estas instalaciones inesperadas desdibujan la línea entre la realidad y la imaginación. Algunas esculturas juegan con ilusiones ópticas, mientras que otras representan escenas humorísticas o nos invitan a la reflexión, añadiendo un elemento de sorpresa a su entorno. Transforman los espacios públicos en experiencias interactivas.
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