Ron Bishop sabía que estaba mintiendo. Tenía 14 años y estaba frente a un juez acusando a tres menores de edad de la ciudad de Baltimore del asesinato de su mejor amigo, DeWitt Duckett, ocurrido el 18 de noviembre de 1983. El caso en contra de Alfred Chestnut, Andrew Stewart y Ransom Watkins se veía sólido, respaldado por el testimonio de otros tres supuestos testigos del crimen, por lo que Bishop tenía miedo de lo que podría pasar si él los contradecía. "Si yo decía la verdad, iba a contradecirlos a todos, porque ellos tenían a tres testigos.